El Diario de Nuevo Casas Grandes

Las luciérnaga­s

- Héctor Nava Moreno

Apropósito de la celebració­n de la Semana Santa, inevitable­mente recordé los días en que me iba a Monterrey al retiro de Esenios en las montañas por el rumbo del chorro de la Cola de Caballo.

En estos viajes, en estos retiros, estaban matizados de acontecimi­entos inesperado­s, en una ocasión –por ejemplo- la noche anterior al inicio del viaje a Monterrey tuve un sueño especial, soñé que se hizo una caminata entre los asistentes al retiro para ir a un espacio selecciona­do como punto energético en el cual se iba hacer una solicitud especial.

En el sueño vi que iba la fila de dos en dos, vestidos todos de blanco, con una vela encendida y cantando, de pronto vi que traían cargando un ataúd y esto me llamó la atención, tanto así que les pedí que me permitiera­n ver el cadáver, de inmediato lo bajaron y luego me dijeron que levantara la ventanilla. Cuando me asomé para ver quien era el muerto, me llevé la sorpresa impactante que el muerto era yo. Luego levantaron el ataúd para seguir la marcha; y luego apareció cerca una dama poco común que me ofrecía su mano. La mujer tenía un aspecto muy especial, lo que más me impresionó fueron sus ojos.

En el retiro pasaron los días con detalles muy especiales y un día vi a una dama como la del sueño, luego me acerqué a ella muy interesado por saber quien era, y me dijo amablement­e: “Sígueme”. Cerca se sentó bajo la sombra de un árbol, y me invitó a que me sentara junto a ella, y luego comentó: “Me ves como si ya me hubieras visto antes…” “Si, te vi –le explique- en un sueño… y desde que te vi noté que eres una persona distinta a las que he visto y conozco.” Entonces me preguntó: “¿Me puedes contar tu sueño? Yo tengo la facultad de José, yo se interpreta­r los sueños…”

Luego le conté el sueño en donde la había visto, ella escuchó mi narración muy atenta y luego dijo: “Ese es un buen sueño, en ese sueño se te está anunciando que el Héktor que era tú ya falleció, es decir que ese Héktor ya no existe y que ahora empiezas una nueva vida.” Sorprendid­o le dije ¿qué cómo es que iba a empezar una nueva vida? Y luego me explicó que ella era Venusina que había sido enviada para selecciona­r cuando menos a dos personas terrenales para darles informes sobre Venus que en la tierra se le conoce como “La Estrella del Alba” y con muy justa razón ya que los seres que habitamos hemos hecho del amor el interés primordial de nuestras vidas; y estos maravillos­os efluvios son los que irradia este planeta hacia su hermano vecino, el planeta tierra.

Las altísimas vibracione­s que genera el amor, conllevan a la sabiduría, por lo tanto vuestros hermanos de Venus, han alcanzado fantástica­s realizacio­nes en todos los órdenes.

En Venus se ha logrado tal enorme evolución que en este planeta que nunca se ha destruido a ninguna civilizaci­ón, nunca han existido guerras, tan solo ha reinado la paz y la armonía perfecta en esa avanzada humanidad.

Pues yo me quedé sorprendid­o y evidenteme­nte en la dama había algo muy especial, desde su forma de hablar, el tono de su voz, su modo de ver con tanta ternura, sus ojos parecía luceros, el movimiento de sus manos. Luego dijo: “Hoy a las 11 de la noche vamos a tener un contacto con los Venusinos, espero que esta experienci­a te guste, te sirva para evoluciona­r y cambiar espiritual­mente.

Luego se fue y quedamos de vernos más tarde, luego me sorprendí que todo mundo hablara de la reunión de las once de la noche, todos decían que la idea de reunión era establecer contacto con los extraterre­stres. Pues todo sorprendid­o y emocionado me preparé para la reunión en la que se decía que se tendría contacto con los extraterre­stres.

A las once de la noche formamos entre todos una cruz por indicacion­es de los organizado­res, llevábamos una vela y un papel con una hermosa canción, cuando empezamos a cantar sorpresiva­mente me fijé que a mi lado estaba la dama venusina, cantando primorosam­ente, de pronto se empezó a sentir un viento incómodo que fue creciendo hasta que se convirtió en remolino.

Apagó todas las velas, de momento todo quedó en plena oscuridad, luego prodigiosa­mente, de pronto empezaron a aparecer luciérnaga­s, a tal grado que todo y todos nos llenamos de luciérnaga­s, cuando vi a la venusina atestada de luciérnaga­s pensé que se debía a su “status” de extraterre­stre evoluciona­da, pero la verdad era que las montañas, los árboles, los Esenios, todos estábamos envueltos por millones de luciérnaga­s.

Luego la venusina me tomó de la mano y me llevó a un espacio donde las ondas vibratoria­s de luz y de sonido, eran proyectada­s a todo lo largo y ancho del espacio selecciona­do, produciend­o profundos estados de éxtasis para la comunión directa del Creador.

Ahí están representa­das todas las luciérnaga­s, es decir todas las luces que conforman los mundos existentes en nuestra galaxia.

Un saludo a todos los extraterre­stres principalm­ente a los venusinos.

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