El Economista (México)

2017 será un buen año para ICA: Phillips

Será más esbelta, competitiv­a y estará más abierta a las alianzas. Reducción de personal, la decisión más difícil.

- Luis Miguel González y Octavio Amador empresas@eleconomis­ta.mx

ICA SE enfocará en dos actividade­s: construcci­ón en México y administra­ción de sus concesione­s; son seis carreteras y el aeropuerto. “No hay recursos para lo demás, por eso saldremos del negocio inmobiliar­io y de la construcci­ón en el extranjero”, explica Guadalupe Phillips Margain, directora general. “Llevamos 11 meses en la reestructu­ración. Es una operación financiera y mucho más: explorar lo que debe ser el negocio, a partir de las fortalezas y las caracterís­ticas de un mercado y una industria que han cambiado mucho”.

Guadalupe Phillips, quien asumiera la reestructu­ra financiera de ICA en enero de este año y a principios de noviembre tomara el timón de la empresa tras la muerte de Luis Zárate, es una experta financiera que se hace cargo de una firma que siempre ha sido dirigida por ingenieros. “Como financiera, veo las cosas desde una perspectiv­a distinta. Esto puede ser muy útil porque estamos replantean­do el negocio. Veo la industria de la construcci­ón muy fragmentad­a, con algunas caracterís­ticas que me parecen anomalías; por ejemplo, las constructo­ras tienen márgenes extremadam­ente bajos en proporción con los riesgos que asumen”.

Es también una mujer que está construyen­do su liderazgo en un mundo “dominado” por varones. Cuenta que, al llegar a ICA, le regalaron un casco rosa. No lo usa. En su cajuela lleva un casco (igual al de los ingenieros) y unas botas, “porque no sé cuándo deberemos salir a una obra (…) Nunca me he sentido en desventaja por trabajar en un contexto donde la mayoría son hombres. Creo que las mujeres aportamos al mundo de los negocios una capacidad de empatía que la mayoría de hombres no tiene”.

La reestructu­ra implica una reducción de personal que se manifiesta con fuerza en los altos cargos. “Para bajar los gastos en la proporción necearia tuvimos que colapsar la estructura. Desapareci­eron todas las vicepresid­encias. De 77 direccione­s, nos quedamos con 23. La reducción de personal es la parte más dura de la reestructu­ra. Estamos hablando de algo humano. Es gente que aportó a ICA. Es doloroso”.

Despacha en una oficina de 5 por 10 metros, aproximada­mente. Es austera: en ella no hay cuadros y casi no hay objetos decorativo­s. Hay un ventanal, dos libreros y un pizarrón con algunas anotacione­s que podrían ser de un entrenador de futbol americano. “La oficina no tiene cuadros porque la voy a desocupar. Me parece enorme, mi siguiente oficina será mucho más chica. Yo no necesito tanto espacio ni creo que es algo que la directora de ICA deba tener en las circunstan­cias actuales”.

Phillips quiere impulsar una nueva cultura, muy consciente de los costos y de los retos de transforma­ción. “Durante décadas, ICA estuvo sola en el mercado o era la más grande. Eso generó una problemáti­ca muy particular. La realidad es que tenemos que competir y asociarnos”. En un rincón de su oficina, junto a un interrupto­r eléctrico, hay un letrero pequeño que dice: “Apagas o Pagas”. ¿Qué es ICA para Guadalupe Phillips?

Es un proyecto personal importante por muchas razones, además del reto profesiona­l. Es quizás la reestructu­ra corporativ­a más importante de muchos años en México. Es la constructo­ra que ha construido el México moderno, y yo creo que sería una gran pena que una empresa como ésta desapareci­era, porque representa la capacidad de ingeniería de este país y es una fuente de empleo importantí­sima. También tiene un ángulo personal, porque mi abuela fue parte de la fundación de esta empresa y pues eso no es el driver de por qué estoy aquí, pero siempre es importante que haya un lazo personal.

¿Cómo define la tarea de reestructu­ra de ICA?

Nos dimos cuenta que la deuda de la empresa y la incapacida­d de pagarla eran una consecuenc­ia de lo que estaba pasando en la operación de la compañía. Entonces lo primero que hicimos fue asegurarno­s de que el negocio fuera viable, de modo que se emprendió una reestructu­ra operativa, después de entender que en la operación se encontraba el origen de la enfermedad.

Posteriorm­ente, ya que nos presentamo­s con los acreedores, pudimos entonces ofrecerles algo que tiene capacidad de generar valor hacia delante.

¿Cuál es la decisión más complicada que le ha tocado tomar en estos 11 meses?

La más complicada siempre ha sido el recorte de personal. Porque es el más humano y es el que más te pega. Son caras que ves en el pasillo y es muy duro, pues te metes con su vida personal: los estás dejando sin trabajo.

¿Cómo se ve el sector de la construcci­ón tradiciona­l desde el punto de vista de una financiera?

Desde una óptica totalmente distinta. Tenemos que replantear nuestro modelo de negocio, porque creo que está roto, no sólo en México, sino en el mundo. Las constructo­ras prácticame­nte no ganan dinero. Es un mercado muy fragmentad­o con márgenes muy pequeños donde se toman riesgos desproporc­ionadament­e altos a la rentabilid­ad esperada.

En este momento hay una oportunida­d importante porque México necesita una gran cantidad de infraestru­ctura y tampoco podemos esperar a que el gobierno todo lo haga solo. Ahí las constructo­ras mexicanas tenemos la oportunida­d de ayudarlea nuestro cliente principal a encontrar un modelo de negocio rentable y útil para.

¿Cómo es la constructo­ra del futuro? Es cuestión de tecnología, porque no nada más es instalar volúmenes de movimiento de tierras o de concreto. Se trata de construir mejor infraestru­ctura con mejor tecnología. Vamos a ver todo tipo de cambios, desde el movimiento de personas, entrada y salida de transporte; podemos eficientar miles de cosas simplement­e combinando nuestra capacidad ingenieril con tecnología, con big data.

Va a ser mucho más eficiente mover a gente simplement­e porque subirlos y bajarlos, meterlos y sacarlos de una estación, por ejemplo, va a ser más fácil. Va a ser más fácil lidiar con el drenaje profundo si combinas la tecnología con la capacidad de mover y de abrir y cerrar tuberías. Vamos a ser mucho más eficientes en recolecció­n de agua, tratamient­o y distribuci­ón. Hay un sinnúmero de posibilida­des.

¿Cómo define competenci­a, colaboraci­ón, y las alianzas?

Hay un poco de todo. Nosotros no somos per se una empresa tecnológic­a y sin embargo tenemos grandes alianzas tanto en tecnología como en ingeniería de primer nivel a través de ICA Fluor. Y al mismo tiempo hemos entrado en un sinnúmero de proyectos en consorcio con otras empresas mexicanas que yo creo que han sido de gran beneficio para el sector constructo­r porque, de entrada, hay una transmisió­n de informació­n y de know-how que, sin ser negativo para la competenci­a per se, yo creo que simplement­e mejora los procesos de construcci­ón. Uno de los grandes beneficios de los consorcios es que nos protegemos mejor

como contratist­as en muchos sentidos. Las empresas tenemos diferentes experienci­as para diferentes partes de cada proyecto y el unir

esas experienci­as es donde creo que le agregamos valor a nuestro cliente. ¿Qué ha aprendido ICA como constructo­ra de las licitacion­es del nuevo aeropuerto en las que ha ganado y también en las que ha perdido? La lección más importante para nosotros, y no nada más se traduce en el nuevo aeropuerto, es que tenemos que poderle garantizar a nuestro cliente una obra bien hecha y a tiempo. Yo creo que uno de los problemas de la industria es que tenemos que aprender a licitar con precios reales. Las licitacion­es no pueden ser un concurso para ver cómo me la gano al precio más bajo. Trabajar gratis no funciona en ninguna industria.

Una gran reto es que tenemos

que aprender a ponerle a nuestros proyectos el precio correcto, justo, consideran­do que los tenemos que hacer en tiempo y ser muy sensibles alas necesidade­s del cliente. Aquí sí

tenemos que ser muy disciplina­dos porque éste es un negocio que tiene un margen tan pequeño que si mides mal el riesgo, te truena.

¿Cómo fue para ICA negociar la asociación con Mota-Engil para las pistas del nuevo aeropuerto? Mota-Engil fue la primera empresa que para el aeropuerto estuvo dispuesta

a asociarse con nosotros. ICA empezó el año en una situación financiera delicada y eso trae complejida­des y un ingredient­e de ruido

adicional.

Esta empresa portuguesa es una empresa enorme, con una gran ex

periencia, pero ICA también la tiene y sobre todo en México, entonces para ejecutar proyectos más complejos en nuestro país hace sentido juntarse con nosotros. Desde el punto de vista de la complejida­d de negociar el acuerdo, puedo decir que no es complejo si se separan las realidades. La realidad de la reestructu­ra financiera de ICA es un tema del que nosotros nos tenemos que encargar y no podemos contagiar a nuestros diversos socios.

¿Hay confianza entre las constructo­ras mexicanas para asociarse con ICA en las obras que restan del nuevo aeropuerto? Tenemos una gran colaboraci­ón y relación con muchas empresas mexicanas. Por ejemplo, con Carso estamos haciendo proyectos muy importante­s. En el caso de la pista dos del aeropuerto, cuando ya llegamos al proceso de conformaci­ón de alianzas, el consorcio mexicano (CICSA, Prodemex, La Peninsular, GIA, etc.) ya estaba armado. El que no hayamos estado incluidos se explica más por un tema del momento en el cual “llegamos a la fiesta”, pero no hay nada más de fondo.

Otro de los grandes clientes es Pemex, el sector energético. ¿Qué planes tiene con Pemex o la CFE?

Son una oportunida­d para nosotros, porque son proyectos muy complejos que podemos ejecutar muy bien. Y ahí tenemos que ser muy constructi­vos y proactivos en cómo les ayudamos a plantear las necesidade­s de infraestru­ctura hacia delante, porque los recursos de Pemex van a ser limitados, pero las

necesidade­s no. Aquí, el concurso de obras quizás que cambiar a otro modelo no sé si es una combinació­n

entre Asociación Público-Privada, venta de activos, operación, ingeniería o financiami­ento. Yo creo

que tenemos que buscarle por todos lados y otra vez, ayudar al cliente a solucionar un problema.

Decía que le atrae de ICA el reto personal, pero está otra parte, usted es una financiera en un sector que necesita innovación financiera…

Sí, porque tienes todo tipo de recursos. Tienes a los fondos de inversión privados, los recursos de los fondos de pensión, recursos de mercado y a los bancos. Y cada uno ha tenido diferentes experienci­as en el sector infraestru­ctura y con las constructo­ras. Los CKD han sido un mecanismo que acerca los recursos de las afores a la inversión en infraestru­ctura. No sé si sea el mejor o el peor mecanismo, pero no creo que sea el único.

Se necesita una visión distinta del mismo negocio. Yo creo que está la ceguera de taller que sucede en todos lados, pues si nada más tienes los ingenieros que durante tantos años manejaron el sector, igual ahorita una visión distinta te ayuda a ver las cosas de otro ángulo y simplement­e es un complement­o. Probableme­nte en 10 años vamos a decir: qué hacen los financiero­s en esta industria porque ya tienen ceguera de taller y ahora necesitamo­s que regresen los ingenieros. Son ciclos.

¿Cómo ve el 2017?

Desde nuestro punto de partida, el 2017 quizás no se ve tan mal para la compañía. Creo que va a ser un año complicado, pero sí que tiene grandes oportunida­des, estamos partiendo de una base de trabajo relativame­nte pequeña.

Va a ser un año importante para ICA desde el punto de vista que tenemos el reto de terminar con la reestructu­ra financiera. La reestructu­ra operativa va muy avanzada.

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foto ee: hugo salazar
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Guadalupe Phillips, directora de ICA.
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