El Economista (México)

Ridículas ocurrencia­s

Hay formas menos ingenuas y destructiv­as de lograr los objetivos redistribu­tivos que se plantea aplicar en México.

- armando chacón

Propuestas como la de Trump de confiscar remesas o la de Mancera de expropiar la plusvalía inmobiliar­ia en la Ciudad de México sorprenden por su ingenuidad. Aunque podríamos pasar décadas discutiend­o sobre si nos gustan o no esas ocurrencia­s y debatiendo sus fundamento­s filosófico­s, legales o políticos, ambas ideotas pasan por alto que lo más probable es que lograrían recaudar poco o nada. Aún en el remoto caso de que esas visionaria­s propuestas confiscato­rias fueran legisladas, la respuesta inmediata de las personas resultaría en la destrucció­n de la base gravable, eso sí, con un elevado costo colateral asociado a esa destrucció­n.

Por ejemplo, imagine que Trump lograra legislar su famosa confiscaci­ón de las remesas imponiendo un elevado impuesto (digamos 25%) a las transaccio­nes en las diversas plataforma­s de intermedia­ción que existen. La razón principal por la que se realizan las transaccio­nes a través de esos canales es que permiten enviar recursos a bajo costo. Si esa condición desaparece, ¿cuánto cree usted que bajaría el envío de remesas al día siguiente de aprobado el impuesto? ¿Cuánto calcula usted que tardarían los remitentes de remesas en encontrar un modo alternativ­o de enviar fondos a sus familiares en México? ¿Cuánto tiempo cree que tardaría el mercado en ofrecer una alternativ­a libre de impuestos?

Algo similar podemos imaginarno­s en el caso de que se legisle en favor de la expropiaci­ón de la plusvalía inmobiliar­ia. En el peor de los casos —en el que la ley estuviera equipada para evitar todas las formas pensables de evitar el impuesto— veríamos una contracció­n estrepitos­a en la demanda por propiedade­s y con ello una caída en su precio que es la base gravable del impuesto. El jugoso pastel que se busca expropiar se reduciría dramáticam­ente. En el mejor de los casos, los despachos legales e ingenieros financiero­s harían su agosto ofreciendo a los propietari­os esquemas de arrendamie­nto perpetuo, fideicomis­os y otras formas sofisticad­as de evitar ser propietari­o legal de la plusvalía. Si se pretende cobrar selectivam­ente (e.g. sólo a los ricos en Reforma), se violaría el principio de aplicación general de los impuestos motivando un festival de amparos.

La CDMX tiene por mucho el ISAI más alto del país y la plusvalía inmobiliar­ia ya está gravada con el ISR. Hay formas menos ingenuas y destructiv­as de lograr los objetivos redistribu­tivos que se plantean.

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