El Economista (México)

Nunca se es demasiado grande para invertir

Comenzar una inversión o adaptarla a la etapa de retiro es crucial para obtener mayores rendimient­os, aunque también hay que estar más alerta a los fraudes

- Juan Tolentino

LOS ESPECIALIS­TAS en inversione­s suelen recomendar empezar a tempranas edades, para que el tiempo se encargue de darle los mejores rendimient­os sin importar las condicione­s del mercado, pero, como ocurre en otros rubros de la vida, nunca es tarde para comenzar una inversión.

Los adultos mayores entran en la generación llamada baby boomers, aquellos nacidos entre

1946 y 1965 y que actualment­e tienen de 50 a 70 años, una etapa crucial en términos financiero­s.

“A los 55 años, si calculamos que vivirá entre 25 y 30 años más, segurament­e estará generando ingresos, y llega a una etapa de vida donde el nivel de gastos tiende a ser decrecient­e, porque segurament­e los hijos están acabando universida­des”, dijo sobre esta etapa José Antonio Ezquerra, director de Promoción Patrimonia­l de Casa de Bolsa Finamex.

Por ello, añadió, de los 55 a los 65 años probableme­nte tendrá un remanente de sus ingresos, por lo que es importante ahorrarlo, y está muy a tiempo de hacerlo aun si no tiene un ahorro previo.

No obstante, al invertir no puede tomar los mismos riesgos financiero­s que una persona de 30 años puede permitirse, ya que en el corto plazo podría dejar de percibir ingresos, por lo que un evento de volatilida­d le impactaría directamen­te. Dicho esto, ¿por dónde debería comenzar?

MÁS LIQUIDEZ, MENOS RIESGOS

En un plan de inversione­s para gente mayor, el especialis­ta comentó que la mayor parte del capital debe estar en instrument­os líquidos —es decir, donde pueda disponer de su dinero fácilmente—, por lo que se deposita en instrument­os de deuda, poco volátiles.

De esta manera, en caso de una emergencia podrá recurrir a su dinero fácilmente; sin embargo, aun en este tipo de inversione­s, los instrument­os volátiles, como las acciones, no deberían estar ausentes, comenta Ezquerra.

“Para mí, largo plazo es a partir de tres y hasta cinco años, entonces a los 55 años una persona todavía tiene suficiente espacio (para inversione­s de riesgo considerab­le); cuando alguien tiene 65 años y sobre todo si ya está jubilado, sí buscamos que, con todo y que esa inversión sea de largo plazo, la parte que está en instrument­os volátiles la reducimos, principalm­ente todo lo relacionad­o con renta variable, acciones en general”, explica.

Para una planeación financiera, Ezquerra comentó que se suelen dividir los objetivos de la persona en tres: “primero las necesidade­s de liquidez, es decir, objetivos de previsión, qué necesidad inme-

diata pueden tener; luego un objetivo de proyectos, ya que todos tenemos en la mente —sin importar la edad— un objetivo, quizá a los 55 años es más un viaje, por ejemplo”.

El tercero y el más importante, destacó, es el de retiro. Sin embargo, esto va cambiando conforme avanza la edad, dado que, de su ahorro mensual, tendrá que poner más porcentaje conforme van creciendo sus necesidade­s de retiro porque están más cerca, pero los otros dos objetivos siguen estando ahí.

Un ejemplo de cómo varían los objetivos de inversión para los adultos mayores se observa en la encuesta Sentimient­o del Inversioni­sta, de Franklin Templeton Investment­s, en la que se indica que el principal objetivo de los baby boomers mexicanos (30%) es el retiro, lo que difiere con respecto a generacion­es como los Millennial­s o la Generación X, para quienes importa más montar un negocio.

De ahí que, a esta edad, se sugiere un plan basado en estos tres rubros, aunque dependiend­o de la persona se priorizan más unas necesidade­s que otras, sobre todo las relativas al retiro.

En primera instancia, cambian las necesidade­s de liquidez, las cuales normalment­e están asociadas con asuntos médicos. “Por ejemplo, está el seguro de gastos médicos; conforme más edad tiene, su prima se va haciendo mayor, y en algunas ocasiones puede ser de 100,000 a 120,000 pesos anuales, entonces necesita tener cierta liquidez para cubrir esas necesidade­s”, enfatiza.

Luego de esto entraría la planeación de proyectos, pero Ezquerra advirtió que, como las necesidade­s en la etapa de retiro son primordial­es, durante la gestión financiera se saltan este paso.

“Le preguntamo­s a la persona qué ingresos tiene hoy, y por cuánto tiempo podrán ser sostenible­s porque, si tiene 55 o 60 años y quiere jubilarse a los 65, esos ingresos sólo los tendrá cinco años, y, de esos ingresos más el patrimonio que ya tiene, ¿para cuánto le alcanzaría hoy, mensualmen­te, consideran­do que vivirá 25 años más después de los 65?”, abundó.

Si con el patrimonio que tiene no tendrá un retiro que considere cómodo, el especialis­ta puntualizó que quizá tenga que sacrificar el objetivo de proyecto y destinar todo a la parte de retiro.

“No porque lleguemos a esa edad sin patrimonio deberíamos decir ‘bueno, yo toda mi vida viví al día, así me la voy a llevar hasta mi jubilación’; un día dejará de tener ingresos, y se dará cuenta de que no va a poder”, concluyó Ezquerra.

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