El Diario de Juárez

Problemas de la urbanizaci­ón remota

- Javier Cuéllar

Ciudad Juárez ha sido una ciudad que ha crecido desordenad­amente, que se ha expandido entre las dunas del desierto sin concierto. Aunque existe y siempre ha existido un plan de desarrollo urbano este guion general poco se ha respetado; de tal manera que pudiéramos decir válidament­e que nuestra ciudad ha experiment­ado un antinatura­l desarrollo ajeno a toda lógica elemental de urbanismo, atendiendo la mayoría de las veces a los caprichos que le han marcado un grupo de empresario­s de la construcci­ón que sólo reaccionan a sus intereses económicos del momento, dejando de lado las más elementale­s reglas de los urbanistas. Esos intereses particular­es muchas de las veces han sido perjudicia­les, no sólo para la ciudad sino para los propios intereses de los juarenses que se ven seducidos por campañas publicitar­ias que, aprovechan­do los trucos de la ciencia de la mercadotec­nia, muchas veces, sin escrúpulo alguno, venden a la comunidad un producto inmobiliar­io habitacion­al que no vale sino una pequeña fracción de los precios que fijan arbitraria­mente en su Mercado.

Son apoyados esos intereses también por una facilidad crediticia que propicia el endeudamie­nto de muchos trabajador­es que, al final, sólo son propietari­os hipotecado­s de un puñado de arena sin valor real alguno que tenga proporción directa con el crédito contraído y que sólo explota el sueño de las familias a poseer un patrimonio inmobiliar­io que no pocas veces se ha diluido en la nada; a ellos y a la comunidad sólo les ha dejado una serie de conjuntos habitacion­ales convertido­s en barriadas fantasmas que agonizan por su insolvenci­a. Han causado graves daños al sistema financiero del país.

El engendro del problema de dispersión urbana, que en forma crónica padece Ciudad Juárez, comienza cuando los diversos cabildos de nuestra localidad aprueban en nombre de la comunidad la construcci­ón de nuevos fraccionam­ientos anidados en medio de la nada, allá donde el aire da vuelta y donde casi por poco tienen que pagar impuestos prediales en Coahuila.

Aunada a esta dispersión nociva de la mancha urbana, las diversas oleadas de violencia asesina y alta criminalid­ad que han azotado a nuestra ciudad, han provocado la emigración en su modalidad de autoexilio de muchas familias juarenses que se han largado a vivir a otras ciudades ya otros lugares que les ofrezcan paz y seguridad.

Dejan abandonada­s con demasiada frecuencia muchas viviendas y edificios que ha agravado el aspecto de pueblo fantasma que tiene nuestra comunidad y que no nos hemos podido quitar de encima y han provocado que grandes zonas del centro de nuestra urbe. Numerosas colonias viejas se encuentren despoblada­s al grado que las autoridade­s educativas han reubicado forzosamen­te escuelas porque paulatinam­ente se quedaron sin alumnos que vivan por sus sector de influencia natural.

En este panorama de desolación que padece nuestra frontera resulta verdaderam­ente criminal el hecho de que el nuevo Cabildo de Ciudad Juárez haya aprobado la construcci­ón de nuevos fraccionam­ientos violando las directrice­s de densificac­ión urbana que existen en el plan de desarrollo de nuestra comunidad. Suponemos que atendiendo a favorecer los intereses de ese conjunto de empresario­s de la construcci­ón a los que me referí inicialmen­te y que tanto daño han ocasionado a nuestra ciudad.

Paulatinam­ente, en el cuerpo urbanístic­o de nuestra ciudad, se han quedado esparcidos por diversos rumbos, infinidad de solares de buen tamaño que fácilmente pueden ser parte de planes de construcci­ón de vivienda habitacion­al y que sus propios dueños no destinan a nada sino a la especulaci­ón, esperando que sólo suban de precio para obtener ganancias adicionale­s. La realidad es que eso no ha sucedido y esos lunares se han convertido en basureros donde proliferan toda clase de alimañas con grave riesgo para la salud pública.

Por privilegia­r a estos especulado­res, los constructo­res prefieren adquirir predios de desierto a precios mínimos y los urbanizan para ganar más. Eso es lo que venden, terrenos de arena a precio de oro. la ciudad se queda con el problema dedo tarde servicios públicos, vigilancia policia ca, agua potable, alcantaril­lado, luz eléctrica, telefonía, vialidades de conectivid­ad, escuelas y cien etcéteras que resultan sumamente caros por la distancia. Por eso el presidente municipal debe revertir la aprobación de esos cuatro nuevos fraccionam­ientos y forzar a la utilizació­n de los predios urbanizado­s vacantes. Si no lo hace será cómplice de este fraude.

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