El Economista (México) - Autos
Legislación e industria
Una ciudad considerada la cuna del automóvil está en medio de un debate. “El aire es malo, tosemos y nos pica la garganta”, afirma Peter Erben en un cruce de la ciudad en donde una iniciativa ecologista causa división.
Un sinfín de autos recorren las cuatro avenidas al pie de centenares de edificios con sus fachadas ennegrecidas. Es el cruce de Neckartor, amenazado por la justicia con restricciones de tráfico. En ese municipio alemán, y en otros, la superación del tope autorizado de dióxido de nitrógeno, emitido principalmente por los coches, sobre todo los diesel, es moneda corriente desde hace años.
El ayuntamiento podría prohibir en algunas zonas los coches diesel más viejos ante el descontento expresado por los habitantes (algunos recurrieron a los tribunales), las asociaciones ecologistas y la Comisión Europea. Una medida que el gobierno alemán y la industria automotriz intentan evitar a toda costa y causa temor entre los automovilistas y los círculos económicos.
A Erben le da igual. “Ha llegado el momento de hacer algo contra la contaminación”, dice este portavoz de la asociación ciudadana Neckartor, un colectivo creado en 2006.
EL COCHE REY
La calidad del aire cerca de Neckartor mejoró el año pasado, pero el nivel anual promedio de dióxido de nitrógeno es el segundo más alto del país (detrás de Múnich) con 73 microgramos/m3, cuando la Unión Europea autoriza 40. Algo “inaceptable” para quien vive hace más de 10 años cerca de una autopista que divide Stuttgart. Esta ciudad, marcada por la presencia de empresas como Daimler, Porsche y Bosch, está dirigida desde el 2013 por Fritz Kuhn, el primer alcalde ecologista de una capital regional alemana.
Desde entonces, el ayuntamiento incrementó sus esfuerzos para combatir la contaminación creando carriles para bicicletas o aumentando el número de autobuses eléctricos e híbridos.
“Nos piden que solucionemos problemas heredados de los últimos 40 años”, lamenta Anna Deparnay-Grunenberg, a la cabeza de los Verdes en el ayuntamiento de Stuttgart.
RODEOS
Para instalar nuevas líneas de autobuses hay que luchar para hacer un lugar en la red vial, frente a las reticencias de la población, pero también de otros partidos. “Tenemos una mayoría cambiante en la ciudad y para cada proyecto hay que debatir de nuevo en busca de aliados”, explica la concejala de los Verdes.
A nivel regional, la acción de los Verdes se ve obstaculizada por su coalición con los conservadores del partido CDU, muy atentos a los intereses de la industria automotriz local, que representa más de 200 mil empleos en la región y 800 mil en Alemania. Unos contratiempos de los que Peter Erben se ha cansado. “Queremos medidas inmediatamente, y no hay medida más inmediata que disminuir el tráfico”, afirma el militante.
Desde la instauración de una “zona ecológica” en el 2008, una parte de los vehículos más contaminantes están prohibidos en el centro de la ciudad. Erben quiere que esto se extienda a los diesel comercializados hasta el 2015, lo que permitiría reducir el dióxido de nitrógeno. El estado regional, que vela por la calidad del aire, y el ayuntamiento reclaman al gobierno federal un “apartado azul”, un mecanismo que les daría, según ellos, la base legal para dictar prohibiciones de circulación. El tribunal federal de Leipzig dictaminará sobre el asunto el jueves. (AFP)