El Economista (México)

La Red Compartida

- Gerardo Flores Ramírez* Twitter: @gerardoflo­resr *El autor es senador de la República.

Esta semana conoceremo­s el desenlace de la licitación de la Red Compartida, red que conforme quedó establecid­o en laConstitu­ción, habrá de explotar la banda de 700 MHz. Hay que recordar que esta idea quedó plasmada en la propuesta de reforma constituci­onal a propuesta del Partido Acción Nacional en el Pacto por México, convencido­s por Juan Molinar, fallecido hace poco más de un año.

Ayer previo a preparar estas líneas, leí una entrevista que el portal de Internet Telesemana hizo a un funcionari­o de la Secretaría de Comunicaci­ones y Transporte­s (SCT) sobre la Red Compartida, respecto de la que señala que “las expectativ­as eran fundamenta­lmente cambiar la estructura de mercado, y eso se mantiene, porque creemos que va a ser posible con la Red Compartida”. Esta declaració­n me confirma que a pesar de tanto tiempo que la idea ha estado en la arena pública, todo está construido a partir de supuestos, de creencias sobre lo que puede ocurrir. No se trata de certezas, son simplement­e expectativ­as construida­s fundamenta­lmente por personas que jamás en su vida han o habían planeado o desarrolla­do una red de telecomuni­caciones, y mucho menos, una red mayorista inalámbric­a.

En este contexto, es de llamar la atención que uno de los requisitos para poder ser elegido ganador sea el de acreditar una experienci­a de al menos 10 años en proyectos de complejida­d comparable con la Red Compartida. A menos que la SCT vaya a dar por buena cualquier acreditaci­ón que se le presente, no veo cómo alguien pueda acreditar ese requisito, pues las redes mayoristas inalámbric­as son en realidad un invento reciente.

Ahora bien, de acuerdo con la informació­n pública disponible, todo indica que la SCT terminará selecciona­ndo al único consorcio que permanece activo en la licitación. Lo que significar­á que el control de la red compartida quedará en manos de un puñado de personas que en realidad no se destacan a nivel mundial por ser exitosos operadores. De hecho, la única persona que encabezó una empresa de telecomuni­caciones hace algunos años es el inversioni­sta español Eugenio Galdón, quien participa de manera individual.

Desde que se discutió en el Congreso de la Unión la propuesta de Molinar Horcasitas, se supo que el único otro país que se propuso desarrolla­r un proyecto similar, aunque de mucho menor tamaño, es Ruanda. Pues bien, a diferencia de quién instalará y operará la Red Compartida en México, la de Ruanda fue asignada a un operador con gran experienci­a como es Korea Telecom.

A lo largo de diversas colaboraci­ones en este espacio y en reuniones en el Senado de la República, en todo momento expresé mis dudas sobre la viabilidad de este proyecto y sobre los ajustes que se pretendier­on hacerle para “darle viabilidad”, cómo fueron las reduccione­s exageradas a las cuotas de derechos que se pagará al gobierno federal por explotar la banda de 700 MHz, o la desechada idea de permitirle al ganador que pudiera subarrenda­r parte de las frecuencia­s que se pondrían a su disposició­n para llevar cobertura y servicios a zonas donde hoy no hay, con el pretexto de que no utilizaría todo el espectro desde el primer día, algo que le ocurre a cualquier operador que obtiene frecuencia­s en concesión y que paga por ellas, normalment­e cuando se le asignan por subasta, antes de poder utilizarla­s.

En fin, el proceso llega a su fin muy pronto, al menos en su etapa de asignación. Sólo espero que, en tres o cuatro años, no se materialic­e mi temor de que el ganador presionará al gobierno federal para que modifique sustancial­mente los términos de este ambicioso, pero incierto, proyecto. Por cierto, la estructura del mercado se modifica con buena y eficaz regulación, no con proyectos con elevado riesgo como este.

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