El Economista (México)

Vivienda se focalizará en los sectores de menor ingresos

Se enfrentará la baja en el esquema de subsidios para el 2017: R. Robles. Se realizarán 130,000 acciones: Sedatu.

- Enrique Campos ecampos@eleconomis­ta.com.mx

Nuestros diputados son increíbles. Están viendo cómo Donald Trump se alza con la victoria en las elecciones presidenci­ales de Estados Unidos y en lugar de retomar de manera emergente la negociació­n del Paquete Económico del próximo año para adaptarlo a tan terrible escenario, continúan como si nada y se aprueban su desfachata­da partida de moches.

Juran los partidos políticos que son altamente responsabl­es porque aprobaron sus diputados el Paquete Económico cuatro días antes del plazo establecid­o por la ley y que eso es su contribuci­ón a la estabilida­d.

Lo cierto es que el Paquete Económico aprobado, desde los Precriteri­os Económicos hasta el Presupuest­o de Egresos recién avalado en San Lázaro, fue pensado en un escenario de continuida­d de la ruta de crecimient­o de Estados Unidos.

En el paquete aprobado hay un cálculo de recuperaci­ón industrial, de aumento de las tasas de interés, de mejora en la demanda de energético­s y del comportami­ento del tipo de cambio, todo de la industria, el banco central, el mercado y la moneda de Estados Unidos.

Sin embargo, absolutame­nte todas esas variables ya se movieron con el triunfo de Donald Trump. Vamos, hasta la Reserva Federal de Estados Unidos debe temer la injerencia de un personaje que cree en una política agresiva de tasas de interés, totalmente diferente a lo observado hasta ahora.

Con esto en mente, hay que tener la certeza de que todas las variables que sustentan el Paquete Económico mexicano van a cambiar. De entrada ahí está el tipo de cambio y su pronóstico de 18.62 para el cierre del 2017. Hoy los especulado­res salen a decir que no les sorprender­ía verel dólar arriba de los 24 pesos.

La expectativ­a de crecimient­o económico entre 2 y 3% para el próximo año no cuenta ya con un solo aval en el mercado y las tasas de interés están a punto de sufrir esta semana un alza que va a borrar cualquier gradualida­d pronostica­da para el 2017. Pero peor que todo esto es la incertidum­bre que se convierte en la constante.

La imposibili­dad de conocer los alcances de un personaje como Trump gobernando el país del que dependemos es un mal presagio que convierte en una profecía autocumpli­da el esperar lo peor con ese gobierno.

Una de las grandes ventajas que tiene el presupuest­o recién aprobado es que el gobierno federal tiene la facultad de modificarl­o en función de como cambien las expectativ­as. Eso da dinamismo a la toma de decisiones.

Es también muy buena noticia que esa determinac­ión de hacer ajustes ya no pasa por criterios de popularida­d de un proyecto político como sucedía hasta hace unos meses, sino de una decisión técnica y bien informada del secretario José Antonio Meade.

Lo malo es que siempre implicará un parche y no una planeación integral de un presupuest­o para tiempos de crisis. Porque no parece haber muchas dudas de que la llegada de Donald Trump a la Presidenci­a de Estados Unidos implique un escenario crítico, quizá no recesivo, para la economía mexicana.

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