Índices de precios, percepciones y mediciones
Leí una nota sobre el encarecimiento de los bienes de consumo, básicamente alimentarios, destacando la diferencia con el INPC del INEGI. Es comprensible que las personas reciban con impotencia el alza de los precios. Descarto que entre las intenciones de la nota se encuentren producir alarma y descalificar la probidad técnica del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Se puede entender que la mencionada impotencia alimente explicaciones de buena fe, pero carentes de metodología estadística para medir su impacto.
Esto me hizo recordar los errores de argumentación que atinadamente Carl Sagan expone en su libro: El mundo y sus demonios, que identifica tres falacias de pensamiento o de lógica: “selección de la observación” o “enumeración de las circunstancias favorables” al argumento, “estadística de números pequeños” e “incomprensión de la naturaleza de la estadística”. De las cuales adolece el ejercicio realizado por el autor de la nota en referencia, pero llama más aún la atención, la descalificación de la Metodología Estadística del INEGI para levantar la información del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) y difundir sus resultados. Comparto la opinión de los expertos en inflación que afirman que desde la perspectiva del consumidor el INPC es el que mejor mide la inflación.
Tal y como se mide por el INEGI, la medición considera 299 precios de bienes y servicios genéricos que son determinados con base en la ENGASTO 2012 - 2013 (Encuesta Nacional del Gasto en los Hogares) y la ENIGH 2014 (Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares). Cada mes se cotizan alrededor de 318,000 mil lecturas, para recabar la información necesaria para formar los 299 precios genéricos en 55 áreas geográficas representativas en la República, todas con población mayor a 20 mil habitantes. Para los precios de alimentos, se obtienen cotizaciones por lo menos cuatro veces al mes, mientras que para los demás, se utilizan observaciones quincenales. Este índice agrupa los precios en cuatro niveles: específicos, genéricos, subíndices y el general, siendo este último, el INPC. Los específicos son productos o servicios con un detalle de marca y/o modelo particular.
Por ejemplo, cereal de marca X en una caja de 500 gramos vendida en la fuente de datos. Los genéricos agrupan productos o servicios específicos con características similares y constituyen la menor unidad de ponderación dentro del INPC, tal es el caso del pan de caja integral. Los subíndices agrupan genéricos con criterios definidos, como Alimentos, bebidas y tabaco. Por último, el INPC conjunta todos los anteriores.
Antes de proceder a ver la conformación específica del INPC, sus desgloses y ponderaciones, vale la pena repasar algunos conceptos. El INPC es una medición promedio del nivel de precios en un momento dado; la inflación se determina mediante el cambio en el nivel de un periodo a otro. Tal cual, no existe una sola medición o forma de ver la inflación, por lo que cuando se publican los resultados del INPC para una fecha específica, se puede ver la inflación del índice general o de algunos de sus componentes, igual que la inflación quincenal, mensual, anual, anualizada, acumulada en el año o promedio del año. Cada una de estas tasas tiene su propia relevancia y valor analítico.
Como se mencionó antes, el INPC proviene de alrededor de 318,000 cotizaciones de precios de productos y servicios que se realizan en 55 localidades (ciudades) y abarcan 299 conceptos genéricos. Esto permite desglosar el índice en distintas clasificaciones: por localidad, región, estrato de ingreso, objeto de gasto y sus componentes.
Las ciudades seleccionadas abarcan localidades pequeñas (de 20 mil a 190 mil habitantes), medianas (más de 190 mil y hasta 930 mil habitantes) y grandes (más de 930 mil habitantes). Su cobertura nacional permite un desglose regional que involucra siete de ellas. Dado que las ponderaciones provienen de la ENGASTO y la ENIGH, que no sólo incluye el gasto sino además los ingresos de los hogares, el INPC también tiene un índice específico para cuatro estratos de ingreso. Los 299 productos y servicios genéricos se pueden agrupar en distintas formas en función del objeto de gasto. El desglose tradicional abarca ocho subíndices: 1. Alimentos, bebidas y tabaco; 2. Ropa, calzado y accesorios; 3. Vivienda; 4. Muebles, aparatos y accesorios domésticos; 5. Salud y cuidado personal; 6. Transporte; 7. Educación y esparcimiento; 8. Otros servicios.
La nota comentada selecciona una muestra de unos pocos productos alimentarios específicos (5), indicativos (¡?) de cambios en sus cotizaciones, en pocos puntos de venta (5), en un solo momento estadístico.
El levantamiento de la información para determinar el INPC recurre a dos tipos de muestras: aleatoria y no aleatoria. Es ésta, las cotizaciones de genéricos en dos momentos estadísticos en la ciudad de Chihuahua alcanzan una frecuencia de 1,622 cotizaciones.
Si se consideran los propósitos y usos del INPC, entre los cuales están los siguientes: El INPC, en general, es uno de los principales indicadores del desempeño económico del país; sus aplicaciones son numerosas y de gran importancia en los ámbitos económico, jurídico y social. La estimación de su evolución en el tiempo permite contar con una medida de la inflación general en el país, su metodología está basada en las recomendaciones de buenas prácticas internacionales, y la sistematización y mejora continua de los procesos facilitadas por el Sistema de Gestión de la Calidad ISO 9001:2015 y la política de calidad institucional. Además se utiliza, en particular: como factor de actualización de los créditos fiscales; determinante del valor de la Unidad de Inversión (UDI); factor para actualizar la Unidad de Medida y Actualización (UMA); referente en negociaciones contractuales; factor de actualización de valores nominales y como deflactor del Sistema de Cuentas Nacionales de México; es un parámetro en la determinación de los incrementos salariales, los montos de las jubilaciones y las prestaciones de seguridad social; auxiliar en el cálculo de pagos de intereses, montos de alquiler, contratos privados y precios de los bonos que suelen estar indexados al INPC; es además, auxiliar para las autoridades financieras y hacendarias del país en el diseño y evaluación de las políticas monetarias y fiscales, orientadas a procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda nacional y de finanzas públicas sanas; herramienta estadística para empresas e investigadores; entre otros usos.
En el pasado, el Banco de México y en el presente, el INEGI, han cumplido los más exigentes estándares en la formulación de esta valiosa e imprescindible herramienta.