El Diario de Nuevo Casas Grandes
Arte en arcilla que rebasa fronteras por su belleza en diseño y color
Casas Grandes.- Por si no fuera suficiente su nombremiento como "Pueblo Mágico", Casas Grandes guarda una magneifica joya en su comunidad de Juan Mata Ortiz, compuesta hoy por familias de alfareros, desde los adultos hasta los niños.
En su fundación como aserradero, este pueblo se llamaba Pearson, pues fue creado como estación para las actividades de tala de un empresario con ese apellido, que de hecho dieron origen a la ruta ferroviaria en la que también nació Nuevo Casas Grandes, pero tras la depredación de los bosques en esa zona el pueblo pareció quedar condenado a convertirse en un lugar fantasma con sólo una pobre actividad agrícola y sin ninguna otra fuente de empleo, mientras el nombre era cambiado al de Juan Mata Ortiz, en honor a un lugarteniente de Terrazas que se encargaba de dar cacería a los apaches y que incluso, murió en batalla con ellos.
Fue justamente Juan Quezada quien en sus incursiones por los alrededores halló los vestigios de Paquimé, tumbas y piezas de cerámica que elaboraban los antiguos habitantes de estas tierras y fue tan su fascinación, que estuvo experimentando por años con barros y pinturas naturales a fin de lograr copiar ese arte.
Cuando por fin logró obtener sus primeras piezas, el joven alfarero fue descubierto por un norteamericano llamado Spencer MacCallum, que a su vez vio el potencial de ese arte y lo apoyó de manera incondicional para que difundiera una galería de piezas en diferentes ciudades de Estados Unidos.
Fue tal el éxito de las piezas de alfarería de Juan Quezada, que pronto su arte fue reconocido en el extranjero y comenzó así a hacer más ollas que luego llegaron a las galerías de países tan lejanos como París y Japón, logrando un prestigio que hoy por hoy, es el sustento de las familias de esa comunidad que cuenta con premios nacionales e internacionales de arte, además de un prestigio ya reconocido en las mejores galerías de arte.