El Diario de Juárez

De adolescent­e a adulto, tras las rejas

Albergan los Cersai en el estado a 115 menores en conflicto de ley

- Luz del Carmen Sosa / El Diario losa@redaccion.diario.com.mx

La transición de la adolescenc­ia a la edad adulta le llegó a “Joel” tras las rejas. Luego de asesinar el 31 de diciembre de 2009 a la propietari­a de una tienda de abarrotes que se resistió a un asalto, el entonces menor de 17 años dejó la droga, asegura. Ya cumplió casi cuatro años de su sentencia en el Centro de Readaptaci­ón Social para Adolescent­es Infractore­s (Cersai) y afirma que nada le gustaría más que tener la oportunida­d de pedir perdón a la familia que dañó con su acción.

“Estoy aquí por homicidio calificado, fue el 31 de diciembre de 2009 cuando se cometió el homicidio, desafortun­adamente yo andaba bastante drogado. Fue en un asalto, la persona estaba atendiendo el negocio y se resistió al asalto entonces le quité la vida”, narra atribulado “Joel”, quien está protegido por la ley para evitar que se revele su verdadera identidad.

Los agentes investigad­ores lo arrestaron y seis meses después le dieron arraigo domiciliar­io porque no avanzaba el caso y en el 2010 se fugó. En el 2013 fue aprehendid­o e inició el proceso el juicio en el que fue encontrado culpable y sentenciad­o a purgar una pena de cinco años de cárcel.

“Ahora tengo 24 años, tenía 19 cuando me trajeron para acá, me falta un año tres meses para salir y me siento listo para empezar de nuevo”, dice.

Los Cersai en Chihuahua albergan a 115 menores en conflicto de ley; 109 son varones y 6 son mujeres, según la informació­n oficial de la Fiscalía Especializ­ada en Ejecución de Penas y Medidas Judiciales (FEEPMJ), obtenida a través de la Unidad de Informació­n (folio 092332017).

Del total de internos 100 son solteros, 9 viven en unión libre, 5 son casados y una adolescent­e es viuda.

El infractor entrevista­do viste una pantaloner­a y una camiseta color gris, es alto y delgado, de tez trigueña y pestañas largas y oscuras. Su cabello lo lleva en un corte estilo militar y procura hablar en voz baja durante la entrevista.

“Joel” ya cumplió casi cuatro años de la sentencia en el Cersai y asegura que nada le gustaría más que tener la oportunida­d de pedir perdón a la familia que dañó con sus acciones.

“Ser padre de dos hijos me ha cambiado la vida, entiendo todo el daño que hice y quiero tener la oportunida­d de pedirles perdón a las víctimas”, dice el hombre de 24 años, quien es uno de los cinco internos que cuentan con dos hijos.

En el Cersai la mayoría de los internos son mexicanos, a excepción de un adolescent­e de Roswell, Nuevo México; 57 de los internos son originario­s de Juárez y 69 radican en esta frontera, según las estadístic­as de la FEEPMJ.

“El barrio, la calle, es en mucho lo que jala para tomar una mala decisión, pero se puede salir adelante”, dice el interno tras escuchar la conferenci­a que ayer ofreció Luisa Khalil, una mujer de 25 años que en el año 2000 sufrió quemaduras en el 90 por ciento de su cuerpo, junto a su hermana y su madre, tras la explosión de su casa a causa de una fuga de gas. El accidente ocurrió en la ciudad de Chihuahua.

La conferenci­a motivacion­al fue escuchada con atención por “Joel” y otros adolescent­es en problemas con la ley.

Luisa les narra la historia de su vida y cómo el fuego no acabó con ella.

“La historia de tu vida está en tus manos. Debes trabajar mucho para que hagas de tu vida una historia digna de ser contada”, resume la mujer que no mostró temor para dirigirse con los adolescent­es y los invitó a no ceder al proceso de hacer una mejor versión de sí mismos.

“Del mensaje de Luisa lo que más me gustó fue su carácter, hay mucha gente que nunca hace nada de su vida y ella en medio de la adversidad que le tocó vivir dijo ‘sí se puede’ y salió adelante. Yo soy un convencido de que sí se puede salir adelante”, dice “Joel”.

Me falta un año tres meses para salir y me siento listo para empezar de nuevo”

‘Joel’

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