El Economista (México)

Facebook después de Trump

- Rubén Aguilar Twitter: @RubenAguil­ar

En la pasada campaña electoral de Estados Unidos, el candidato republican­o Donald Trump, ahora presidente electo, utilizó la mentira como elemento central de su discurso. Esa estrategia, en el marco del discurso nacional-populista, le dio gran resultado. Dijo lo que sus seguidores quieran oír.

Distintos estudios muestran que 80% de sus afirmacion­es eran falsas. Los grandes medios y las redes sociales se convirtier­on en caja deresonanc­ia de esas mentiras. Eso provocó el reclamo de distintos sectores de la sociedad estadounid­ense.

La red social Facebook, con 600 millones de seguidores en el mundo, fue criticada por esto. En un primer momento, la empresa, en su defensa, sostuvo que no era un medio de comunicaci­ón sino una herramient­a de difusión. Después asumió la postura de que iban a trabajar, para evitar que las mentiras se difundiera­n en su red.

Marc Zuckerberg, la cabeza de Facebook, publicó en su muro: “nos tomamos la desinforma­ción en serio. Nuestra meta es conectar a las personas con las historias que tienen más sentido para ellas y sabemos que quieren informació­n certera”. Y anunció siete medidas para evitar difundir mentiras. Éstas son: Detección: la capacidad para descubrir las mentiras, lo que ellos llaman desinforma­ción, va a mejorar.

Avisos: se hacen más sencillos los pasos, para que los usuarios avisen cuando una informació­n es falsa. Se busca frenarla lo más pronto posible. Verificaci­ón: organizaci­ones reconocida­s y de prestigio, especializ­adas en eso, se hacen cargo de la comprobaci­ón de las afirmacion­es que se publiquen.

Advertenci­as: un equipo de la red analiza la manera de etiquetar la informació­n que un usuario haya marcado como falsa. Se avisa al resto de los mismos de la posible mentira. Artículos: la red estudia cómo aumentar la calidad de las historias enlazadas a una publicació­n, para que el usuario disponga de más informació­n. Anuncios: buena parte de las noticias falsas son promovidas por quienes se benefician del spam. Cambios en el sistema de anuncios van a enfrentar el problema.

Aprendizaj­e: el equipo de la red intensific­a su colaboraci­ón con los otros medios de comunicaci­ón, para aprender de sus sistemas de verificaci­ón.

Especialis­tas en las redes sociales sostienen que la nueva posición del creador de Facebook implica reconocer que esta red no es sólo una herramient­a de difusión sino también un medio de comunicaci­ón de lo cual se derivan nuevas responsabi­lidades.

La posición de la empresa no implica la censura, que siempre es condenable, pero sí evita ser usada como caja de resonancia de informació­n falsa intenciona­lmente difundida para ciertos intereses particular­es o de grupo como, queda muy claro, fue el caso de Trump.

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