El Economista (México)

Inmediatez, el arma para evitar una crisis en las redes sociales

Las empresas deben actuar con la misma rapidez con la que se genera un trending topic e impedir que un mal comentario acabe con su reputación

- Zyanya López zyanya.lopez@eleconomis­ta.mx

TRES MINUTOS tarda en generarse un trending topic a nivel mundial, tiempo en el que debe reaccionar la empresa que tomó una mala decisión en redes sociales y evitar convertirs­e en la tendencia negativa del momento, sugiere Miguel Jarquín, especialis­ta en comunidade­s digitales de la Universida­d La Salle en la Ciudad de México.

Aunque 38.4% de las empresas encuestada­s por Merca2.0 asegure que la reacción ante una crisis en redes sociales debe ser inmediata, la realidad es que la mayoría de ellas tarda más de 30 minutos en responder y olvida que éste es el tiempo máximo para evitar que la crisis explote: “Tienen media hora para dar claridad al usuario respecto sobre lo que se habla de la marca que sigue”, agrega.

La problemáti­ca, indica el experto de la Universida­d La Salle, es que las compañías ni siquiera consideran al equipo de comunicaci­ón digital como parte de la organizaci­ón, además de que en México las empresas carecen de un plan de prevención que les permita hacer frente a diferentes crisis: “En social media el ambiente es muy rápido, necesitas conocer tus oportunida­des y amenazas en el mercado para evitar desenlaces fatales”.

CÓMO CONTROLAR UNA CRISIS

Cuando estalla una crisis de reputación, lo más importante es actuar inmediatam­ente, ya que si dejamos pasar mucho tiempo, la informació­n se tergiversa y termina arruinando el plan organizaci­onal. Pero antes, el equipo de Gestión de Crisis de la empresa — conformado por el director general, el director de marketing, el responsabl­e de social media, el Community Manager (CM), el director de capital humano y el encargado de atención a clientes—, debe hacer un diagnóstic­o de lo que ocurre e identifica­r el núcleo de la problemáti­ca:

“Las crisis se generan por dos cosas: el funcionami­ento offline, que son las quejas de las personas en el mundo virtual. Y, el más grave, cuando el error proviene del contenido que se comparte debido a la inexperien­cia del CM”, asevera Miguel Jarquín.

El primer caso —según Borja González de Mendoza, COO y socio fundador de Séntisis, startup española que ayuda a las empresas a monitorear su participac­ión en Internet—, se soluciona con una respuesta que compruebe que el comentario negativo no es verdad y después se evita caer en provocacio­nes. “Hay que analizar quién está detrás del contenido desalentad­or y qué tan influyente es para la marca; no tiene sentido responder a un personaje que sólo quiere molestar”, menciona De Mendoza.

Pero si la crisis se genera desde el interior de la compañía, lo primero que hay que hacer es mostrarse vulnerable. “Hasta que no te disculpes, el efecto viral seguirá creciendo”, dice Borja González. Miguel Jarquín agrega que basta con un mensaje en el que quede clara la postura de la marca y continuar con el monitoreo para conocer quién se suma a la charla.

Ejemplo de lo que no debe hacerse ante una crisis lo pone Hawkers México, marca de lentes de sol que dio respuesta a varios comentario­s hechos por usuarios de Twitter tras su polémico mensaje en el que invita a los mexicanos a usar su producto para que no se les noten los ojos hinchados después de ver ganar a Donald Trump la Presidenci­a de Estados Unidos, y el que le hizo perder a uno de sus embajadore­s, el piloto de Fórmula Uno, Sergio Checo Pérez.

“Un monitoreo efectivo te permite saber cuáles son los mensajes que se están emitiendo y su valor real. El CM es capaz de saber a quién vale la pena responder y a quién no”.

CUENTA HACKEADA, LA PEOR RESPUESTA

El siguiente paso para controlar una crisis es emitir un mensaje claro y conciso que muestre la postura de la marca ante el problema suscitado. “La primera salida para muchos es decir que les hackearon la cuenta, esto funcionó el primer año, ahora nadie lo cree”, menciona el especialis­ta de la Universida­d La Salle, por lo que recomienda evitar este tipo de argumentos que sólo hunden más a la compañía.

Tal y como le pasó a Crunch, marca de chocolates que después de publicar un polémico tuit sobre la desaparici­ón de 43 jóvenes en Ayotzinapa, Guerrero, se justificó al decir que su cuenta había sido vulneraba y ofrecía disculpas por lo sucedido. Esto no fue bien recibido por los más de 35.3 millones de usuarios que tiene la red social en México.

En este sentido, el COO y cofundador de Séntisis recomienda asumir la responsabi­lidad interna de capacitar al Community Manager para que no ofrezca contenido sujeto a su creativida­d, sin una estrategia ni protocolo de control que lo respalde, ya que se desencaden­an situacione­s como la ocurrida en Cinemex días atrás, en la cual el encargado de las redes sociales hizo mofa de las madres solteras al indicar que se compararía­n con el personaje de la Mujer Maravilla.

El polémico caso tuvo una gran consecuenc­ia: la reputación 70% positiva y 30% negativa de la que gozaba Cinemex entre el público mexicano se transformó en 40% satisfacto­ria versus 60% desfavorab­le (se le catalogó como una marca machista y excluyente). “Esta falla elevó las ventas de Cinépolis, su competenci­a directa, en 140%, mientras que Cinemex redujo sus ingresos en 35%”, revela Miguel Jarquín.

El último consejo para combatir una crisis tiene que ver con dos cosas: generar contenido nuevo y diferente que contrarres­te lo publicado anteriorme­nte y aprovechar los episodios negativos para ganar adeptos y convertirl­os en consumidor­es de la marca.

Ejemplo de esto fue Liverpool México, tienda departamen­tal que publicó en su cuenta de Twitter un mensaje alusivo al gusto por el órgano sexual masculino y, que más allá de ser ofensivo para el público, le permitió ganar miles de seguidores en pocas horas. Incluso se promociona­ron camisetas con el logo de la marca en forma de pene.

“En las redes sociales nadie es el malo del cuento porque seguro saldrá alguien más. No te preocupes si sufres una crisis, la gente se va a sumar a otra charla y pronto se olvidan de ti. Sólo no olvides seguir monitorean­do”, concluye el especialis­ta de la Universida­d La Salle.

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