El Diario de Nuevo Casas Grandes

Empresa chihuahuen­se tiene el mejor queso de todo México

- José Miranda Madrid gallito@ncg.diario.com.mx

Las Virginias, Municipio de Janos.- Lo que hace 20 años inicio en una sencilla cochera, hoy se ha transforma­do en la única empresa de la región noroeste que produce el queso tradiciona­l menonita a partir de alta tecnología y que se prepara para enfrentar los retos del futuro de una producción cien por ciento orgánica.

Aquí, en el campo 9, se ubica el establo que agrupa a un millar de reses para producir la leche que más tarde pasa a una planta, donde a partir de procesos en los que se utiliza tecnología de punta, se convierte en el delicioso queso bajo la marca de Quesería Anita y en variadas presentaci­ones.

La planta procesador­a, con una capacidad para producir 30 toneladas de producto, a la fecha, opera apenas a un 10 por ciento de su capacidad, según señala Franz Wiebe, nieto de Jacob Wiebe Friesen, el primer hombre de origen menonita que se asentó en la zona de Cuauhtémoc e inició la elaboració­n del tradiciona­l queso menonita en el siglo pasado, por allá, en el año de 1922.

“Mi abuelo hacia el queso con el sobrante de leche que le quedaba”, recuerda Franz, quien llegó a esta comunidad en 1982 con apenas 12 años, luego de que su padre Jacob Wiebe decidiera emigrar de la región cuau- htemense y asentarse en el naciente poblado del territorio de este municipio.

Con una visión y una herencia emprendedo­ra, Franz, inicia 15 años más tarde, la aventura de continuar con la tradición familiar inculcada por su abuelo, de elaborar queso.

“En aquel entonces tenía seis vaquitas”, evoca.

Hoy, el pequeño hato, se ha convertido en más de un millar de cabezas de ganado genéticame­nte especializ­adas en la producción de leche, importadas de Estados Unidos y de Nueva Zelanda, con un establo altamente tecnificad­o para la extracción del lácteo, que inicia labores a las cuatro de la mañana, y los 200 litros iniciales que producían “las seis vaquitas”, hoy en día, satisfacen la demanda para producir tres toneladas diarias de queso.

“Y solo estamos operando a un 10 por ciento de la capacidad de la planta”, precisa, situación que lo inquieta, sin embargo, confía en que la situación del mercado en un futuro cercano mejorará y con ello, se incrementa­rá la producción.

El proceso del lácteo para concluir con un queso tradiciona­l de alta calidad, inicia con el transporte de la leche del establo a la planta para ser depositado en un silo con capacidad de almacenaje para 90 mil litros, de ahí pasa a una pasteuriza­dora y enseguida continua el proceso hacia dos tinas de donde se envía hacia la ensaladora, para de ahí el producto ser cargado en los moldes redondos que van de 1.3 kilos hasta los 500 y cuadrados de 1.250 kilos hasta los 10, y enseguida pasan al área de prensado.

Terminado el proceso, el queso se carga en anaqueles y se transporta a la cámara frigorífic­a donde el producto permanece por espacio de 72 horas para su maduración.

Durante el recorrido, Franz, acompañado de su hijo Jacob, explica a detalle cada una de las etapas del proceso de producción, y hace hincapié en la alta tecnología utilizada en cada una de las mismas, las estrictas medidas de higiene de los 13 empleados que laboran, y que se extienden a cualquier visitante que ingrese al área de trabajo.

“En un principio batallamos para que los trabajador­es comprendie­ran la necesidad de cumplir con la normativa de higiene, pero hoy en día, eso ya no es ningún problema, todos están consciente­s de que la alta calidad requiere de medidas de pulcritud excelsas”, apunta.

Por eso, asegura, quienes trabajan en esta empresa, además de hacerlo en un agradable ambiente, realizan las tareas siguiendo las más estrictas políticas de higiene y seguridad.

Dentro del edificio se ubican el área de vestuarios, módulos de servicios sanitarios, cocina y comedor, y en una planta alta las oficinas generales y la sala de juntas.

“Somos una empresa innovadora, comprometi­da con el desarrollo de los productos lácteos a través del uso eficiente de la tecnología y ofrecemos a nuestros consumidor­es la seguridad de tener en su mesa productos lácteos de la más alta calidad”, precisa enfático Franz, haciendo referencia a la misión específica de la empresa.

En cuanto al mercado, Franz Wiebe, señala que en la actualidad la venta fuerte se genera en ciudad Juárez, aunque también distribuye el producto en Agua Prieta, Sonora y en un supermerca­do en Nuevo Casas Grandes.

Al público se ofertan tres variedades: Queso con Chiltepín, Queso Poroso y el Queso Tradiciona­l, conocido como tipo “Chester”, ya sea en rueda o en barra.

Sin embargo, el joven empresario menonita, mira hacia el futuro, y ha comenzado la producción de queso cien por ciento orgánico.

“Estamos apenas en una etapa de prueba”, señala, aunque está convencido que las tendencias globales de mercado y consumo tienden hacia la generaliza­ción de productos de tal naturaleza.

Antes de concluir, Franz Wiebe, hace hincapié en dos puntos: el primero apunta hacia el hecho de que al menos es necesario la siembra de unas 350 hectáreas de cultivos como alfalfa, maíz, avena, trigo y sorgo, para el sustento del ganado productor de leche, lo que significa un eslabón más dentro de la cadena de producción, y el segundo, menos técnico, en cuanto a que la empresa lleva el nombre de Quesería Anita, a razón de que así se llaman su esposa y su hija, además de una familiar cercana.

“Creo que no podría ser de otra manera”, sonríe, al tiempo de acotar: La Quesería Anita es una tradición que ofrece en queso la mejor opción”.

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EL EQUipo de trabajo
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EL EstaBLo
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EL Ganado de calidad
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FranZ WiEBE el visionario
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