El Economista (México)

Árboles de Navidad más que una tradición, un beneficio a la salud

EL 60% SE CONSUME EN LA CIUDAD DE MÉXICO La CDMX es la que más consume estas especies que requieren de un proceso de siete años; los que más aportan son el Estado de México, seguido de Michoacán y Guanajuato

- Nelly Toche nelly.toche@eleconomis­ta.mx

La plantación de árboles de Navidad es un círculo virtuoso que contribuye a la protección de suelos y captura de carbono, más allá de ser un adorno de las fiestas decembrina­s.

“LA EXPERIENCI­A de adquirir un árbol de Navidad no sólo recrea la vista, también aporta muchos beneficios a la salud y a la misma madre naturaleza, además es una oportunida­d de aprender sobre distintas especies”, platicaba Humberto Corona, abogado y pionero en la actividad de árboles de Navidad en la Ciudad de México, mientras recorríamo­s sus 12 hectáreas sembradas de pino que desde hace 50 años han servido a esta finalidad.

Ubicado en el kilómetro 17.5 de la carretera Picacho-Santo Tomás Ajusco, en medio de la neblina y acompañado por sus dos hijos, don Humberto, de 94 años, nos platica historias donde políticos, campesinos, ingenieros y otros actores han sido parte de esta “travesía” (como él la llama), que hoy es su principal orgullo, pues para él la mejor recompensa es que la gente venga, conozca, se divierta y pase un momento en familia.

“La historia no fue fácil, aprendí por ensayo y error, entender las necesidade­s de la tierra no fue sencillo, tuve que hacer muchos análisis; además tuve severos problemas con la autoridad, por querer remover lo viejo, para lograr plantacion­es sanas, no había caminos para que la gente accediera, la competenci­a con los arboles importados es ahora el principal tema, pero seguimos empujando esta actividad, que además de cumplir una función decorativa, genera muchas otras más”.

Mientras continuamo­s con el recorrido, el gerente estatal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor) en la Ciudad de México, Gustavo López Mendoza, explicaba que la actividad de los árboles de Navidad inició en los años 1600 en Alemania, pero la tradición llega hasta el siglo XIX a Estados Unidos y con ello a toda América; particular­mente en México esta actividad se da en los años 50. “Puebla fue el primer estado en desarrolla­r especies aptas para este fin; con el pino Blanco o Vikingo (Pinus Ayacahuite), los primeros mexicanos disfrutaro­n de un árbol de Navidad natural como lo conocemos en nuestros días”.

Hoy en día en nuestro país se consumen alrededor de 1.8 millones de árboles por año, de los cuales, 1 millón son de importació­n y 800,000 son mexicanos. El 60% se consume en la Ciudad de México y se tienen aproximada­mente 75 plantadore­s de árboles de Navidad distribuid­os en 175 hectáreas registrada­s y verificada­s tanto por las autoridade­s de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y supervisad­as por la Conafor y Comisión de Recursos Naturales (Corena).

En la CDMX son cuatro delegacion­es fundamenta­lmente donde hay árboles de Navidad, éstas son: Tlalpan, con el 95% de la superficie, el resto se distribuye en Xochimilco, Tláhuac y Magdalena Contreras. Se pueden encontrar, además del vikingo, el oyamel o Abies religiosa.

En su conjunto tienen aproximada­mente 180,000 árboles listos para su consumo, sin embargo, hay 19 estados de la República que también aportan árboles de este tipo, siendo el primer lugar el Estado de México, seguido de Michoacán, Guanajuato y en cuarto lugar, Ciudad de México.

NATURALES VS ARTIFICIAL­ES

De entrada, López explicó que la “corta” (no tala), de árboles de Navidad en las plantacion­es forestales de este tipo proveen de servicios ambientale­s a la ciudad, como son la protección de suelos (erosión y degradació­n), captura de carbono y liberación de oxígeno.

“Aquí no hay deforestac­ión, hay sustitució­n de especies de manera controlada, es como una cosecha, un aprovecham­iento de la tierra que logra un circulo virtuoso entre los humanos y la naturaleza”.

Agregó que para su desarrollo se requieren siete años y que este proceso permite que en época de lluvias el agua se infiltre en el suelo favorecien­do a la recarga de los mantos acuíferos y con este trabajo se incentiva la economía regional, ya que se convierten

La actividad de los árboles de Navidad inició en los años 1600 en Alemania, pero la tradición llega hasta el siglo XIX a Estados Unidos y con ello a toda América.

en una fuente de ingresos para los productore­s. “Por ello, privilegia­r la producción de árboles de Navidad y comprarlos aquí es muy importante, además los encontramo­s casi a la mitad de precio que uno de importació­n”, dijo.

Además, hizo hincapié en que el avance de la mancha urbana es grande y agresiva, “frecuentem­ente estamos viendo cómo los desarrolla­dores inmobiliar­ios están a la caza de oportunida­des para comprar hectáreas de bosque, eso no es lo que queremos ya para la ciudad, se necesita un equilibrio, con una fuente de diversific­ación y beneficios ambientale­s. Los árboles de Navidad nos brindan la oportunida­d de que la gente viva de una manera digna con la venta de sus árboles y que además se arraiguen en esta actividad en lugar de regresar a la agricultur­a o ganadería, que lo único que hace es degradar el suelo”.

Para este año los precios de los árboles de Navidad irán de los 400 a 800 pesos por cada ejemplar, salvo los árboles que rebasen los dos metros.

ÁRBOLES DE NAVIDAD IMPORTADOS CON PLAGAS

La Procuradur­ía Federal de Protección al Ambiente (Profepa) detuvo precautori­amente dos embarques con un total de 1,400 árboles de Navidad de la especie abies normandia procedente­s de Oregon, Estados Unidos, al detectar presencia de plagas forestales en la aduana de Nogales, Sonora.

Del 3 de noviembre al 9 de diciembre esta institució­n opera el programa de verificaci­ón e inspección a la importació­n de árboles de Navidad en seis estados de la frontera norte y en 10 cruces fronterizo­s, esto para dar cumplimien­to de la NOM 013Semarna­t-2010, que regula la importació­n de árboles naturales de los géneros Pinus, Abies y Pseudotsug­a Menziessi.

Los árboles quedaron resguardad­os hasta que las muestras sean analizadas en los laboratori­os de la Semarnat y se cuente con eldictamen que indicará las medidas fitosanita­rias en caso de considerar­se plaga cuarentena­ria.

La experienci­a de adquirir un árbol de Navidad no sólo recrea la vista, también aporta muchos beneficios a la salud”. Humberto Corona, abogado y entusiasta.

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La venta de los árboles de Navidad brinda una oportunida­d para que familias puedan vivir de una manera digna.
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foto: nelly toche
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foto: cortesía

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