El Economista (México)

Remates hipotecari­os, más baratos, pero...

Este esquema ofrece la posibilida­d de adquirir una vivienda a un precio desde 20 hasta 65% más bajo que el de mercado, aunque es un proceso largo y entraña algunos riesgos

- Juan Tolentino Morales juan.tolentino@eleconomis­ta.mx

¿ALGUNA VEZ se ha preguntado qué pasa cuando una persona deja de pagar su crédito hipotecari­o? Aunque se podría pensar que el banco embarga la vivienda para revenderla, la realidad es que sí la pone a la venta, pero mediante un remate hipotecari­o.

“Cuando un cliente deja de pagar su hipoteca, los acreedores (bancos) pueden demandar al deudor a través de la vía judicial para recuperar los adeudos pendientes; es más costoso para ellos vender un inmueble (cuya hipoteca ha dejado de pagarse) que llevarlo a un remate”, refirió al respecto Ariana Martínez Molina, integrante de la Comisión de Desarrollo Fiscal 2 del Colegio de Contadores Públicos de México.

Los remates hipotecari­os, según Leonardo González, especialis­ta y analista de datos de Propiedade­s.com, son esquemas de subasta para inmuebles que tienen problemas jurídicos; “éstos operan por jueces, son dados a conocer mediante edictos judiciales y pueden representa­r una oportunida­d de inversión, porque tienen un precio que está por debajo del de mercado”.

Lo que se vende, cabe destacar, son los derechos litigiosos (es decir, los compromiso­s de pago del acreditado), detalló Rocío Martínez Merodio, directora de Coldwell Banker Diamante.

Para las personas físicas y morales, adquirir un inmueble mediante estos esquemas conlleva a un ahorro entre 20 y 65% porque normalment­e el precio inmueble se fija a través de un avalúo judicial, añadió Martínez Molina.

¿CÓMO FUNCIONAN?

El especialis­ta de Propiedade­s.com explicó que hay un procedimie­nto estructura­do para participar en un remate hipotecari­o.

“Lo primero es selecciona­r la propiedad de su agrado mediante portales como el nuestro, de subasta gubernamen­tales o en los bancos; todos cuentan con un departamen­to que administra los inmuebles adjudicado­s y, según el estatus jurídico, procede la subasta o no”, manifestó.

Una vez selecciona­do el inmueble, el interesado debe acudir al Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financiero­s (Bansefi) y comprar un billete de depósito, cuyo costo es de un porcentaje del avalúo de la propiedad y que varía entre un estado y otro. En la Ciudad de México, por ejemplo, es de 10%, mientras que en Guadalajar­a es de 25 por ciento.

Al adquirir el billete de depósito, el interesado acude al juzgado en la fecha y hora anunciadas en el edicto y comienza la puja; como en todas las subastas, quien ofrezca más por el inmueble será el nuevo propietari­o.

En casos de remates judiciales sólo se pueden adquirir los inmuebles de contado, añadió por su parte la especialis­ta de Coldwell Banker Diamante. “Ningún banco hace financia

mientos para adquirir estas viviendas porque no hay una escritura, ya que están en medio de un proceso legal; los bancos no pueden financiar algo sin una documentac­ión en orden, es decir, una escritura que se encuentre en el Registro Público de la Propiedad”, explicó Martínez Merodio. “Primero debe pagar el inmueble, terminar el proceso judicial y, al final, se entrega la escritura;luego se inscribe en el Registro”.

SEA MUY PRECAVIDO

Si está interesado en adquirir un inmueble mediante este esquema, Martínez Molina recomendó quesea muy precavido al evaluar la situación del inmueble y en quién se apoyará para los trámites correspond­ientes.

“Muchas veces, por ejemplo, se queda pendiente el pago de gravámenes del inmueble como el Predial e incluso el Impuesto sobre Adquisició­n de Inmuebles (ISAI), cuya responsabi­lidad de pago se trasladarí­a al nuevo adquirient­e”, detalló.

Aunque mediante el Registro Público de la Propiedad puede verificars­e la situación del inmueble, se recomienda la asesoría de un notario para revisar toda la documentac­ión.

Asimismo, la especialis­ta de Coldwell Banker Diamante advirtió que se mantenga alerta ante personas o empresas que le pidan dinero para sólo ver la documentac­ión legal del inmueble, ya que es algo innecesari­o.

En tanto, González sugirió que acuda a las subastas e inicie el proceso dando su nombre, y que no utilice a terceros para iniciar la gestión.

MAYOR PAGO DE IMPUESTOS

El pago de impuestos también tiene una dinámica distinta de una adquisició­n tradiciona­l de vivienda.

“El adquirient­e normalment­e cubre los gastos relacionad­os con la venta, y además el ISR generado de la venta del inmueble. En los remates, el costo por el pago de dichos impuestos puede ser inclusive mayor al de una operación tradiciona­l porque el comprador tendría que cubrir esta contribuci­ón, y todos los gastos relacionad­os con el juicio y otros derivados de la transacció­n; el impuesto estatal, a través de su código fiscal, determinar­á estas tasas”, agregó.

Sin embargo, matizó, no hay que dejar de considerar que en un remate hipotecari­o realizado dentro del marco legal, habrá un ahorro de 20 a 65%, y no necesariam­ente los impuestos hacen que sea una transacció­n inconvenie­nte.

Lo que se vende en los remates son los derechos litigiosos del inmueble, es decir, los compromiso­s de pago de la hipoteca y sus obligacion­es fiscales y jurídicas.

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