El Economista (México) - Autos

MAZDA CX-5 TEMPERAMEN­TAL

- Marcos Martínez

Un SUV mediano que reclama el título como el más explosivo del segmento. Abanderado del lenguaje Kodo y de una imagen audaz

Mazda llevó al CX-5 al salón de belleza para hacerle un pequeño retoque en frentes, imagen exterior e interior. El apartado mecánico se mantiene intacto porque sencillame­nte, a pesar del tiempo que ya tiene en el mercado, es uno de los más capaces dentro de su segmento y al que mejor se le saca provecho. Pero eso lo detallaré más adelante.

A la silueta del CX-5 se le identifica fácilmente con todo y que hay rasgos que aparecen en todos los modelos de la marca japonesa, como la parrilla, las líneas laterales o los faros delanteros.

Concretame­nte para este SUV cambió la parrilla, un detalle que a mi parecer choca con el diseño general por tener un estilo más serio contrario al deportivis­mo que transmite el lenguaje Kodo, impreso en sus 4.5 metros de largo.

La parte que más me gusta es la trasera tanto por la audaz caída del poste C como por la doble salida de escape, un conjunto que me parece muy dinámico y que le va muy bien con sus pretencion­es como vehículo aspiracion­al.

FÁCIL COMUNICACI­ÓN

Hay cambios también como la pantalla central táctil en la que se mo- dificó la forma de interactua­r con ella porque desapareci­eron los botones laterales y en su lugar está el control central de mano, una perilla flanqueada por botones de los sistemas principale­s como telefonía, navegador, audio, entre otros. Me gustó mucho la facilidad para enlazar el smartphone porque no requiere de tediosos pasos que te quitan tiempo.

Los asientos delanteros son compactos, pero su diseño te hace sentir bien acogido siendo esto más notorio por los soportes para los hombros en los que el apoyo es total y mejoran la postura de manejo.

Atrás, el espacio es muy justo para las piernas si tu estatura es de 1.70 metros o más, pero no significa que no quepas. La cajuela goza de un piso plano si se abate el respaldo (60/40) y un volumen de hasta 1,774 litros.

A PRUEBA

Todo el tren motriz está desarrolla­do bajo la filosofía SkyActiv que persigue un bajo consumo, pero sin sacrificar las prestacion­es ni terminando por ofrecer un vehículo aburrido. Así el 2.5 litros de 186 caballos de potencia le da mucha vida al CX-5, tanto que podría decirte que raya en lo respondona al primer contacto que haces con el acelerador. Por si esto fuera poco, cuenta con el modo de manejo Sport. Con él se altera la retroalime­ntación con transmisió­n (cam- bios al máximo régimen y reducción de marcha), dirección (más dura y de menor recorrido) y tacto acelerador (más responsivo, ideal para un rebase).

En general, el CX-5 transmite mucha deportivid­ad y así lo comunica a los ocupantes debido a la dureza de su suspensión y a su temperamen­to.

CONCLUSIÓN

El Mazda CX-5 2016 es perfecto si quieres más espacio y capacidade­s sin perder deportivid­ad y emoción al volante. El precio a pagar es que se trata de un auto con un tacto más duro para la ciudad. El desempeño del conjunto motor es de lo mejor que hay en el segmento.

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DINÁMICAME­NTE ES EL MEJOR de los exponentes de su segmento. La sensación de manejo es la de un sedán deportivo.

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