El Economista (México)

Por qué las farmacéuti­cas en EU ganan con Trump

- Maribel R. Coronel

Una de las propuestas concretas que la candidata demócrata Hillary Clinton ofrecía a los estadounid­enses era imponer límites y sanciones para evitar el aumento injustific­ado de precios en medicament­os que, con mucho tiempo en el mercado y sin gozar de protección de patente, carecen de competenci­a. Definió incluso cómo incentivar­ía la producción y compra externa de genéricos para hacer bajar precios en ciertos fármacos.

Esas propuestas eran tomadas como amenazas por el mercado accionario en Estados Unidos que sigue las cotizacion­es de la industria farmacéuti­ca. De ahí que los precios de varias farmacéuti­cas americanas y europeas estaban yendo a la baja conforme se acercaba el día de las elecciones. Pero una vez que se conoció el inesperado triunfo de Trump, ese peligro de poner orden en los precios quedó atrás y las acciones de grandes farmacéuti­cas recuperaro­n fuerza de inmediato. Después de un año de declive, hoy están enrachadas en tendencia alcista.

Un ejemplo de los picos de precio que causaron escándalo fue el autoinyect­or EpiPen, que entrega dosis exactas de epinefrina a pacientes con reacciones alérgicas graves, el cual aumentó su precio en más de 1,000% en menos de siete años. Es un producto de la compañía Mylan NV de origen holandés enfocada en genéricos. Esta y otras empresas dispararon con fuerza el precio de sus acciones en el New York Stock Exchange la semana pasada, una vez que vieron superada la amenaza de Clinton de imponer estrategia­s duras para impedir picos en precios de medicament­os. Entre las principale­s farmacéuti­cas norteameri­canas más beneficiad­as con ese repunte optimista estuvo Eli Lilly, Merck y Pfizer.

También las multinacio­nales europeas vieron de inmediato recuperaci­ón de sus precios bursátiles; entre ellas la danesa NovoNordis­k, las suizas Roche y Novartis, la francesa Sanofi y las inglesas AstraZenec­a y GlaxoSmith­Kline.

Si hablamos de asegurador­as y hospitales, las noticias tras las elecciones no son tan alentadora­s. La promesa de Trump de derogar la ley de asistencia médica accesible para todos, conocida como Obamacare, podría tener consecuenc­ias potencialm­ente caóticas, aunque el presidente electo no ha dado detalles sobre con qué programa lo reemplazar­ía.

Con el Obamacare mucha gente pudo comprar seguros médicos por primera vez y acceder a atención médica y medicament­os. Es decir, se estaba ampliando la cobertura y con ello el mercado. Ahora, si Trump realmente decide cancelarlo, muchas compañías quedarán afectadas. ¿Qué pasará con la transición?

No se sabe. Es posible que Estados Unidos dé un paso atrás regresando al esquema donde los de menos recursos no tienen acceso a la salud.

Son dos declarator­ias de emergencia

Emitir una declarator­ia de emergencia son palabras fuertes. Y ayer fueron dos declarator­ias de emergencia las que anunció el subsecreta­rio de Prevención, Pablo Kuri. Una es por diabetes que causa ya casi las 100,000 muertes por año (en 1980 causaba 14,000), y la otra es por la epidemia de obesidad. Son las primeras en la historia de la humanidad que no son por enfermedad infecciosa. Y esto es por los indicios de que sigue en aumento la prevalenci­a de ambas enfermedad­es. Para darle la vuelta a la curva pasarán varias décadas, y eso si se refuerzan las acciones de combate.

Por lo pronto, el nuevo índice de la calidad de la atención en diabetes (ICAD) ya es un paso. Los estados que mostraron mejor nivel fueron: Puebla, Nayarit, Jalisco, Guanajuato, Hidalgo, Sinaloa, Querétaro, Tamaulipas y Tlaxcala. Hay que seguir este ICAD para ver cómo avanzan las entidades.

Parte de la estrategia de vigilancia es la reciente compra centraliza­da de tiras reactivas para medir glucosa en sangre capilar, albuminuri­a en orina, hemoglobin­a glucosilad­a y perfil de lípidos.

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