Semana Santa, un respiro para los conservadores
Los ritos religiosos de Semana Santa y los de la política se tocan constantemente, son hermanos gemelos, sujetos de la admiración de los seres humanos, por los símbolos más admirados: el Dios de la religión institucional y el poder político.
Como todo mundo sabe, la política ha copiado los rituales más importantes y repetidos de la Iglesia institucional. Y aunque se usen en segmentos de la vida social con finalidades diferentes, en estos días santos, hoy circunstancialmente coincidieron en sus celebraciones respectivas, a tal punto que se puede confundir la visita a los siete templos, o el lavado de pies a los apóstoles, con tocar puertas de los electores busca de su voto y hasta besarles los pies.
Sin embargo, la experiencia nos ha enseñado, y más a los estrategas políticos, que en esta semana que viene, los ciudadanos están más pendientes de los rituales de su religión y gozar de los días de descanso en lo conducente, que poner su atención a los asuntos de la política.
Por eso es fácil anticipar que los candidatos a puestos de representación popular en esta sucesión, van a disminuir notablemente su proselitismo en cualquiera de sus formas, pues se van a dedicar más bien, a revisar sus estrategias electorales y ajustar tuercas y aceitar las armas para reemprender el proselitismo a todo vapor, pasando los días santos.
Claro que existen políticos que quisieran usufructuar el enorme caudal de sentimientos religiosos de estos días para sumar votos con base en ellos. Pero el sentido común y la experiencia, aconsejan que no hay que intentarlo siquiera; que sería una imprudencia que llevaría a la basura a sus proyectos personales.
Enseñanza que es incluso aplicable para el clero que le gusta intervenir en las elecciones usando el púlpito, el tratar de usufructuar el sentimiento religioso de estos días, también como instrumento de persuasión política y electoral en favor del bando político de su preferencia. El mundo desde hace mucho tiempo sentenció: “a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César”. Aunque el mundo de la política cambia continuamente.
Exacto, siendo el mundo de la política y de la religión institucional, etológicamente determinados por la condición humana, el comportamiento de algunos sacerdotes que les gusta la política, como el de los políticos que siempre andan en busca del poder terrenal, es lógico que tienen su corazoncito ideológico y electoral. Como dijera Leibniz “nada de este mundo me es extraño”.
En ese contexto de la Semana Santa, podemos hacer la anticipación de que, en el tema electoral los que van perdiendo y que conocen bien la sociología religiosa de los chihuahuenses, tendrán que usar estos días de extremo sentimiento religioso, para encerrarse en sus cuartos de guerra y buscando fortalecer su campaña teniendo a la vista la próxima semana.
Imaginamos a los ejércitos de promotores del voto descansando, pero a sus generales, replanteando sus estrategias y posiblemente analizando las regiones y los distritos electorales, donde los adversarios se les están metiendo hasta la cocina y están sumando votos; ajustando tácticas y haciendo nuevos diagnósticos según los resultados obtenidos hasta hoy, relativos a la evolución de las campañas; y en que distritos y casillas hay que apretar las tuercas a los representantes generales y los coordinadores de campaña.
Suponemos por lo que se ve hasta el momento, que en el PRIAN van a ajustar tuercas en la región centro sur, que es donde Morena ha centrado sus ataques electorales, poniendo en peligro la solidez de las posiciones conservadoras, ya que ahí es donde se percibe la debilidad de la derecha ante las constantes incursiones y concentraciones populares de las fuerzas progresistas. Circunstancias que no se habían visto en las elecciones pasadas. Pero que ahora tienen con focos rojos al prianismo. Es en esa región donde el ejército de Morena, logró construir y desplegar una cabeza de playa dentro de los terrenos, otrora monopolizados por el conservadurismo.
Es evidente que hasta el momento, la bandera electoral de “la defensa del agua”, como la de “defendamos Chihuahua” no les ha funcionado electoralmente. Pareciera que más bien, es el conservadurismo el que se está defendiendo como gato boca arriba, del despertar de la conciencia política que existe en la sociedad.
La Semana Santa le da tiempo al bando conservador para replantear sus estrategias; y al progresista para afinarlas. Las encuestas siguen favoreciendo a estos.
En base a los hechos, relatados, se deduce que la situación para el bando conservador se torna cada día más difícil, tendiendo a agravarse antes de la elección, ya que incluso en Chihuahua los índices de aprobación social del bando progresista, siguen más altos que los de los que defienden uno de los últimos reductos del conservadurismo.
Hasta el momento así están las cosas. En todo Chihuahua, la lucha por el voto es encarnizada, pero principalmente en la región centro-sur del Estado. Aunque la guerra política está anunciada para generalizarse en abril, lo cierto es que las fuerzas de todos los ejércitos andan ya en el escenario de la lucha directa por el voto, casa por casa y en la psicología de cada elector, con la guerra sucia. Lo que sí es predecible, hasta nuevo aviso, es que la lucha por la Presidencia de la República, ya está cantada. Sólo un evento extraordinario, podría modificar esta cuasi predicción.