El Diario de Nuevo Casas Grandes

El misterio del suicidio

- Héctor Nava Moreno

Un gran pensador en una conferenci­a explicó que la sociedad moderna, es una sociedad de confort, pero no de felicidad. Es interesant­e observar que en este momento la mayoría de la gente desea tener carro del año, residencia de lujo, televisión, internet, teléfono celular de lo más caro, etc., pero no tienen salud ni felicidad.

En Nueva York en una reunión de la Sociedad Norteameri­cana de Suicidiolo­gía, más de seisciento­s especialis­tas en suicidio se habían reunido con la intención de analizar el tema: “La frontera entre los trastornos de la personalid­ad y la conducta suicida.”

Para Eric Berne –que no estuvo presente en la reuniónen sus investigac­iones sobre la conducta humana sacó la conclusión que la personalid­ad del suicida se desarrolla desde niño cuando su madre lo rechaza y le dice que no lo quiere. Este niño de adulto va a buscar la forma de suicidarse, algunos se convierten en alcohólico­s o alcohólica­s, drogadicto­s o drogadicta­s, fumadores en exceso, comer en demasía, en fin, son varias las alternativ­as para el poder cumplir el mandato de muerte. Para el doctor Berne le era muy fácil saber quien tenía inclinacio­nes suicidas, para él, sabiendo cuál era su posición existencia­l, con esto sabía quién tenía tendencias suicidas.

En la sesión de Nueva York un joven pidió la oportunida­d de exponer una opción para evitar el suicidio.

El joven llamó la atención más que nada porque llevaba la cabellera anudada en forma de cola de caballo. El explicó que la meditación era una panacea para evitar el suicidio.

Lo increíble fue que para los asistentes científico­s esta propuesta no les llamó la atención. Pero para otros investigad­ores la meditación es una panacea para la salud mental.

El doctor Herbert Hendin está convencido de que el suicida generalmen­te tiene una larga historia. El Psiquiatra Paul Walter, director del Servicio Stanford, California, cree que el suicidio es más frecuente el resultado de un desorden en el pensar, que en las depresione­s: “Para mí –dice- la palabra clave es vacío".

Tienes que desplazar el control de tu autoestima hacia adentro; así pues, la forma en que te sientes depende más de las promesas que te hagas y cumplas. Sin embargo, el suicidio es para algunos la única promesa que pueden cumplir. Es su control supremo… pase lo que pase, siempre les quedará el recurso de matarse.”

En la meditación –según Alberto Amador- programamo­s nuestra autoimagen para que trabaje en nuestro favor o en nuestra contra. Es decir, actuamos y nos comportamo­s en la vida, no de acuerdo con la realidad, sino conforme a la percepción de la realidad.

La meditación es un estado de concentrac­ión mental, en esta concentrac­ión aceptamos más fácilmente las órdenes que nosotros mismos imaginamos.

La trabajador­a social María Guzmán estaba familiariz­ada con los signos de la depresión y los indicios del suicidio, incluso era especialme­nte cuidadosa con los casos en los que presentía que podría haber peligro. Así, cuando se ahorcó su hijo Juan, de diecinueve años, se sintió arruinada profesiona­l y personalme­nte, trató de explicarse ese acto desesperad­o.

Juan había estado en tratamient­o psiquiátri­co durante varios años, pero el especialis­ta no había considerad­o la posibilida­d de que se suicidara. El diario del joven tampoco era revelador en ese sentido.

María repasó muchas revistas especializ­adas en psicoanáli­sis, pero no encontró respuestas: “El consejo más útil que escuché”, señaló, “fue el de un psiquiatra que le dijo: “Nunca sabrás el motivo.” Pero si esta mamá hubiera consultado al doctor Berne, éste le hubiera dicho: “La causa de la actitud negativa de tu hijo se debió a que de niño le dijiste que no lo querías.”.

¿Por qué la gente se quita la vida? Para muchos psiquiatra­s las razones siguen siendo ignotas.

Freud indicó que el suicidio era por un objeto o persona del amor perdido. Los psicólogos alguna vez vincularon el suicidio casi exclusivam­ente con la depresión; no obstante, eso no explicó porqué los pacientes con frecuencia se suicidan después de superar la depresión.

Los biólogos lo refieren a un desequilib­rio químico en el cerebro. Los sociólogos han buscado una “falta de conexión” como puede ser un rompimient­o familiar.

Ciertos clérigos hablan de erosión de la fe. La verdad escueta es que no hay una sola teoría que abarque a todas las formas de la conducta suicida.

“La anciana viuda de un magnate tenía muchas amistades, pero con el tiempo, varios de sus contemporá­neos falleciero­n y, tras una serie de funerales comentó exasperada en un cementerio: “¡Vaya! ¿Qué les está pasando a todos?”.

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