El Economista (México) - Turismo
El triunfo inició con un traspié
Después de ser rechazado con sus dos carros de palomitas en un centro comercial, el destino y su perseverancia hicieron que José Antonio Quevedo Diniz conquistara el mundo de los parques infantiles
“Yo vendí el parque a Six Flags, a Premier Parks, lo entregué en mayo de 1999. Pero ya el entretenimiento me gustaba, era lo mío”, dice José Antonio Quevedo Diniz, quien en ese entonces era presidente ejecutivo de Reino Aventura.
Esa decisión parecía ser el fin de la carrera de Quevedo en la industria del entretenimiento, quien comenzó a trabajar en el parque de diversiones como concesionario de botanas, para después ascender, poco a poco, hasta el máximo grado en el escalafón.
“Tuve la fortuna, hace muchos años, de ingresar al parque con dos carritos de palomitas que había yo comprado para poner en Puebla, en un centro comercial. Pero me corrieron con mis dos carros de palomitas, que tuve guardados mucho tiempo. En ese entonces se inaugura Reino Aventura y se me ocurre llevarlos, y tuve la fortuna de que me aceptaran, y ahí empecé en el mundo del entretenimiento”, explica el empresario.
De tener dos pasó a ser dueño de cinco carros de palomitas y cinco carros de hot dogs. Después administró el comedor de empleados y más tarde fue nombrado director comercial, luego director general y, finalmente, presidente ejecutivo del centro de entretenimiento famoso por haber sido la casa de la orca Keiko.
Le había quedado la espina del negocio del entretenimiento y decidió persistir en lo mismo, después de haber entregado a manos estadounidenses el centro de diversiones ubicado en el sur de la Ciudad de México.
“Un proveedor alemán de juegos me ofreció los jueguitos que ahora ves afuera de centros comerciales, que les echas un peso o cinco pesos y se mueven, para los niños pequeñitos. Entonces importé esos juegos a México, unos 40 y tantos. Y con base en esto nace lo que hoy en día es ¡Recórcholis!”, explica Quevedo.
“Primero en locales pequeños, de 400 metros cuadrados, pero con el
Yo no terminé la preparatoria. Todo lo he hecho a base de mucho trabajo y de mucho esfuerzo. No soy un ejemplo a seguir, porque yo lo hice por el camino difícil”. José Antonio Quevedo Diniz, presidente ejecutivo de Grupo Diniz.
tiempo fueron creciendo a 1,000, 1,100, hasta superficies de 6,700 metros cuadrados, en Veracruz, por ejemplo. El primer ¡Recórcholis! fue en un centro comercial de Toluca, tuvo éxito, funcionó bien y lo empecé a replicar”.
Actualmente, Grupo Diniz, empresa de la cual Quevedo es presidente ejecutivo, cuenta con decenas de sucursales de ¡Recórcholis! en el país, y planea en julio abrir ¡Kataplum!, un centro de diversiones sobre el techo de una plaza comercial de Iztapalapa, en la Ciudad de México.
a pesar de las autoridades
“Las empresas en nuestro país deberían crecer gracias a nuestro gobierno, pero en México crecen a pesar de él. Es un lastre que tienes que llevar. El que se quiera dedicar al emprendimiento lo tiene que soportar y lo tiene que aguantar”, expresa Quevedo.
Sindicatos que llegan y quieren cobrar un derecho para simular proteger a los trabajadores reciben el dinero hoy y no aparecen hasta el siguiente mes que vuelven a cobrar, o inspectores que hacen revisiones excesivas en negocios bien establecidos, pero dejan operar libremente a tianguis que no cuentan con ninguna medida de seguridad son algunas de las situaciones que, según el fundador de ¡Recórcholis!, en lugar de impulsar, ponen a los emprendedores en el banquillo de los acusados.
“Los que estamos establecidos, pagando impuestos, creando fuentes de empleo, estamos en la lupa todo el tiempo”, concluye.