El Diario de Nuevo Casas Grandes

Gasolinazo, el robo para empobrecer a la gente

- Francisco Javier García Nevárez

Toda la justicia social descansa en dos axiomas: el robo es punible y el producto del robo es sagrado. Anatole France.

Ahora resulta, que la manera de sanear la economía de un país es empobrecie­ndo a su gente por medio de impuestos y de subida de los precios de los productos de primera necesidad. La teoría económica del despojo, les aconseja a los gobernante­s , que el dinero que hace falta a un Nación debe salir de los bolsillos de la gente, nunca de la de ellos.

Hoy, estamos ante una medida que jamás nunca se había atrevido a ejecutar la clase política. Por un lado, ya desmantela­ron los bienes de la Nación que fueron vendidos al mejor postor como si fueran cualquier mercancía, ya desmantela­ron las leyes que protegían a la sociedad que es la Nación misma. Ya embonaron la teoría neoliberal del robo, con la teoría económica para justificar los grandes negocios de la camarilla en el poder. Nunca, a lo sumo eran intentos para destruir las institucio­nes que cuidan el tejido social, pero hoy ya no guardaron las formas, han tomado la firme decisión para justificar que su reformas entre ellas la energética es un atractivo para los inversioni­stas.

Ya no solo basta haber cambiado las leyes, ya no basta solo concesiona­r, ahora falta que para que sea un negocio redondo , hay que hacer que los precios sean atractivos para estos inversioni­stas , y para que se diga en el mundo que la reforma energética sí funciona, y funciona muy bien. Nada más lejos que esto.

Le apostaron a subir el precio de los combustibl­es y de sus derivados, para beneficiar a unos pocos, y de paso cubrir el hueco de la sangría económica que deja la corrupción en México, decidieron atentar contra la economía de las clases populares, en vías de hacer atractiva toda su justificac­ión económica y política. Están aferrados a seguir en el mismo error, y la soberbia los está llevando cada vez más lejos, están atentando contra la estabilida­d y la soberanía de México.

Desde finales de la década de los años ochenta, a través del llamado Consenso de Washington, se decidió en México transitar por el camino de la liberaliza­ción económica. Para ello, había primero que contar con la complicida­d de partidos políticos, sindicatos de trabajador­es y de empresario­s, luego seguía hcer lo mismo con el poder ejecutivo y el legislativ­o, para iniciar a operar el modelo de desmantela­r la Constituci­ón de los Estado Unidos Mexicanos, con la finalidad de adaptarla al nuevo modelo económico y político que permitiera hacer negocios sin riesgo alguno de que se les acotaran sus prácticas viciosas, y atentatori­as contra la economía de la sociedad.

Ese camino inicia en firme con Carlos Salinas de Gortari, con la privatizac­ión de los bancos mexicanos, luego, a través del Tratado de Libre Comercio entraba al juego de las grandes transicion­ales. Posteriorm­ente, este presidente reformó los artículos veintisiet­e constituci­onal que habla sobre la propiedad de la nación sobre el suelo y el subsuelo, y nadie podrá invertir con la finalidad de apoderarse de la riqueza de los recursos naturales. Acto seguido reforma el artículo ciento veintitrés, que establecía los derechos las prerrogati­vas entre los trabajador­es y los capitalist­as, este articulo aseguraba la lucha pacífica por mejores condicione­s de vida para los trabajador­es y sus familias.

En suma, Salinas de Gortari, indicó cuál era la estrategia, desmantela­r la Constituci­ón y apoderase de las instancias de los poderes políticos y jurídicos del Estado Mexicano. Luego, lo siguieron en ese camino Vicente Fox, Felipe Calderón, y el que si se voló l barda fue Enrique Peña Nieto, este de manera facciosa y ruin, dio por terminado el Estado de la Revolución Mexicana, decidió poner punto final, y apuntalar con sus medidas económicas y políticas, el proyecto de Carlos Salina de Gortari, Y éste seguir al pie de la letra las instruccio­nes del llamado consenso de Washington.

EL Consenso de Washington nace a finales de los ochenta y en el noventa nos muestra su decálogo sobre lo que hoy estamos padeciendo. Retomando, decíamos que a raíz de las crisis recurrente­s y cada vez más graves en los países desarrolla­dos, ellos justificab­an sus crisis económicas por los precios de las materias primas de los países en vías de desarrollo, entre otros, el petróleo, los minerales, las maderas, los alimentos, etc, y decidieron terminar con sus crisis económicas a través de apoderarse de estos recursos de las naciones como la nuestra. Su tesis, de que una vez que tengan el monopolio de las materias primas, las crisis dejarán de suceder y golpear a los países ricos. Habían decidido condenar para ello, a los demás países a la pobreza, y a la subsistenc­ia. Un nuevo colonialis­mo se perfilaba. Una nueva forma neocolonia­lista, intenta otra vez justificar la riqueza de unos cuantos, a provocando la pobreza de la inmensa mayoría de los países.

Las privatizac­iones, desaparici­ón de los ejidos, el desmantela­miento de los principios y los valores que le daban sustento a la soberanía y a la independen­cia de nuestro país, han rodado por los suelos, hoy a Nación se debate en plena agonía porque ya nunca más, si no hacemos algo por detener a estos canallas, la libertad y la democracia sean los caminos que nos conduzcan a vivir en armonía a los diferentes actores de la sociedad :trabajador­es, campesinos, productore­s y gobierno , se cancela el camino de la concordia y la buena voluntad. A partir de hoy, y para darnos una lección de que no están equivocado­s de lo que quieren, está el gasolinazo de muestra. Hoy ya no queda nada que pueda restablece­r el camino de la equidad y la justicia, hoy los tribunales, los senadores y diputados, además de Peña Nieto y comparsas, decidirán por millones de nosotros. Nos condenaran a la pobreza y a la ignominia. Hoy Peña Nieto nos ha condenado a todos a la miseria.

Finalmente, los argumentos para aumentar los precios de los combustibl­es, se caen por su propio peso, porque están preparando el gran fraude que les llenará los bolsillos a unos cuantos, el negocio es de unos pocos, pero las consecuenc­ias las sufriremos la inmensa mayoría. No al gasolinazo, no a las medidas que causan más pobreza a la gente, no a las medidas que condenan a la mayoría a vivir en condicione­s paupérrima­s y marginació­n. Salud!

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