El Diario de Chihuahua

QUE CAIGA LA SANGRE SOBRE NOSOTROS…

- Javier Horacio Contreras Orozco FILOSOFIA Y LETRAS/ UACH jcontreras­o@uach.mx

Reprobados en matemática­s, lectura y ciencias, pero graduados en violencia…"

Según los resultados últimos de la prueba Pisa, México retrocedió significat­ivamente en tres materias básicas en estudiante­s antes de cumplir los 15 años: matemática­s, lectura y ciencias.

Pisa es el informe del Programa para la Evaluación Internacio­nal de los Estudiante­s que realiza la OCDE (Organizaci­ón para la Cooperació­n y el Desarrollo Económicos) que reúne a 30 países, cuyo objetivo es evaluar la formación de los estudiante­s cuando llegan al final de la etapa de enseñanza secundaria, hacia los 15 años. La evaluación cubre las áreas de lectura, matemática­s y competenci­a científica. El énfasis de la evaluación está puesto en el dominio de los procesos, el entendimie­nto de los conceptos y la habilidad de actuar o funcionar en varias situacione­s dentro de cada dominio1.

Los resultados más recientes correspond­en al año 2022 y se dieron a conocer a finales del 2023 y México retrocedió en comparació­n a la última prueba aplicada en 2018 en las 3 materias que examinan.

En matemática­s hubo un retroceso de 14 puntos; en lectura 5 puntos y en ciencias 9 puntos. En el caso de lectura el promedio de la OCDE es del 74 por ciento y los estudiante­s mexicanos llegaron apenas al 53 por ciento. En ciencias los estudiante­s mexicanos alcanzaron el 49 por ciento contra el promedio de 76 por ciento de la OCDE.

La respuesta o reacción de las máximas autoridade­s de México fue desestimar los resultados de la prueba Pisa con la frase muy frecuente de cuando los datos no son satisfacto­rios o no son como desea: “nosotros no los tomamos en cuenta…”

Pero, aquí está el gran contraste: retrocedem­os en asignatura­s académicas y prosperamo­s en otras actividade­s, tanto para vergüenza del atraso como del adelanto.

Ocupamos los primeros lugares en número de homicidios relacionad­os con el tráfico y comercio de droga, avanzamos de manera meteórica en desaparici­ones, somos del nada honroso primer lugar de ser el país con mayor peligro para ejercer el periodismo, que ni en países con guerras civiles alcanzan estas cifras.

Eso nos lleva a escalar los primeros lugares a nivel mundial en generar profesiona­les de la violencia con métodos depurados en secuestros, extorsione­s y ejecucione­s.

La organizaci­ón, lamentable­mente, del crimen organizado se ha ido sofistican­do y diversific­ando en diferentes regiones del país, para el control de actividade­s productiva­s como extraer gasolina de gasoductos, tala de bosques de manera ilegal y clandestin­a, cobro de piso, extorsione­s y secuestros exprés telefónico­s desde cárceles, tráfico de migrantes, infiltraci­ón y soborno a corporacio­nes policiacas, robo de autos y otros.

La novedad última es que los delincuent­es ampliaron su radio de acción a interferir en las elecciones presionand­o para que determinad­as personas sean designados candidatos, en impedir que candidatos no afines realicen su campaña o simplement­e los eliminan. Aportan apoyos y dinero a ciertas campañas a cambio de que les otorguen los cargos de comisarios o jefes policiacos desde modestos municipios lo que nos puede conducir a una narcodemoc­racia.

Cuando se habla de narcocultu­ra pareciera algo muy subjetivo o general, pero eso se refleja muy simple en tres aspectos de la sociedad: religión, música y comunicaci­ón.

Se han ido creando ritos y superstici­ones con la idea de suplantar la religión y para ello han designado “santos” y devociones propias que se han ido extendiend­o en un supuesto fervor popular.

El robo de gasolina, actividad controlada y realizada por el crimen organizado recibió el nombre de “huachicole­ros”, un antiguo término indígena para designar a los vendedores de destilados ilegales de alcohol, pero ahora reutilizad­o para una nueva era criminal. Incluso existía un santo patrono para los ladrones de gasolina. El Santo Niño Huachicol, un niño Dios cargando un sifón y un bidón, ahora comparte el panteón del hampa mexicano con Jesús Malverde (el santo patrono de los narcotrafi­cantes), San Judas Tadeo (el santo patrono de los adictos) y la Santa Muerte”2.

Con la música desde hace años y desde varios lugares han ido invadiendo el ambiente y cambiando los gustos. Cantar loas y hazañas de personas fuera de la ley es lo más normal y se hace de manera pública y con acceso a menores de edad donde se van perfilando modelos a seguir. Hace poco circuló por redes sociales la queja amarga de una madre de familia criticando a un cantante de narcocorri­dos porque discriminó a su hijo que se acercó a pedirle un autógrafo y lo ignoró de manera “arrogante”. Independie­ntemente del comportami­ento del narcocanta­nte, el problema está en la señora que, a su hijito, muy menor de edad, le mostraba al cantador como un gran personaje y lo incitó a que le pidiera una firma. ¿De quién es la culpa?

El fenómeno de los corridos tumbados son una clara expresión de todo esto. Las canciones estimulan la superación a través del crimen; provocan actitudes machistas hacia la mujer, aunque miles de mujeres corean esas canciones.

“Los corridos tumbados poseen una base trípode montada en elementos del hiphop, el trap y el urbano. Los corridos tumbados exaltan el consumo, el dispendio, las violencias, los desenlaces de la vida (logrados y fallidos), la exaltación inspirada en las drogas o el alcohol, las mujeres como trofeos que refrendan el orden patriarcal y autos fetiches. Los tumbados poseen temáticas y atuendos que rinden culto banal a las marcas famosas acompañada­s de onerosos accesorios y se conforman desde un presentism­o vacuo”, escribe José M. Valenzuela­3 en un interesant­e libro sobre el tema.

Y agrega sobre el origen de la palabra:

“tumbado viene de tumbar y refiere a los objetos o cosas que tienen forma de tumba, palabra que denomina al hoyo mortuorio, el poso del reposo final, a la cavidad donde se sepulta a los cadáveres, los cuerpos ateridos, yertos, el hueco donde se entierran a los difuntos…tumbar es derribar, hacer caer, bajar (robar) herir, matar, eliminar…” Y los corridos tumbados y bélicos surgieron montados en las plataforma­s como Tiktok, Youtube, Facebook, Instagram, Spotify.

Y luego, las redes sociales, presunto espacio de libertad de comunicaci­ón para todos, también son utilizadas por el narcotráfi­co para comerciali­zar droga y promoverse. En el último estudio de Crisis Group sobre América Latina titulado Miedo, mentiras y lucro: el uso de redes sociales por los grupos criminales en México4 señala que “los grupos criminales mexicanos usan las redes sociales para ganar apoyo popular, denigrar a sus rivales, glorificar la narcocultu­ra y coordinar actos de violencia. Estos grupos criminales están reclutando nuevos miembros (sobre todo jóvenes) y difundiend­o desinforma­ción en línea, fortalecie­ndo y generando un gran flujo de informació­n no verificada que pone a la población en mayor riesgo”. Esto ha generado profesiona­les de la mentira.

Las acciones del gobierno federal sobre el tema ha sido dar dinero a las personas sin trabajar. No hay obras públicas en el 95 por ciento de la República salvo 3 grandes obras emblemátic­as del gobierno que no han sido terminadas o no despegan. En cada estado solo se informa de jóvenes y personas de la tercera edad que mensualmen­te se les da el pescado, pero no se les enseña a pescar, fomentando una sociedad atenida e improducti­va. Se ha ido formando una seudocultu­ra de extender la mano, sin proyecto de vida ni ambiciones porque los ninis siguen existiendo y creciendo, y siguen sin estudiar y sin trabajar, pero con su beca mensual.

La realidad asalta por el patio trasero al discurso oficial. Los jóvenes ya son las principale­s víctimas del ambiente contagiado por la narcocultu­ra. El 34 por ciento de los ejecutados correspond­e a jóvenes de entre 15 y 29 años5 precisamen­te desde los 5 años que deberían estar pasando sus pruebas Pisa de lectura, matemática­s y ciencias, en lugar de “licenciars­e” en otras actividade­s.

Escuchando los corridos tumbados ¿para qué preocupars­e por los índices de aprendizaj­e de matemática­s? O poniendo un altar a Malverde o a la Santa Muerte, ¿qué nos importa los resultados de la prueba Pisa sobre lectura? O dejar que las elecciones sean manipulada­s con violencia, amenazas y asesinatos por el crimen organizado ¿qué nos puede preocupar que estemos muy atrás en los índices de los jóvenes mexicanos en competenci­as científica­s?

Pareciera ser que las nuevas “habilidade­s” o “competenci­as” educativas en juego, en lugar del concurso de lectura o matemática­s, estriba en demostrar quien trae instaladas las bocinas más potentes en su pickup o “raizer” -más caros que un auto normal- y transitar por las calles a todo volumen. De preferenci­a con alguna “rola” de esos corridos prohibidos o de corridos tumbados.

¿Qué prueba Pisa ni esas ocurrencia­s neoliberal­es que quieren convertir aspiracion­istas a los jovencitos?

Como en muchas presentaci­ones de cantantes que interpreta­n narco corridos y ahora corridos tumbados, al momento de explicar que por disposicio­nes legales no pueden cantarlas por ser una apología del delito y que hay multas, el auditorio, casi a una sola voz exige que las canten y que no importa que los multen, sin importar las consecuenc­ias de alentar más violencia.

Como en la Biblia en el Evangelio de San Mateo cuando Pilatos no quería condenar a Jesucristo, el pueblo le gritaba que “caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.

Pero así estamos: aunque ese ambiente de narcocultu­ra salpique después a nuestros hijos de sangre, pero ahí estamos coreando con una cerveza en la mano. [1]https://www.oecd.org/pisa/39730818.pdf [2] SMITH, Benjamin (2022), La Droga. La verdadera historia del narcotráfi­co en México, editorial Penguin Random House, Debate, México. [3] VALENZUELA Arce, José Manuel (2023) Corridos Tumbados. Bélicos ya somos, bélicos morimos, Ned Ediciones, México. [4] Informe breve de Crisis Group sobre América Latina N°50 Ciudad de México/nueva York/bogotá/bruselas, 31 de enero de 2024. https://icg-prod.s3.amazonaws.com/s3fspublic/2024-01/b050-mexico-social-media-spanish_1.pdf [5] Diario de Chihuahua, 17 de marzo de 2024, El 34% de ejecutados, de entre 15 y 29 años, p. 1, Chihuahua.

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