semana mayor, La más solemne Y santa
"La Santa Madre Iglesia, ya desde la edad apostólica, tuvo interés en celebrar todos los años, con una memoria especial, los más grandes misterios de nuestra Redención: la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo". (Papa Pío XII, Decreto Maxima Redemptionis nostrae mysteria, 1955)
En general, los días denominados "santos" revisten una especial importancia, ya sea porque como católicos celebramos los grandes misterios de nuestra fe o simplemente porque para los no creyentes son "días de vacaciones", lo que implica una pausa en el ajetreo diario que quienes sí creemos debemos saber aprovechar. Reflexionemos, pues, qué celebramos de domingo a domingo de la también llamada "Semana Mayor":
DOMINGO DE RAMOS
En este día la Iglesia recuerda la entrada de Cristo a Jerusalén para consumar su Misterio Pascual; por tanto, en todas las Misas se conmemora esta entrada del Señor mediante una procesión o una entrada solemne, antes de celebrar la santa Misa, en la que los fieles portan palmas o ramos y aclaman: "Hosanna al Hijo de David. Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel. Hosanna en el cielo".
LUNES, MARTES y MIÉRCOLES SANTOS
Estos tres días completan la celebración de los misterios pascuales al participar intensamente del conjunto de la Semana Santa. En cada uno de ellos, en la Misa del día, se proclama sucesivamente en la primera lectura los tres textos de Isaías sobre el "Siervo de Yahvé" (Is 42,1-4; 49,1-6; 50,4-9), los cuales constituyen "una profecía de la obra redentora realizada por Cristo, principalmente en el sacrificio de su Pasión y Muerte".
Para la lectura del Evangelio se han adaptado otros pasajes evangélicos que preparan los corazones para celebrar las fiestas pascuales: Lunes, Juan 12,1-11; Martes, Juan 13,21-33.36-38; y Miércoles, Mateo 26,14-25.
SAGRADO TRIDUO PASCUALJUEVES SANTO
Al principio, la celebración litúrgica de la "memoria" de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo estaba toda contenida en la Vigilia Pascual, pero con el correr de los siglos se fue desarrollando dicha celebración más de acuerdo con la cronología, lo que llamamos Triduo.
Posteriormente se introdujo la liturgia del Jueves Santo, fijándose la Misa conmemorativa de la institución de la Eucaristía que pertenece ya realmente al Triduo Pascual y debe considerarse como un enriquecimiento de la única celebración de la Pascua.
En la Eucaristía de esta tarde conmemoramos y revivimos la Última Cena, es decir, cuando antes de entregarse a la muerte, Jesús compartió con sus Apóstoles el pan y el vino y les dijo: "Hagan esto en memoria mía", instituyendo no sólo el sacramento de la Eucaristía sino también el del Orden sacerdotal. Así, gracias al sacerdote debida y lícitamente ordenado, es que hoy podemos alimentarnos en cada santa Misa con el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de Cristo, nuestro Señor. En esa misma Cena, dio a sus Apóstoles ejemplo de humildad y de servicio, con el signo del "Lavatorio de los pies", y un mandamiento nuevo, el Mandamiento del Amor: "Que se amen los unos a los otros como Yo los he amado".
Cabe mencionar que en esta Misa deben consagrarse suficientes hostias para comulgar en la celebración del Viernes Santo, las cuales se colocan en el Sagrario o Monumento, por lo que este día se recomienda se prolongue la adoración pública de Jesús Eucaristía.
En esta celebración se bendice el pan.
VIERNES SANTO
Este día se centra en el misterio de la cruz, instrumento de suplicio y de muerte, pero sinónimo de redención. En muchas comunidades se realizan actos de devoción y piedad como el rezo del Viacrucis, las Siete Palabras y el Pésame a la Santísima Virgen.
La acción litúrgica propia del "gran Viernes", porque NO HAY MISA, se realiza alrededor de las 3 de la tarde y consta de tres partes: Liturgia de la Palabra, Adoración de la Cruz y Sagrada Comunión.
En esta celebración lo recabado en la colecta se envía a Tierra Santa.
SÁBADO SANTO y VIGILIA PASCUAL
Tenemos obligatoriamente que hacer la distinción, porque el Sábado Santo, aunque es una parte integrante de la celebración pascual porque introduce a la participación del "paso" (pascua) de la muerte a la vida, a la vez contrasta con ella porque su característica principal es ser "alitúrgico", o sea, de ausencia de una celebración litúrgica particular.
En el Sábado Santo, llamado algún tiempo "Sábado de Gloria", la Iglesia permanece en ayuno y oración, junto al sepulcro del Señor, meditando en su pasión y muerte, así como en su descenso al lugar de los muertos, y esperando su resurrección en la celebración de la Vigilia Pascual.
La vigilia más importante del año, culminación de la Semana Santa y eje de toda la vida cristiana, es la Vigilia Pascual, cuya celebración se divide en cuatro partes:
1. Liturgia de la luz: El lucernario, o rito del fuego, en que se enciende el cirio pascual, signo de la resurrección de Cristo.
2. Liturgia de la Palabra: Las lecturas proclamadas describen la historia de la salvación: Génesis (creación), Éxodo (liberación de Egipto), Profetas (nueva liberación) y Evangelio (resurrección).
3. Liturgia del agua: Celebra el nuevo nacimiento con la renovación de las promesas bautismales y la administración del sacramento del Bautismo a los catecúmenos, sobre todo de adultos.
4. Liturgia eucarística: Es la cumbre de la Vigilia, pues la Eucaristía pascual anuncia solemnemente la muerte del Señor y proclama su resurrección en la espera de su venida.
En esta celebración se bendice el agua.
DOMINGO DE RESURRECCIÓN
Cristo, vencedor de la muerte, nos ha abierto hoy las puertas de la vida eterna. ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado! ¡Demos gracias a Dios, aleluya, aleluya!