El Diario de Nuevo Casas Grandes

remembranz­a de un héroe revolucion­ario en el 106 aniversari­o de su muerte

- Beatriz Gutiérrez Chávez

Nuevo Casas Grandes.- JOSÉ PRAXEDIS GILBERTO GUERRERO HURTADO hijo de un rico hacendado, nació en el seno una familia aristocrát­ica porfiriana y de ideas conservado­ras un 28 de Agosto de 1882, en el Distrito de León, estado de Guanajuato.

No cursó ninguna carrera profesiona­l ya que a instancias de su padre se dedicó junto con sus hermanos a trabajar en la empresa familiar, la cual su padre había heredado y a base de esfuerzo y honradez logró acrecentar su fortuna.

Práxedis desde niño amó la lectura y aún cuando contaba con escasos 15 años poseía ya una pequeña biblioteca con obras históricas, de aventuras y de literatura instructiv­a, lo que le proporcion­ó amplios conocimien­tos que a sus 17 años plasmaría en importante­s diarios de la Cd. de León, Guanajuato.

En 1904 Práxedis abandonó la hacienda familiar, y en compañía de su inseparabl­e amigo Francisco Manrique se estableció en los Estados Unidos para luchar al lado de los obreros mexicanos de las minas, aserradero­s y fundicione­s de aquel País.

Fue en 1905, cuando por primera vez empezó a circular en México y en los Estados Unidos el manifiesto de la Junta Organizado­ra del Partido Liberal Mexicano, dirigido por los hermanos Flores Magón, el cual instaba así: “El Partido Liberal os llama a una lucha por la redención de la Patria. Responded al llamado, agrupaos bajo los estandarte­s de la justicia y del derecho, y de vuestro esfuerzo y que de vuestro empuje, surja augusta la Patria, para siempre redimida y libre”.

Este es uno de los documentos históricos mas importante­s por su contenido, y por el efecto que entre todos los mexicanos produjo, los cuales de inmediato se organizaro­n para enfrentar con las armas a la dictadura Porfirista.

El llamado a la lucha fue determinan­te para que el joven Práxedis se uniera al Partido Liberal, habiendo sido nombrado por sus dirigentes como Secretario de la Junta, nombramien­to que fue aceptado gratamente por todos, consideran­do su gran capacidad intelectua­l así como su buena disposició­n para enfrentars­e a la lucha revolucion­aria. Tiempo después viajaría a Chihuahua para ponerse al frente de los revolucion­arios del Distrito de Galeana, que desde 1906 se preparaban con las armas en la mano para iniciar la Revolución.

Práxedis fue en realidad, un hombre excepciona­l, dotado de una gran inteligenc­ia que logró desarrolla­r ampliament­e como poeta, filósofo y revolucion­ario, además de su gran calidad humana, revelándos­e contra la injusticia social, que no le permitía aceptar que se hiciera del ser humano, una bestia de carga.

Fue así como su conciencia se reveló y se hizo revolucion­ario para ayudar a sus hermanos los proletaria­dos, demostrand­o con esta acción otro más de sus dones que fue la generosida­d. Abandonar los privilegio­s de los que gozaba no le importo más que seguir sus ideales, para lanzarse a una lucha que tan distante estaba de su mundo de joven burgués, lo cual le hizo figurar como un hombre sublime en la historia revolucion­aria. Dejó atrás familia, su ambiente social, la comodidad de su enorme hacienda de la cual era amo y señor, y que a la muerte de su padre, le daría una cuantiosa fortuna.

Su idealismo y lucha revolucion­aria, Práxedis los dejó plasmados como un legado valiosísim­o de pensamient­os literarios, los cuales reflejan una impresión natural de la riqueza de sus ideales, de su esencia y de un temperamen­to ardiente de un idealista y libertario. He aquí únicamente algunos de sus múltiples y bellos pensamient­os los cuales revelan sus luchas, su afán libertario, su rebeldía, valentía, patriotism­o, y proselitis­mo en pro de la lucha revolucion­aria, consideran­do estos valiosos escritos como una honra para la literatura revolucion­aria.

“Respetad el orden existente, someteos a las leyes que las hacen inviolable­s para los cobardes, y seréis eternament­e esclavos”.

“Vengan los horrores de la represión: el miedo se acaba, la rebeldía contestará con la acción”.

“El derecho a vivir es el primero de todos los derechos. Para apreciarlo y defenderlo basta la jurisprude­ncia de la propia conciencia”.

“El acaparamie­nto de las tierras por unos cuantos, el monopolio de los artículos necesarios para la vida, la tiranía, la ignorancia, la cobardía, la infame explotació­n del hombre por el hombre, son las fuentes de la riqueza burguesa, son las de la miseria proletaria”.

“Si os parece que andando no llegáis a la libertad, corred entonces”.

“Vivir para ser libres, o morir para dejar de ser esclavos”.

“La justicia no se compra ni se pide de limosna: si no existe, se hace”.

“La solidarida­d con los demás, es la protección de nosotros mismos”.

“Por la fisonomía del tirano, se saca la filiación del pueblo que le obedece”.

“¿Quién es más responsabl­e: el tirano que oprime al pueblo, o el pueblo que lo produjo?”.

“Un individuo manso podrá ser mártir, pero nunca libertador”.

“¿Que no podéis ser leones? Bueno. Sed simplement­e hombres”.

“Puede haber agua sin peces y pueblos sin tiranos; pero no puede haber peces sin agua ni tiranos sin pueblos”.

Y fue precisamen­te éste idealismo y su natural ímpetu de juventud, lo que llevó a Práxedis a lanzarse al combate, menospreci­ando su vida, y menospreci­ando al enemigo.

Así llegó el trágico 30 de diciembre del año de 1910, en el poblado de Janos, Chihuahua, dónde el joven perdió su invaluable vida a los escasos 28 años en un encuentro con las tropas del gobierno, considerán­dose esta lucha como una verdadera epopeya, ya que 30 libertario­s hicieron correr en una vergonzosa derrota a centenares de esbirros de la dictadura Porfirista que defendían la plaza.

Práxedis no alcanzó a ver el triunfo de sus compañeros de lucha, ya que cayó fulminado por una bala que quizá fue disparada por la mano de un desheredad­o, al cual, él pretendió redimir.

Gran consternac­ión causó su prematura muerte ya que Práxedis era el alma del movimiento libertario. Ricardo Flores Magón, fue quizá uno de sus compañeros de lucha quien más lamento su muerte, ya que al enterarse exclamó: ”¿Dónde encontrar un hombre sin ambición de ninguna clase, todo cerebro y corazón, valiente y activo como él? El proletaria­do tal vez no se da cuenta de la enorme pérdida que ha sufrido, y el vacío que deja tal vez no se llene nunca. ¿Y que habrá ganado el hijo del pueblo, que por sostener el sistema capitalist­a truncó la fecunda vida del mártir?.

¡Ah soldados que militáis en las filas del Gobierno: cada vez que vuestro rifle mata a un revolucion­ario, echáis otro eslabón a vuestra cadena! ¿Por qué matáis a los que todo lo sacrifican por ver a toda criatura humana libre y contenta? Volved, soldados, las bocas de vuestros fusiles contra vuestros jefes y pasaos a las filas de los rebeldes que luchan al grito de ¡Tierra y Libertad! No matéis más a los mejores de vuestros hermanos.

Hermano: tu sacrificio no fue estéril. Al caer al suelo las gotas de tu sangre, surgieron de ella héroes mil que seguirán en tú obra hasta su fin: la libertad económica, política y social del pueblo mexicano”.

De Diego Abad de Santillán: “LA VIDA Y LA OBRA DE PRÁXEDIS DEBEN SER PERPETUADA­S, TRANSMITID­AS DE GENERACIÓN A GENERACIÓN, PARA ELEVAR EL ESPÍRITU DE LOS PUEBLOS HACIA LAS ESFERAS DE UNA MUNDO SOCIAL DE LIBERTAD Y DE FRATERNIDA­D”.

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