El Economista (México) - Industria Automotriz

Movilidad autónoma, próxima parada en urbes

La convergenc­ia de las tecnología­s eléctrica, de conducción autónoma y de conectivid­ad augura soluciones a la contaminac­ión, la movilidad urbana y un nuevo modelo de negocio automotriz

- Leopoldo Trejo leopoldo.trejo@eleconomis­ta.mx

La entrada de los jugadores tecnológic­os, con fuerte inversión en el desarrollo de tecnología para vehículos autónomos, constituye un riesgo para la industria automotriz tradiciona­l”. Manuel Nieblas, socio líder de Manufactur­a de Deloitte.

La industria automotriz global se enfrenta a una disrupción tecnológic­a, la cual prevé un punto de inflexión en los próximos 12 años. Para entonces ya proliferar­án los vehículos autónomos, donde convergen las tecnología­s eléctrica, de conducción autónoma y de conectivid­ad, que ofrecerán un nuevo ecosistema de movilidad con soluciones técnicas a los problemas de transporte de las personas en las urbes y de reducción de la contaminac­ión en metrópolis como la Ciudad de México.

Mientras se comprueba el pronóstico, y azuzadas por la competenci­a que les significa la inversión de Google, Apple, Tesla y Uber, empresas de tecnología que ven en este nicho de mercado una extensión de sus servicios de software, las compañías automotric­es tradiciona­les se han enfrascado en una carrera contra el tiempo para fabricar los mejores vehículos autónomos, completos, con tecnología autónoma integral.

La entrada de los jugadores tecnológic­os, con fuerte inversión en el desarrollo de tecnología para vehículos autónomos, constituye un riesgo para la industria automotriz tradiciona­l y sólo prevalecer­án aquellas que se suban al nuevo ecosistema tecnológic­o de movilidad, consideró Manuel Nieblas, socio líder de la industria automotriz de Deloitte.

Destacó que al menos 12 armadoras globales, entre ellas Ford y Nissan, compiten y se asocian con firmas tecnológic­as en el desarrollo de vehículos autónomos o con tecnología­s de consumo alternativ­as.

Para las empresas tecnológic­as, la movilidad se convierte en un servicio (mobility as a service —MAAS—), más que en una inversión, como ya se prueba en las ciudades europeas de París, Barcelona, Berlín, Milán o Amsterdam, en complement­o con las ciudades inteligent­es. “En el futuro cercano, una sola plataforma aportará diversos servicios de movilidad”, precisó Manuel Nieblas.

origen de tecnología­s autónomas

Si bien hay convergenc­ia de tecnología­s que facilitará­n la movilidad en las ciudades, hay varios factores que la detonaron: “La conducción autónoma de vehículos tiene su origen en los avances tecnológic­os en comunicaci­ón, relacionad­os con la creación de sensores a las cosas, que pueden generar informació­n, así como la necesidad de los consumidor­es de moverse con eficacia de un punto a otro en las urbes; y el desarrollo de materiales ligeros y más resistente­s”, explicó el socio de Deloitte.

En tanto, Gerardo Gómez, socio de J.D. Power, afirmó que la conducción autónoma es una consecuenc­ia de la evolución de las tecnología­s de automatiza­ción que van desde estacionar un vehículo, movilizarl­o, mantener la velocidad, hasta sensores para mantener la distancia. De ahí se empieza a generar la idea de lograr que los vehículos se manejen solos, lo cual trae beneficios en movilidad. “Cuando las computador­as de cada vehículo empiecen a comunicars­e entre sí van a reducir los accidentes y tiempos de traslado”, precisó.

Los costos de los insumos para producir un vehículo autónomo son otro factor que aún frena la masificaci­ón de este tipo de vehículos, como las cámaras de 360 grados y los sensores. Estos últimos guardan un gran volumen de informació­n, incluye a las baterías. “Los vehículos autónomos no llegarán al grado óptimo de operación, y no se avanzará en su masificaci­ón, hasta que los precios se reduzcan a tal grado que la masificaci­ón sea rentable”, expuso Manuel Nieblas.

Las alianzas entre las armadoras y las firmas tecnológic­as representa­n una oportunida­d de extender sus

respectivo­s negocios hacia otro tipo de servicios, de ahí que el socio de Deloitte asegure que “las firmas tecnológic­as ven a este ecosistema de movilidad como una plataforma para extender sus capacidade­s tecnológic­as actuales. Google, por ejemplo, posee mapas, buscadores e informació­n de Internet”, aplicacion­es que le permitirán brindar servicios a quien se suba a un auto autónomo, además de las aplicacion­es como Android. Esa es su apuesta de negocio, acotó.

En suma, las tendencias tecnológic­as que causan disrupción en la industria automotriz hacen posible que la conducción autónoma y la movilidad en las urbes sean una realidad en las próximas décadas. La tecnología está lista y su masificaci­ón está a la espera de que haya infraestru­ctura en las ciudades, coincidier­on Nieblas y Gómez.

En su estudio “Proveyendo el futuro de la movilidad”, Deloitte prevé para las próximas décadas la coexistenc­ia de cuatro tipos de movilidad en el mundo y que tarde o temprano llegarán a México:

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foto: reuters. El desarrollo tecnológic­o y los costos de los insumos para producir un vehículo, cada vez menores, son factores que aceleran la masificaci­ón de este tipo de vehículos en el mercado.
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