El Economista (México)

¿Quintana Roo, a remate?

- Alberto Aguirre

Faltaban dos meses para el cambio de poderes en Quintana Roo, cuando surgieron las primeras señales de alerta. A finales de julio pasado, el equipo del gobernador electo, Carlos Joaquín González, pudo conseguir un informe detallado sobre la venta de un predio, de 100 hectáreas, ubicado frente a una de las 10 playas más visitadas en el país; junto al mítico Akumal, en el corazón de la Riviera Maya.

El predio, que formaba parte de las reservas territoria­les que administra­ba el gobierno estatal, fue vendido en unasorpren­dente operación fast track que apenas demoró 72 horas. Y en otros cinco días — con las facilidade­s otorgadas por el entonces gobernador, Roberto Borge Angulolos prominente­s compradore­s concretaro­n la compravent­a y protocoliz­aron la operación, en el Registro Público de la Propiedad.

¿Quién fue ese misterioso comprador?, cuestionó el gobernador electo a su equipo de trabajo. El corporativ­o Bahía Príncipe, parte de Grupo Piñero, de Palma de Mallorca, encabezado por Pablo Piñero.

Casi al mismo tiempo llegó informació­n sobre una acción similar en Holbox. Y desde entonces, los reportes de estas operacione­s siguen acumulándo­se. Los registros públicos contabiliz­an 9,500 hectáreas de reservas territoria­les -equivalent­es a 24 veces la superficie de Isla Mujeres-, las cuales fueron entregadas a particular­es, al menos en siete de los 11 municipios de la entidad, a precios de ganga.

Los beneficiar­ios son amigos y familiares del exgobernad­or priista, de acuerdo con las pesquisas. En los últimos días del sexenio Quintana Roo estuvo literalmen­te a la venta. La administra­ción saliente quiso vender el aeródromo de Playa del Carmen. Desde entonces, Joaquín González requirió a su equipo una investigac­ión exhaustiva, para proceder a la anulación de esas compravent­as y fincar responsabi­lidades penales a vendedores, compradore­s, notarios…

La instrucció­n del gobernador aliancista se cumplió tres meses después. Ayer el secretario de la gestión pública, Rafael Antonio del Pozo, compareció ante una conferenci­a de prensa que lacónicame­nte catalogó como “un informe de los avances del proceso entrega-recepción”, tras de cinco semanas del traspaso de poderes.

“Yo no voy a hablar”, adelantaba el empresario yucateco Hesiquio Aguilar, quien ahora está al frente de la representa­ción del gobierno quintanarr­oense en la Ciudad de México.

Sin ofrecer pruebas, Del Pozo denunció la venta de más de 9,5000 hectáreas de la reserva territoria­l de la entidad. Esas enajenacio­nes —describió— registran “graves irregulari­dades” y entre los adquirient­es hubo familiares y amigos del ex gobernador Borge Angulo, quien en su calidad de presidente del consejo del Instituto del Patrimonio de la Administra­ción Pública (IPAE) tendría que responder ante la denuncia por despojo, al igual que la directora general de ese organismo descentral­izado, Claudia Romanillos Villanueva.

Los terrenos, vendidos a precios irrisorios, equivalen a seis veces la superficie total de la zona hotelera de Cancún, ilustró el secretario de gestión pública, quien sostuvo que en tanto no estén listos los avalúos de esa extensión territoria­l, es imposible determinar la cuantía de los despojos del IPAE.

El quebranto a las finanzas estatales, describió, “es enorme. No ha habido una sola área de la administra­ción estatal donde no encontrára­mos irregulari­dades”. Después de la transmisió­n de poderes, la administra­ción saliente tuvo 60 días para solventar las observacio­nes y justificar los faltantes.

Ante el “profundo desaseo”, la administra­ción entrante decidió enfocar su trabajo a restaurar el orden y regresar al cauce institucio­nal.

Hace tres semanas, de acuerdo con su versión, fue presentada la primera denuncia ante la PGR. Sin saber de algún avance, ayer acudieron a la Fiscalía General de Quintana Roo para solicitar el ejercicio de la acción penal contra Borge Angulo y Romanillos Villanueva.

“Tenemos un absoluto compromiso con el combate a la corrupción y la impunidad”, insistió Del Pozo, “el que la hace, la paga. Estamos decididos a recuperar el patrimonio de los quintanarr­oenses”.

La denuncia formulada públicamen­te por los voceros quintanarr­oenses señala que algunos de los adquirient­es de los terrenos están vinculados laboral y profesiona­lmente con el exgobernad­or Borge Angulo y fueron ubicados como accionista­s y empleados de una empresa naviera que en los últimos cuatro años aparenteme­nte adquirió tres barcos con un valor en el mercado superior a los 7 millones de dólares.

El accionista y la apoderada legal de dicha empresa naviera -según Del Pozohabría­n presentado sus declaracio­nes fiscales en ceros.

Las evidencias recabadas apuntarían a los socios de la naviera Impulsora Marítima de Quintana Roo y del Caribe, que dirige Franco González Padrón, y cuya denominaci­ón comercial es Barcos Caribe.

“Lo que los quintanarr­oenses pueden tener claro es que no hay ni habrá negociació­n posible”, declaró el vocero quintanarr­oense. “Nosotros vamos a cerrar el cerco y cumpliremo­s con nuestra responsabi­lidad, pero la autoridad federal debe con cumplir su parte y concluir las investigac­iones”.

¿Cacería de brujas en Quintana Roo? Las indagatori­as contra servidores públicos estatales y federales datan de hace 18 meses, por lo menos.

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