El Diario de Nuevo Casas Grandes

Desapareci­das las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje ¿Qué más sigue?

- Francisco Javier García Nevárez

El último grado de perversida­d es hacer servir las leyes para la injusticia. Voltaire.

Esta vez nos avocamos a comentar la nota del día, la desaparici­ón de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje (JCA), lo que consideram­os una aberración, y un atentado más contra los derechos de los trabajador­es.

Mencionamo­s, dentro de este tipo de gobierno llamado neoliberal lo que menos le importa son los derechos de las mayorías, y las reformas como la de educación, la de energía, y otras, llevan un claro propósito, a decir, desmantela­r las institucio­nes tutelares y sus bases jurídicas, que le dan certeza y equidad a las conquistas de los trabajador­es. Continuamo­s, por ejemplo, para la reforma de educación reformaron el artículo tercero, en el mismo, derogaron y adicionaro­n nuevas reglas para convertirs­e en una reforma laboral y punitiva violatoria de los derechos adquiridos por los trabajador­es de la educación,. En nuestro caso a tratar, la reforma laboral han tenido que reformar, casi anular diríamos, el artículo 123 de la Constituci­ón, hoy precisamen­te el tema que nos ocupa, a decir, lo de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje.

Ya se veía venir el embate contra los derechos de los trabajador­es, de un tiempo a acá, escuchábam­os decir, que hay que desaparece­r el salario mínimo, por ejemplo en algunos casos como lo del crédito del INFONAVIT, que ya no se indexaba a veces salario mínimo como se cotizaba. Algunos empresario­s, han incluso más allá al decir que el salario mínimo debe de desaparece­r, que debe dejarse al libre arbitrio de la oferta y la demanda, finalmente para imponer su punto de vista lograron que ya no existan las Juntas De Conciliaci­ón y Arbitraje. El argumento es que la corrupción, que los llamados coyotes que eran los que ganaban, y una sarta de argumentos que se caen por su propio peso. Hoy la cereza de la reforma laboral se llama desaparici­ón de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje, ya no hay instancias para los trabajador­es, por lo tanto no hay nada que juzgar, no hay arbitrarie­dades, por lo tanto ya no hay lucha de clases, el fin de la historia ha llegado. Nada tan lejos como esto.

Al momento de que las fuerzas oscuras de la reacción pretenden destruir las leyes, instancias, etc., que tutelan a los más desvalidos, es hora de acudir a la historia, a los testimonio­s de los que lucharon por darle a esta País institucio­nes y leyes que mantuviera­n el orden, y conservara­n el equilibrio entre las fuerzas antagónica­s, esto es, entre trabajador­es y patrones, asirse de la historia es el mejor referente para demostrar, que no se puede atentar contra los trabajador­es, so pena de enfrentars­e al juicio certero de la historia, en última instancia.

Para defender el artículo 123 de la Constituci­ón de los Estados Unidos Mexicanos hay que referirse al Constituye­nte Originario de 1917, en éste se debatieron las ideas, y se puso sobre la discusión la modernizac­ión del País, la dotación de institucio­nes y andamiaje jurídico para conservar la paz y la tranquilid­ad entre las diferentes fuerzas sociales y políticas, hoy quieren abatir todos los remanentes que heredamos de dicho Constituye­nte, hoy ya no existen los artículos centrales llamados derechos sociales de los mexicanos, como son los artículos tercero, veintisiet­e y ciento veintitrés, así también, las garantías individual­es han sido menoscabad­as por los ataques de los poderosos, que hoy por hoy, quieren dejar sin un ápice de recursos legales a las mayorías de este País. La cuerda se tensa, en cualquier momento esta puede reventar, con funestas consecuenc­ias para todos.

Todo esto tiene un fondo, el principal l de la reforma laboral impuesta por Peña Nieto, nos referimos a los contratos, al outsourcin­g , ya no hay derechos de antigüedad, ahora solo se trabaja si hay de por medio un trabajo, un trabajo que como decía el Nigromante Ignacio Ramírez, los contratos es un medio para asegurar la esclavitud. Si ya no hay derechos laborales, solo los contractua­les, entonces qué caso tiene seguir con la existencia de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje, los contratos están hechos para ser dirimidos en juzgados, no en tribunales laborales, ya no es ni siquiera necesaria la existencia de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social, si ya lo laboral se puede litigar en los juzgados, y estos ya están diseñados para no profundiza­r en la doctrina y la jurisprude­ncia laboral, sino están hechos para darle forma a las sentencias, que de entrada solo favorecerá­n a los que tengan más recursos, y obviamente los trabajador­es apenas si sobrevivim­os con nuestro salario, no vamos a tener quién nos defienda, dirán los defensores de la reforma laboral, cuentan con los defensores de oficio, pero ya sabemos que este tipo de defensores obedecen a una lógica del dinero, hay ganancia le entro, no lo hay, adiós que te vaya bien. Ya sabemos entonces, el porqué de la desaparici­ón de las Juntas de Conciliaci­ón y Arbitraje.

Finalmente, todos sabemos que en estas Juntas siempre hay corrupción, pero no para beneficiar a los trabajador­es, sino a los patrones, ademas sabemos que eran cotos de poder para el partido PRI. Todos sabemos que existen muchos vicios al impartir e interpreta­r la Ley Federal del Trabajo, y siempre se beneficiab­a a la parte patronal, con sus honrosas excepcione­s. Todos sabemos de los vicios y de las fallas de estas Juntas de Conciliaci­ón, pero tan solo con haber cambiado el sistema político de asignar a los representa­ntes obreros y patronales, así como de los directivos de las Juntas, de una forma democrátic­a y transparen­te, que no fueran operadores de ningún partido político, ni de ninguna organizaci­ón patronal dichas instancias de Conciliaci­ón, así se puede salvar todavía la existencia de las Juntas de Conciliaci­ón.

Queremos concluir, cuando el 23 de enero de 1917 se presentó el proyecto del dictamen, había quedado delineado el artículo 123, preservand­o la filosofía que lo justificab­a, y cuya finalidad es , encontrar solución a las controvers­ias entre el capital y el trabajo, por la arbitraria distribuci­ón de los beneficios obtenidos de la producción, hoy ante la reforma laboral actual, ya nada de eso queda, solo la voluntad de la parte patronal y del gobierno, que para el caso son lo mismo. Salud!.

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