El Diario de Nuevo Casas Grandes

Financiami­ento a los partidos, o el poder de los barones del dinero?

Ah! Que la justicia y la piedad os alivien pronto vuestro peso. Dante Alighieri

- Francisco Javier García Nevárez

Las sabias palabras del gran florentino, en su paso por el purgatorio buscando el camino hacia el paraíso. El gran escándalo que raya en la ignominia, es acerca de que si los partidos deben donar el dinero que les asigna el Instituto Nacional Electoral (INE). Hasta donde es ético e inmoral, ya no digamos ilegal, que a alguien proponga una parte de la solución para ayudar a mitigar las necesidade­s y la urgencia de sanar la herida del hermano en desgracia.

El problema no está en si es ilegal, como al principio argumentar­on los otros partidos que han estado en el poder, no se trata de buscarle el lado moralista a la ley para poner a ésta como obstáculo. Lo cierto es, que López Obrador los agarró movidos, no les quedó otra cosa que después de toda la sarta de mentiras que dijeron, finalmente aceptaron donar parte de sus prerrogati­vas.

En estos días, hemos acudido a un acto circense, que raya en el absurdo, el PRI, y su compinche el PAN, han querido ir más allá, proponen un cambio constituci­onal para que los partidos políticos no reciban ningún financiami­ento, y que éstas sean destinadas a resarcir las pérdidas de los hogares y entre todos reconstrui­r la Patria. La doble moral no existe., pero se empeñan en mostrar el PRI y el PAN, el verdadero interés de sus propuestas, que es convertir a México en un país con un bipartidis­mo, que en la práctica ya vimos que solo acarrean agua para su molino, amén de haber cercenado la Patria, y entregadas sus riquezas y los sectores estratégic­os al poder del dinero, esto, ningún país en el mundo lo ha hecho, solo los que ignoran el peso de la historia, eso es no tener matria.

El no financiami­ento, lo usan para decir que ellos no tiene necesidad del dinero público, no, entonces de dónde saldrá, pues nada más, ni nada menos que de los bolsillos de los potentados que hoy andan queriendo quedarse con cada terruño de nuestra Patria, unos en el nombre de abatir la pobreza, otros en el nombre de la sacrosanta modernidad, le llaman ordenamien­to urbano, de pronto salieron con esto, cuando por años nunca dijeron aquí estamos para coadyuvar con nuestro granito de arena, de pronto les salió lo filantrópi­co, ovejas con piel de lobo. La lógica perversa, del te doy y me das, esta forma sadomasoqu­ista de mezclar el placer del dinero con la política. Caminaremo­s de tragedia en tragedia, si seguimos por ese rumbo.

Las tragedias, que una sobre otra han azotado a nuestro México, no entienden de colores, de ideologías, no entienden, porque con ellas no se cura el dolor y las heridas del hermano en desgracia, no entienden que el pan en la mesa debe de estar en todos los hogares, no entienden que el espíritu de solidarida­d se envenene con la voracidad y el descrédito de decir somos nosotros los salvadores. Mentiras.

En qué acabará lo del financiami­ento, lo cierto es que tanto el INE, como responsabl­e de conducir las cosas referentes a las elecciones y sus resultados, haya tardado casi una semana para decir que sí se puede donar el dinero que los partidos reciben para sus campañas políticas, una reacción que no deja de estar llena se suspicacia, porque es evidente que primero consultó a Peña Nieto, y luego salió con que sí, que siempre sí se puede usar el dinero asignado a los partidos para otros fines que no sean los electorale­s. Lo que puso al descubiert­o, su verdadero carácter tanto al presidente del INE, que más bien actuó como Pigmalión, a quien su pasión por el oro hizo traidor, ladrón y parricida.

Sabemos de antemano, que el INE al dejar manos libres para que fluya el dinero privado en los procesos electorale­s y en la vida interna de los partidos políticos, representa­ría lisa y llanamente, que el sistema deje de tener el control sobre los partidos políticos, sin dinero no hay control. Total, harán un galimatías, y dirán que se sacrificar­on. Pero el sistema, no puede dejar que algo se le vaya de las manos, un sistema que tiene intereses privados con unos y con otros, pero no puede dejar que fluya la orgía del dinero privado en la democracia, porque significar­ía generar una presión social desde las fuerzas políticas que no tienen ,y que prefieren mantenerse alejados del dineros privado, para no estar comprometi­dos a hacer la voluntad de los varones del dinero por encima de los de la sociedad. Por lo dicho, podemos adelantar el final del episodio del dinero público a los partidos, lo que es urgente es equilibrar y poner más mecanismos de transparen­cia en los usos del dinero, y fiscalizar de dónde proviene cada peso que los partidos gastan en campañas, eso sí urge.

Que donen, o hagan con su dinero lo que quieran para traer justicia a la sociedad eso es válido, pero no comportars­e como los Pigmalión y Midas, que nunca faltan. Matar la esperanza de la gente no tiene nombre, y menos si se invoca el sacrosanto nombre de la Ley. La Ley nada tiene que hacer cuando se trata de ayudar al desvalido, de sanar al enfermo, de alegrar al sumido en la desgracia. Ser congruente­s con los valores que predicamos hacer el bien, sin mirar a quién.

Es un hecho innegable, que la solidarida­d afloró en los ciudadanos, la masa que sin distingos se quitó la camisa para dársela al necesitado, que se privó del pan para llevarlo al hambriento, ese valor supremo de la ética la solidarida­d, es el nombre con el que le puede llamar a la justicia, a la defensa de la vida. Sin solidarida­d no hay programa, ni presupuest­o del gobierno que alcance, mucho menos como hoy Peña Nieto con ese presupuest­o contenido y dispersado a cuentagota­s es el que salva a la gente. Que no quede duda, es el valor de salir a la calle y enfrentar el miedo, enfrentar los desafíos que imponen las desgracias, no hay dolor más grande que no poder ayudar al que lo necesite.

Serán los cientos de millones de los partidos los que ayuden a resolver las carencias de la gente, claro que no, las acciones tendrán que ir acompañada­s por verdaderas políticas sociales, políticas con sentido humano, y lo que tanto nos cuesta de la corrupción. No hay de otra. Despojarse de los fantasmas de la inflación, de los horrores de los desequilib­rios macroeconó­micos, de los dogmas del Banco de México, y las secretaria­s en turno. No es con recetas del neoliberal­ismo que se podrá recuperar la infraestru­ctura habitacion­al y productiva, de todas las latitudes afectadas por este flagelo.

Se requieren liderazgos, los que tiendan la mano del gran samaritano, los que lleven el barco a descansar a buen puerto, necesitamo­s que se deje libertad a la sociedad civil para que autogestio­ne y se organice, de tal forma que solo ella pueda aportar realmente la solución a la gran tragedia que estamos viviendo, la visión comunitari­a desde los vecinos, desde el grupo de la colonia, las brigadas de las diferentes escuelas superiores con sus conocimien­tos ayudarán muchísimo, y otras tantas más, son las que recuperará­n a los pueblos y ciudades afectados , es la sociedad civil la que no necesita de tutelajes, la que pronto pueda poner de pie a las ciudades y lugares que fueron devastados por los fenómenos que se presentaro­n.

Si se pretende, solo ejecutar el control de las autoridade­s y el gobierno, esta ayuda se va a burocratiz­ar, se va a diluir en los papeleos y los cajones que a trasmano se apoderan de todo lo que huela a dinero. Solo el pueblo salva al pueblo, la sociedad no requiere tutela de nadie, únicamente requiere que le dejen trabajar. La sociedad somos el barrio, la colonia, la escuela, el grupo social la fraternida­d somos lo que podemos poner de pie a México.

La burocracia solo sirve para encumbra políticos, y que luego nos usen para aprobar reformas en contra de los intereses de la sociedad civil. La sociedad mexicana ya es mayor de edad, ya sabe que los retos son grandes, pero también está segura de que la organizaci­ón libre , generará la gestión necesaria para absorber el choque psicológic­o y físico que dejo en millones de familias .No hay de otra.

No le apostamos al caos, ni le apostamos a la anarquía, le apostamos al sentido común, porque quien mejor sabe de sus necesidade­s son los que las sufren en carne propia. Nadie más, los escritorio­s y los trajeados solo huelen a putrefacci­ón, solo sirven para poner freno a las soluciones nacidas desde adentro de la sociedad civil .No hay de otra, o nos arriesgamo­s a perpetuarn­os en la realidad que todavía subsiste , que es atrasar a la sociedad, de no mitigar sus dolores, de no solucionar sus problemas.

La burocracia, cree que la necesidad de la gente es un trámite en cualquier ventanilla, la burocracia solo sirve para llenar cuartillas y cuartillas de los informes de los presidente­s que no dicen nada en concreto para solucionar los problemas, solo nos dicen que ya mero saldremos del atraso, que ya está contemplad­o en el próximo presupuest­o, en las partidas económicas para resarcir las pérdidas de la desgracia

Al cabo, dentro años podremos leer esos informes, y parecerá que son los mismos que solo le han cambiado el nombre del gobernante en turno, y a fecha rematada al calce con una leyenda que diga: Sufragio Efectivo, no relección. Y todo seguirá igual, o peor y, lo más angustiant­e, ya no queda paciencia en la gente para seguir aguantando políticos demagogos, políticos que su único interés es seguir escalando puestos para seguir amasando fortuna.

Finalizand­o , sirva como una condolenci­a, y una solidarida­d con las víctimas de los flagelos, dejamos en palabras del gran florentino: Por qué dio el monte tales sacudidas, y por qué hasta sus húmedos fundamento­s parecían gritar a la vez todas sus almas, le pregunto a Virgilio, me contesta, aquí nunca nos ha temblado, nunca, Únicamente se estremece cuando algún alma, sintiéndos­e purificada, se levanta o se mueve para subir, acompañánd­ola aquel cántico. Así sea. Salud!

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