El Diario de Chihuahua

¡Qué delicia!

- Fernando Toledo / Agencia Reforma

El queso es el eterno acompañant­e de cualquier comida, ya que con un solo espolvoreo es capaz de añadir sabor, gusto y excelencia a cualquier platillo

Es el eterno acompañant­e de cualquier comida, ya que, con un solo espolvoreo es capaz de añadir sabor, gusto y excelencia a cualquier platillo. Sí, pensemos simplement­e en una rica pasta espolvorea­da con parmesano. Y solo, puede ser el rey de la reunión, como cuando encanta en una suculenta tabla de madera acompañado solo de uvas frescas y un buen vino.

Se trata del queso, ese producto derivado de la leche, que, según la leyenda surgió en el Medio Oriente, varios años antes de Cristo, cuando un comerciant­e recorrió el desierto guardando un poco de leche en un recipiente hecho con el estómago de un cordero. Cuál sería sorpresa cuando, al llegar a su destino, ver que, debido al cuajo del recipiente y a las altas temperatur­as, la leche se había convertido en un producto sólido.había nacido el queso.

Así, los primeros quesos, parecidos al requesón actual, se han encontrado en las pirámides de Egipto, aunque fue en Mesopotami­a, donde se encontró un friso sumerio dedicado a la diosa Ninhursaq que ya mostraba las fases de la producción de este noble producto.

Posteriorm­ente, empieza a aparecer en la Antigua Grecia, ya mezclado con otros ingredient­es, como harina, miel, aceites y pasas. De allí, la cultura helena la heredó, como muchas otras cosas, a los romanos, los cuales le aportaron otros sabores con hierbas de olor, pimienta y frutos secos.

En la Edad Media, ya era un producto muy difundido en todo el mundo, gracias a las invasiones de los pueblos bárbaros y a las cruzadas, llegando a convertirs­e en un producto muy apreciado por la economía.

En el Siglo XIX, ya se considera al queso como un manjar refinado, y en 1815, se funda en Suiza la primera fábrica industrial, pero será en Estados Unidos, en donde se convierte en toda una industria. Piensen, por un momento, en las hamburgues­as sin queso, por favor. ¡Impensable!

Hoy, por hoy, el queso, en mil y unas formas, está presente en casi todos los países y mesas. Es versátil, juguetón, sabroso, durable, poderoso y casi al alcance de todos los presupuest­os. Si aroma nos acompaña, desde en una simples quesadilla­s hasta un refinado fondué. ¡Larga vida al queso!

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