Movilidad
En nuestro país, los estrategas han ideado ingeniosas maneras de desalentar el uso de vehículos a motor en beneficio del medio ambiente.
Causan asombro los adelantos para facilitar la movilidad en nuestra muy noble y leal ciudad. ¿A quién agradecemos por tan insólitos avances? ¿Al jefe de Gobierno, a delegados, a directores de obras o a algún achichincle en estrato inferior de la jerarquía? El caso es que los estrategas han ideado ingeniosas maneras de desalentar el uso de vehículos a motor, usted sabe, por el asunto del mal ambiente. Así, con asiduidad viajan al extranjero para conocer y luego adaptar modelos up to date. En seguida algunos ejemplos.
¿Han visitado la tradicional colonia Cuauhtémoc, la de las vías con nombres de ríos? Éstas parecen campos donde las minas recién explotaron, los automovilistas no se arriesgan, los viandantes caminan felices por… ¡banquetas nuevecitas! En Revolución y Patriotismo se han construido magníficas pistas para bicicletas, menos coches circulan pues se les han arrebatado dos carriles, funge como separador una jardinera —con florecitas y ventaja adicional de servir de basurero— que se interrumpe cada 5 metros para dejar paso libre a calles transversales, garajes, hoteles, talleres, etcétera; cuatro veces por semana viajo de El Borrego Viudo a Empresa, en una ocasión me quedé de a seis al contar tres ciclistas en todo el recorrido. En Lomas se cavan enormes boquetes para rellenarlos con material de ínfima calidad, ello garantiza que en poco tiempo las calles volverán a quedar intransitables. ¡Ea!, tengamos una avenida que supere a las más lujosas del mundo y ¡zas!, surge Masaryk con descomunales aceras que reducen espacio a los automotores. Pasma un caso más: la prolongación de banquetas en las esquinas limitándolas con gruesos barrotes de fierro, lográndose con ello dos importantes efectos benéficos, a saber: los peatones atraviesan con absoluta seguridad y los dueños de vehículos prefieren no usarlos para evitar congestionamientos de tránsito y evitar también chocar con los susodichos barrotes. Dentro de un siglo los estudiosos publicarán “De la movilidad y el estado de las calles en la CDMX en la segunda década del siglo XXI”. Conclusión: deplorables, de quinto mundo.
Añadido: el Dr. Mancera promueve entre profesionales del volante el uso de coches híbridos. Cuestan 700,000 pesos, pagar a cinco años. Papi Gobierno pone 45, no cromática ni taxímetro ni copete ni verificaciones ni refrendos ni tenencia ni bandera + circulación diaria + ahorro gasolina. ¡Ganga! Así lo anuncia el confuso folleto propagandístico que me regalaron. A los taxistas les sobra el dinero. Ya veremos.