El Economista (México) - Turismo
Modelo de gestión para el NAICM
PERMÍTAME CONTARLE una historia que podría suceder en el futuro cercano. Es 2020 y la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) ha sido un éxito: el edificio es amigable al medio ambiente, las pistas no se hunden. Haber contratado a Foster para el diseño arquitectónico, a Parsons para la gerencia del proyecto y a Netherlands Airport Consultants para las pistas y calles de rodaje fue un acierto.
Ahora, es 2021. A un año del inicio de operaciones, a veces cuesta recibir las maletas a tiempo, otras hace mucho calor en el edificio, el servicio de los taxis sigue siendo malo, hay poca competencia entre aerolíneas, el aeropuerto sigue siendo de destino final y no compite como hub continental. ¿Qué pasó? ¿Nos habían dicho que iba a ser un referente internacional en la industria de los aeropuertos? ¿Que iba a tener un gran impacto en los usuarios y en la competitividad del país?
Déjeme le digo que una cosa es construir el mejor aeropuerto (aún hay muchas dudas si ése realmente va a ser el caso) y otra cosa es operarlo. Con la estructura organizacional y regulatoria del actual aeropuerto y del sector, no hay muchos indicios de que el NAICM pueda operar de manera eficiente. Tener un bello aeropuerto es una condición necesaria, pero no suficiente, para que se materialicen los beneficios que está pregonando el gobierno. Por lo tanto, es importante que a la par del desarrollo y construcción de la obra, se vaya desarrollando un modelo de gestión que incremente su probabilidad de éxito.
Una propuesta de modelo capaz de definir objetivos, allegar recursos, ejecutar planes y responder a los cambios en el entorno para mejorar la atención de sus usuarios tiene cuatro pilares, representados cada uno por una esfera: Tenencia y Gobernanza, Competencia, Regulación y Bienestar Económico.
El modelo considera una serie de indicadores para evaluar el Bienestar Económico, los cuales son: eficiencia, tráfico, tarifas y satisfacción del cliente.
Los instrumentos para ejecutar el modelo son: tarifas aeroportuarias, condiciones de acceso a slots e infraestructura aeroportuaria, derechos de tráfico internacional y condiciones de acceso a servicios complementarios, entre los más importantes.
Como colofón, este modelo de gestión, u otro, tiene que ser abierto y participativo. México es otro y necesita una posición más activa de la sociedad; también necesita funcionarios públicos que estén dispuestos a escuchar y poner a prueba sus propias creencias acerca de cómo echar a andar un aeropuerto exitoso para México y el mundo.