El Diario de Delicias

EL AYUNO EUCARÍSTIC­O

- Raúl Sánchez Küchle

Para recibir la Sagrada Eucaristía hacen falta tres condicione­s: 1) estar en gracia de Dios; 2) saber a quién se va a recibir, acercándos­e a comulgar con devoción; 3) y guardar una hora de ayuno antes de comulgar.

El ayuno es necesario como forma de vida para estar listo y saber descubrir la presencia de Dios.

El Catecismo de la Iglesia Católica señala que “para prepararse convenient­emente a recibir este sacramento –la Eucaristía-, los fieles deben observar el ayuno prescrito por la Iglesia. Por la actitud corporal (gestos, vestido) se manifiesta el respeto, la solemnidad, el gozo de ese momento en que Cristo se hace nuestro huésped” (n 1387).

Desde edad antiquísim­a, en efecto, se introdujo la costumbre de distribuir la Eucaristía a los fieles en ayunas (cf. Benedicto XIV, "De Synodo Diocesana”)

Hacia finales del siglo IV se establecía ya en varios concilios (Hipona, III de Cartago, VII de Toledo, III de Braga…) que observaran el ayuno quienes debieran celebrar el sacrificio eucarístic­o.

San Agustín señaló: "Agrada al Espíritu Santo que, para honor de tan grande sacramento, el Cuerpo del Señor entre en la boca del cristiano antes que otro alimento cualquiera".

Hasta antes del Concilio Vaticano II (1962-1965), la Iglesia pedía a los fieles que para poder comulgar en la Misa de determinad­o día, desde las 12 de la noche no tomaran alimentos sólidos ni líquidos. Es lo que se conocía como ayuno eucarístic­o. En ese entonces la Misa se celebraba sólo por la mañana.

A partir del 21 de noviembre de 1964 el Papa San Paulo VI redujo el ayuno a una hora antes de comulgar (no una hora antes de iniciar la Misa) y para las personas enfermas bastan 15 minutos de ayuno.

El Código de Derecho Canónico (can. 919) establece tres principios:

1) Quienes van a comulgar, dentro o fuera de la Misa, han de observar el ayuno de todo alimento sólido o líquido durante una hora, excepto cuando se trate de agua o medicament­os.

2) Los sacerdotes que celebren dos o tres Misas en el mismo día pueden tomar algún alimento líquido o sólido aunque no haya transcurri­do una hora entre la segunda y tercera Misa.

3) Los ancianos y los enfermos, así como quienes cuidan de ellos, pueden recibir la Sagrada Comunión aunque no hayan guardado el ayuno durante una hora.

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