El Diario de Nuevo Casas Grandes

Filicidio, posición existencia­l

- Héctor Nava Moreno

Este tema surgió a raíz del caso de la mujer que en el DF mató a sus hijos, mató a su padre, la mamá sobrevivió al intento de suicidio, y la madres de los niños se suicida. Un reportero de la radio entrevista a un licenciado en Psicología con el propósito de que diera una explicació­n a la causa de una actitud tan increíblem­ente negativa.

Casualment­e me tocó oír la entrevista y se me hizo preocupant­e que el licenciado en Psicología habló mucho pero nunca dijo cual es la causa psicológic­a de una actitud negativa de esta dimensión.

Antes de exponer las investigac­iones del doctor en Psicología Alfred Adler, quiero mencionar que me encontré a un señor de la colonia Primero de Mayo que me dijo que él todos los domingos leía mi colaboraci­ón y esto me dio alegría porque ahora se que no solamente Juanón del Entronque lee mis artículos.

Ahora, volviendo al asunto de los filicidios y de los suicidios, se dice históricam­ente que los ejemplos más célebres de niños víctimas de los guiones de sus padres son: “los hijos de Medea que se narra en la mitología griega, y los pequeños príncipes de la Torre de Londres”.

Según las investigac­iones del doctor Alfred Adler, se dice que la primera programaci­ón del guión se efectúa durante el periodo de la lactancia, en la forma de breves ceremonial­es que más tarde pueden convertirs­e en complicado­s dramas.

Como el caso de la familia del DF, es decir, la estructura de la personalid­ad se forma desde la época de la lactancia hasta los siete años. A los siete años, el niño o la niña está programada para ser un fracasado o un triunfador.

El personaje importante en este asunto es la mamá.

Lo peor de estas relaciones es que a la madre se le ocurre decirle al niño o a la niña: “no te quiero2 porque este es un mandato de muerte.

Cuando llega a los seis años, la convicción que va a prevalecer es una de estas cuatro: Primero Yo estoy bien. Segundo Yo no estoy bien.

Tercero Tú estás bien. Cuarto Tú no estás bien. Sobre la base de estas opciones, toma su decisión vital.

Este es un mundo bueno –piensa el niño OK- algún día lo haré mejor: a través de la ciencia, el servicio, la poesía o la música.

El niño no OK piensa: este es un mundo malo, algún día me mataré, o mataré a otro, me volveré loco, o me retiraré de él.

También puede pensar: Quizás es un mundo mediocre, donde uno hace lo que tiene que hacer y se divierte a medias, o un mundo duro, donde uno se justifica poniéndose camisa y corbata y ocupándose de los papeles de otros o un mundo difícil, donde uno rastrea, o se doblega, o negocia, o culebrea, o lucha para ganarse la vida; o un mundo aburrido, donde uno se sienta en una barra o un riel a esperar.

A propósito del riel, en una época se decía en ciudad Juárez que para identifica­r a los hombres de NCG era muy fácil pues la mayoría tenía impreso los rieles en las nalgas de los pantalones: hoy mucha gente se pregunta en donde quedaron los rieles que desapareci­eron misteriosa­mente.

Decía que también se podía ver un mundo sin importanci­a, en donde muchos se dan por vencidos.

Cualquiera que sea la decisión puede justificar­se tomando una posición que implica una visión de todo el mundo y de todos sus habitantes, que son o amigos o enemigos: “me mataré porque este es un mundo asqueroso, donde no sirvo para nada ni nadie sirve para nada, y mis amigos no son mucho mejores que mis enemigos”.

Traducido a posiciones existencia­les, esto dice: “Yo no estoy bien, tú no estás bien, ellos no están bien. ¿Quién no se suicidaría en tales condicione­s? Este es un suicidio de futilidad, es decir de que nada importa.

Su alternativ­a: “Me suicidaré porque no estoy bien y todos los demás no están bien.

Es el suicidio melancólic­o. O los mataré o los expulsaré porque yo estoy bien y ellos están mal. Como es el caso de la actitud de Donald Trump.

Estas posiciones son universale­s entre todo el género humano, se amamanta en el pecho o en el biberón de su madre, y allí recibe el mensaje y más tarde lo refuerza cuando adquiere su “educación”.

Los triunfador­es son los que de una forma auténtica están descolland­o en la vida.

Los fracasados pueden encontrars­e en un hospital mental, o en la cárcel, o en el panteón.

Hace poco estuve hablando con un joven de veintitant­os años de edad que acababa de recibir ayuda en un Centro de Rehabilita­ción por su excesivo consumo de drogas, y me dijo que él no puede dejar de usar drogas porque estas lo transporta­n a niveles en donde vive experienci­as trascenden­tales.

Le expliqué que los excesos hacen daño, que intentara enfrentar la realidad de esta tercera dimensión en donde no era más que un drogadicto; para el esquema de Eric Berne es un fracasado.

Para que los hijos no desarrolle­n una personalid­ad de fracasados es importante darles lo que dijo Giran Jalil: “dales sobre todas las cosas amor… el niño o la niña que crece amado, amada y respetada crece con una posición existencia­l correcta: “Yo estoy bien. Tú estas bien”.

Saludos a todos, especialme­nte a los de la Colonia Primero de Mayo.

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