El Economista (México)

2 victorias

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en calidad de visitante en nueve partidos logró Pumas durante la temporada regular.

TIGRES TERMINÓ agotado física y emocionalm­ente, luego de 90 minutos de una batalla que tenía controlada, con el rival casi liquidado, pero que concluyó fastidiado por la valentía de los universita­rios y con un empate que no finiquita la eliminator­ia y deja una pequeña ventana de oportunida­d para el equipo de la Universida­d Nacional.

Pumas reaccionó dos ocasiones y rescató el empate 2-2 ante Tigres, en el partido de ida de los cuartos de final del Apertura 2016, una eliminator­ia que parecía perdida para los del Pedregal en los primeros 50 minutos del encuentro, pero el gol de Fidel Martínez les dio una pequeña esperanza, y obligación, de que ganando en Monterrey eliminarán a los norteños.

Los felinos capitalino­s comenzaron con el impulso emotivo de enfrentar en la fase final al tercer equipo de la tabla de clasificac­ión, el único club que fue capaz de ganar en el Estadio Olímpico Universita­rio, pero el factor anímico terminó al minuto siete, cuando Ismael Sosa recibió un pase de André-Pierre Gignac, y quedó solo ante Alejandro Palacios para anotar el primero gol del partido.

Con el tanto, terminó la variante anímica que podía impulsar a los felinos para sacar una ventaja que los colocara en semifinale­s; sin embargo, la calidad del plantel de los Tigres dio un golpe que mandó a los Pumas a recurrir a su única estrategia de juego: jugar por los costados y mandar centros.

Pablo Barrera, el futbolista que más centros mandó en todo el torneo, 90 en total, nunca pudo encontrar a Matías Britos, en la jugada más cercana para vencer a Nahuel Guzmán, el atacante uruguayo estaba en fuera de lugar.

Fue el mismo Barrera el autor del gol del empate, luego de que el árbitro decretara un penal, el cual hizo efectivo el mediocampi­sta para sumar su sexto tanto del torneo.

Ya con la igualdad en el marcador, los Pumas no dejaron de intentar conectar con su atacante mediante los centro desde las bandas. En el centro, Matías Britos peleaba sólo antes los dos centrales de Tigres, Juninho y Hugo Ayala, que no tuvieron problemas en alejar el peligro de sus áreas.

Si el juego fue sorpresivo en un aspecto, fue que mientras los Universita­rios tenían 45 minutos para llevarse una ventaja en el marcador a base de la repetición de centros, y Tigres apostaba al contragolp­e, los anotadores de los dos goles restantes del encuentro fueron jugadores que poco hicieron durante el primer acto.

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