NOS QUEDAMOS SIN EMPLEOS BIEN PAGADOS
Quizás hayamos visto circular por redes sociales un "meme" que hacía referencia a una vacante de carnicero en la que ofrecían 4 mil pesos semanales; o tal vez vimos la publicación original en su momento y nos causó asombro, el cual después se convirtió en motivo de discusión digital por las distintas plataformas de comunicación. Y es que en ese preciso momento en que se anunciaba la oferta laboral en mención, había otras más, que requerían carrera profesional, ciertos años de experiencia, preparación técnica, idiomas, manejo de paquetes computacionales, entre otras cosas, ofreciendo un sueldo de alrededor del 50% menos que el del carnicero.
Ejemplos como esos nos encontramos a diario, en el que los empleos bien pagados son escasos; más para quienes han invertido bastante en sus estudios universitarios, hasta en los posterior a la carrera profesional o siguen capacitándose en cuestiones técnicas, de habilidades blandas o en cursos o diplomados para aprender otro idioma. Y no es que los otros empleos que requieran menor nivel de estudios deben de ser mal pagados, sino que los de las y los profesionistas deben de reconsiderarse, más cuando son personas con experiencia las que se solicitan o con trayectorias académicas específicas, no se diga aquellos que piden el dominio de un segundo o tercer idioma o de habilidades o técnicas.
En el caso de los recién egresados, por si fuera poca la tortuosa búsqueda de una oportunidad de trabajo, el promedio de sueldo se ubica entre los $6,000 u $8,000 mensuales. La decepción viene después, cuando cuentan con algunos años de experiencia y el sueldo, si bien les va, llega al doble de lo que ganaban en su primer empleo, con el que continuarán, casi sin variación significativa, hasta que decidan retirarse. La mayoría de las veces los sueldos ofertados están en un 30% por encima del salario mínimo vigente y en algunos casos hay limitaciones en las prestaciones que por Ley les corresponden o se ve mal su solicitud (en el caso concluir la jornada laboral en tiempo y forma, solicitar vacaciones y el día de descanso, aguinaldo, utilidades, etc.).
No se ha generado el valor adecuado a las vacantes de los profesionistas, de personas capacitadas y formadas que aportan a la competitividad de las regiones. Es un reto muy grande que no se ha podido superar, tanto de quienes tienen un alto nivel de estudios como de quienes no. A la par de lo anterior, en el caso de Chihuahua, aproximadamente el 60% de la población económicamente activa obtiene de uno a dos salarios mínimos por concepto de ingresos por trabajo; es decir, la mayoría de la población cuenta con un empleo mal pagado.
Aquí el compromiso mayor es del sector privado, de que la competitividad y la generación de utilidades vaya a la par de los ingresos de los trabajadores. O en su caso, los gobiernos atender los estímulos fiscales de los empresarios, de cualquier tamaño, que permitan descansar o aligerar las cargas de contribuciones a las que se someten las micros, pequeñas, medianas y grandes empresas desde su formalización.
Ojalá haya consciencia de que la mejor manera de impactar en el entorno social, en el bienestar de la población es a través del ingreso personal o familiar, más generalizado y no muy particular; de ahí la necesidad de empleos bien pagados, de los que adolecemos y que desde que inició la pandemia han sido más recurrentes, quizás pensando en que quién necesite empleo por la situación que atravesamos, no tendrá otra opción más que trabajar por una remuneración limitada, "pues es lo que hay".