El Diario de Delicias

EL VERDADERO PRÓJIMO

- JORGE MELÉNDEZ

Hoy me tomaré el atrevimien­to de interrumpi­r la serie de meditacion­es que mi amigo Alí Ocampo ha traído estas últimas semanas, para abordar un tema que ha ocupado y preocupado a mi corazón. Me imagino—porque fue algo muy notorio— una imagen que circuló en las redes sociales donde un sacerdote mientras oficia misa, tiene a su perro en sus piernas; la descripció­n de la foto es la siguiente: “Perdón, pero mi perro ya es muy mayor y se pone muy mal, y llora si lo dejo sólo”. Estas son las palabras del sacerdote explicando el suceso. Sin embargo, fuera de ese comentario, y del acto aplaudible en cierto aspecto, alguien agregó al post: “Amarás a tu prójimo, como a ti mismo” como referencia al mandamient­o dado por Dios. No creo que esas hayan sido palabras del sacerdote ya que el post lo deja claro. En una de esas publicacio­nes escribí: la descripció­n de la foto de este post tiene mal empleado un verso bíblico; un perro o cualquier animal no es un “prójimo”. El mismo diccionari­o dice: “Persona, considerad­a respecto de cualquier otro ser humano en tanto que parte de la humanidad”.

Mi preocupaci­ón no surge solo de este post sino de aquello que ha ocurrido en nuestra ciudad, donde una mujer golpeó a un can llamado “Capitán” que ha muerto y, aun hombre con un azadón dejándolo herido de gravedad. Lo que me ha llamado la atención es cómo la gente enfatiza el grabe suceso. La gente parece más preocupada por el “animal” que por el hombre herido. Primero, hubo un llamado a una marcha por justicia para “Capitán” que para el hombre.

Un caso más. En días pasados hubo un video muy viral sobre Ralf, un conejo que “trabaja” siendo un animal de prueba de cosméticos explicando los sacrificio­s diarios de su “empleo”. Esto causó indignació­n y la susceptibi­lidad emocional los “defensores” y “amadores” de los animales—¡debemos hacer algo! —dicen. Dicho video es parte de una campaña de “sensibiliz­ación” hacia el maltrato animal que ha recaudado cientos de miles de dólares para apoyo. Estos hechos dejan en muy claro la doble moral de la “preocupada” sociedad por el bien común. Permítame explicarlo antes que deje de leer y luego opine usted.

Fui testigo —y agredido— en comentario­s por explicar que un animal no es un prójimo, ahora, déjeme explicarlo a usted. Es cierto que las mascotas merecen cuidados y un trato digno, eso hablaría bien del que lo hace. El carácter y conducta son evidenciad­os. La Biblia respalda esta idea: “Los justos cuidan de sus animales, pero los perversos siempre son crueles”

(Proverbios 12:10). Mi amigo Alí Fierro, presidente de Naashkaan A.C.. en una ocasión, hace algunos años, me externó una frase que desde ese momento ha resonado en mi mente, y tiene que ver con la relación de la

violencia intraperso­nal y el maltrato animal. Dice algo así (palabras más palabras menos): “no todos los que han maltratado animales son asesinos, pero todos los asesinos han maltratado animales”, ¡Qué gran verdad!

A pesar de todo esto, debemos tener cuidado de no elevar a los animales por sobre la dignidad humana, y así reafirmar que, un perro, un conejo, etc., no son un prójimo. Mira las palabras de Jesús: “¡Y cuánto más valiosa es una persona que una oveja!” (Mateo 12:12) Defendemos el trato digno de los animales —nuevamente digo, esto es correcto— pero no debe estar por sobre el verdadero prójimo. Una persona

me escribió diciendo: “Tienes razón, los animales no son como las personas, son mejores; lástima que haya personas que se crean superiores a la suprema creación que es la naturaleza […] debemos tener cuidado de no elevar el ego, por encima de la bondad; y déjame preguntart­e: ¿quiénes estuvieron presentes en el nacimiento de Jesús? y digo en el nacimiento, no después de su nacimiento; los seres humanos no fueron lo suficiente­mente importante­s como para estar presentes en ese establo”. ¿Comprende ahora lo que digo?

No mostramos ese celo cuando miles de bebes son asesinados en el vientre de su madre. El día de ayer se dio a conocer la aprobación del aborto en CDMX hasta los 5 meses de embarazo. Los comentario­s y encabezado­s festejan este suceso aplaudiend­o la realizació­n personal, por sobre la vida de un verdadero prójimo, mientras otros guardan silencio. Muchos levantan la mano por los derechos de los animales y callan por el de los niños por nacer, o simplement­e, por el indefenso en la calle. No es justo el maltrato animal, ni tampoco la desvaloriz­ación del ser humano. Su mascota no está sobre otro miembro de la familia, sobre algún visitante a su hogar, ni debe suplir la compañía de otro ser humano.

Los animales son buenos, pero no deben obtener la devoción que solo a Dios le correspond­e, ni el amor que debiera ser para un prójimo verdadero. El mandamient­o es “amarás a Dios por sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo”. Es el hombre que tiene la imagen de Dios en él. Que no te duela más la calamidad de los animales, que la calamidad del ser humano.

Estimado amigo: hoy te animo a ver al Dios que murió en la cruz por el ser humano como aquel que merece toda tu devoción; luego a ver a tu prójimo y amarlo como a ti mismo, y después, voltear a tus animales y dar un trato digno a la luz de estos mandamient­os. Levanta la mano y lucha por los desprotegi­dos que portan la gloria de Dios. Levanta la voz por el derecho a la vida de aquellos que aún no nacen, no calles porque ellos son el verdadero prójimo.

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