El Diario de Nuevo Casas Grandes

LA IMPORTANCI­A DE SABER PERDONAR

- Noé Fremery

El otro día vi una película en donde unas mujeres en Ruanda África se tuvieron que esconder en el compartime­nto de una casa en donde se almacenan los alimentos porque empezó un genocidio de la tribu Hutu en contra de los Tutsis. Las mujeres se ayudaban entre ellas mismas a pasar el tiempo y a mantenerse escondidas, pero una de ellas estaba llena de odio por lo que le había pasado anteriorme­nte. Todas esas mujeres tenían una razón de odiar ya fuera a sí mismas por algo que habían hecho, a la vida o a los que estaban asesinando a su pueblo. Después de algunas semanas encerradas empezaron a pensar que iban morir allí así que decidieron perdonar porque no querían morir con un sentimient­o de odio.

Muchos pensarán que esos asesinos merecían ser odiados por todo lo que hicieron, entonces ¿por qué perdonar?

Mucha gente confunde el perdonar con el justificar. Perdonar es dejar de odiar a alguien por algo que hizo y justificar es decir que esta mal lo que hizo esa persona pero que lo hizo por una buena razón. Perdonar no es justificar y decir repentinam­ente que algo que estaba mal ahora esta bien y ya es como si no hubiera pasado nada.

Tenemos que perdonar. El odio no solamente nos envenena y destruye nuestras vidas, sino que también destruye familias, pueblos y naciones enteras. No nos deja seguir adelante con nuestras vidas porque impide ver el lado positivo de las cosas. El genocidio, aunque fue uno de los peores genocidios en la historia de la humanidad permitió a esas mujeres conocerse y reflexiona­r sobres sus propias vidas. Durante la pandemia muchos odiaron al gobierno por habernos encerrados en nuestras casas, pero otros aprovechar­on para reflexiona­r sobre sus propias vidas o hasta descubrir cosas sobre si mismos que no sabían que tenían, ya sea talentos u otras cosas.

En una de sus novelas el escritor francés Guy de Maupassant escribió sobre un hombre que había sido arrestado y hecho prisionero por el robo de un listón. Lo liberaron después de haber comprobado que la acusación era falsa pero el hombre nunca pudo perdonar y le afecto tanto en su vida el no perdonar que cuando murió sus ultimas palabras fueron “listoncito, listoncito”.

No hagamos como ese hombre que Describió Maupassant. Es mejor que perdonemos como lo hicieron los tutsis a los hutus para poder seguir con nuestras vidas y hacer cosas que valgan la pena. El odio no vale la pena.

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico