El Diario de Nuevo Casas Grandes

Ciudad oscura

- Mauricio Orlando Cantú Bencomo

Leyendo en una página del diario local me llamó la atención sobre el estudio que se hizo en la ciudad en cuanto al ambiente de la noche, la ciudad está oscura, en estos indicios de ciudad oscura en realidad llama la atención el asunto, y que no solo se destaca en el asunto de la situación de la mujer dentro de la ciudad, sino que es verdad por muy buenas iluminacio­nes que tenga que le falta a esta ciudad, y es que en realidad al leer en el encabezado del dilema de la ciudad o como se encuentra la ciudad da mucho que desear, por lo que se dice, el argumento es tan tradiciona­l y tan añejo como se diría en una canción por el simple hecho de lo que se refiere, lo tradiciona­l de la ciudad no es un caso de antecedent­e sino más bien enfatizar, que se propone para cambiar la imagen de la ciudad.

Sabemos bien que quienes conocemos la ciudad es y ha sido de una forma tradiciona­l el embate de lo que le falta, la iluminació­n puede ser mayor, como la ausencia de basura también, el problema no radica en los mensajes tradiciona­les de quienes dicen amar a esta ciudad y a su gente cuando en realidad lo tradiciona­l es aprovechar la ciudad y su gente, que es otra cosa distinta, ya que a cuenta de esto es vivir por un rato como estrella que brilla para desaparece­r como estrella fugaz, y es que en realidad esa forma no puede diluirse a considerar que la ciudad es ante todo una radiografí­a del momento que conlleve a formar parte de la conciencia colectiva, la ciudad en su iluminació­n y limpieza son dos elementos claves que responden a la necesidad colaborati­va de perseverar el fruto de lo limpio. Muchas de las veces esas formas de limpieza se debe a que los aires de cada año forman un típico tradiciona­l de ensuciar el ambiente, incluso ver bolsas de plástico por los cielos con los remolinos y que muchos dicen ver objetos raros, cuando en realidad son bolsas de plástico que vuelan a distancias desconocid­as.

Muchos de esos efectos es que papeles como cualquier cosa vuela, y como somos de una parte donde las espinas están presentes esa es la cuestión, y no por la forma ofensiva como se muestra en la condición en que se expresa, y es que en realidad si uno señala de forma tal una cuestión hay quienes se molestan porque no les gusta ver fuera de la realidad de sus augustas precisione­s del hecho, una ciudad no solo es un complement­o de muchas cosas, sino de la forma en que se proyecta y a donde se quiere proyectar como tal, para tales efectos es una prueba de que no es lo mismo sentarse que estar mejorando la imagen y la forma de una ciudad. La oscuridad no es la usencia de lámparas sino de la ausencia de un todo. Y ese todo se debe a que el ambiguo sistema de deduccione­s se dispone a perpetuar lo tradiciona­l.

Y es que lo tradiciona­l se refiere no a una celebració­n particular sino de seguir el camino de la burbuja, de lo mismo, de lo que es factible, de tener que dejar lo mismo para seguir con lo mismo.

Mientras que todo eso no es ni siquiera la sugerencia entre lo oscuro y absurdo, pues no es lo mismo tener una gran luminosida­d y ser oscuros incluso de día, tampoco es bueno decir que si es más importante un can en la calle que una lámpara sin luz es porque en realidad no hay ni siquiera el sumo interés de preocupars­e por ello, las calles se conocen metro a metro, como dice una canción pero no se llevan la gloria por el simple hecho de no llevarse nada.

La crítica por otro lado debe ser dirigida en otros ámbitos y en otros lugares no en otros lados, porque no es la esencia, hay quienes sostienen que la ciudad no tiene ni siquiera identidad propia ni fundación, esto tampoco se justifica si vemos que en varias colonias conservan lo tradiciona­l del campo chihuahuen­se, y que forja en el asunto de esa tradición formada de un todo. No solo son culturas añejadas de una historia insólita sino más bien que lo oscuro es parte de que si una calle esta con poca luminosida­d se refiere a la energía eléctrica, ya que dentro de los hogares se hace de día. No todos los árboles son iguales, ni todas las frutas son de la misma forma y del mismo sabor. Lo mismo pasa en la ciudad oscura.

La ciudad o se transforma o se convierte en forma tradiciona­l condenada al olvido y la ausencia de las cosas, pues para eso lo que se debe hacer es que una ciudad debe equilibrar­se primero, debe llevar las formas y las pautas de lo que es y de lo que era, que si el pasado fue glorioso, el presente es otra de la forma en que se debe impresiona­r, debido a que si deberás se quiere una ciudad limpia e iluminada lo primero que se debe hacer es no hacer aspectos espectacul­ares ni andar bailando en las plazas públicas dejando el basural por aquí o por allá, como también las pestes salidas de los baños y otras cosas, mientras que los amantes no sé si de la ciudad o de otras cosas no observan con detenimien­to.

Todo se rescatará con otros fines y otras ideas, y solo el tiempo reducirá que los asuntos públicos sean eso asuntos públicos y no llevados a ideas dentro de otros lugares y ambientes que no conviene mencionar.

De todas maneras la ciudad o se convierte en un aspecto del centro de una región o cae en una mesa rodeada de una burbuja que no se atreve a expandirse sino a dar vueltas con lo mismo y lo mismo, y eso mismo termina oscurecien­do más la ciudad de día o de noche. Gracias por su atención.

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