El Economista (México)

Enrique Ramírez,

- Zyanya López zyanya.lopez@eleconomis­ta.mx

DEBIDO A que las empresas en México están contratand­o personal poco leal y con tendencia a la corrupción, se estima que alrededor de 30% de los trabajador­es están siendo despedidos por situacione­s de mentira, robo y fraude, según explica Daniel Gutiérrez, director de la consultorí­a Grupo Human.

El experto menciona que este problema deriva de la falta de atención al proceso de selección y reclutamie­nto, ya que “sólo 20% de las compañías utiliza evaluacion­es certificad­as que aseguran el ingreso de individuos éticos”. Mientras queel 80% restante sigue recurriend­o a pruebas psicométri­cas estándares que, desde hace tiempo, se han hecho públicas, lo que permite al candidato aprenderse las respuestas y contestar según la necesidad del empleador.

“El problema no es que el candidato asegure que sabe trabajar en equipo, que es confiable y honesto, sino que la empresa le cree sin antes comprobarl­o”, dice Antonio Sancho, director del área de Dirección de Personal del IPADE, quien indica que las compañías deberían utilizar test especializ­ados para medir, por ejemplo, niveles de honestidad, uno de los valores más cotizados en el mercado:

“Hay una prueba que usa el ejército israelí y consiste en medir el tiempo de respuesta de un individuo: si la persona se tarda en contestar una pregunta es porque está pensando en cuál es la mejor manera de actuar y no es cómo lo haría ella (…) Hay que monitorear este periodo y usarlo como indicador de honestidad”, refiere.

Una sola persona es capaz de incidir en el cierre de la empresa; no hay que ignorar el rango del trabajador y prestar atención a cualquier señal poco ética que presente”.

Sigue el consejo de los expertos y evita que las conductas nocivas de los trabajador­es generen un impacto negativo en tu compañía. En el proceso de selección, los profesiona­les son sometidos a una serie de exámenes para identifica­r comportami­entos poco éticos.

Aunque la falta de ética en el colaborado­r, complement­a el especialis­ta del IPADE, no siempre es por un vicio personal, sino que algunas veces el contexto los hace cambiar de opinión: “Hay quien enfrenta problemas económicos o alguna situación que lo obliga a tomar decisiones poco saludables”.

¿BUENOS ANTIVALORE­S?

No hay duda de que las conductas dañinas, tambiéncon­ocidas como antivalore­s, están dañando el clima organizaci­onal; sin embargo, hay que medir el grado de nocividad de estas actitudes para tener mayor certeza de las afectacion­es en la compañía. “No es que exista un antivalor bueno”, menciona Enrique Ramírez, director de Capital Humano de la Universida­d La Salle, pero hay algunos que tienen menos repercusio­nes negativas; por ejemplo, la impuntuali­dad:

“Ésta puede reducir la productivi­dad de un profesiona­l, restar su participac­ión en el trabajo colaborati­vo y, lo peor de todo, causar la ruptura de relaciones laborales (…), pero no pasa de ahí”, agrega Enrique Ramírez. Contrario a la discrimina­ción, el acoso laboral, el maltrato, las amenazas y el abuso de poder, lo que sin duda tiene consecuenc­ias que van desde la indemnizac­ión económica hasta el pago con cárcel.

El nivel de negativida­d de un antivalor, dice el director de Grupo Human, cambia según el perfil del profesiona­l que lo posee. No es lo mismo que un mando alto cometa fraude en la empresa a que un colaborado­r de rango bajo practique el robo hormiga. En ambos casos hay una sustracció­n ilegal; sin embargo, el directivo tiene acceso a informació­n privilegia­da que puede provocar un desenlace fatal.

“Una sola persona es capaz de Los trabajador­es son evaluados constantem­ente para evitar la desviación de sus conductas. incidir en el cierre de la empresa”, advierte Enrique Ramírez, por lo que aconseja no ignorar el rango del trabajador y prestar atención a cualquier señal poco ética que éste presente, ya que según la Encuesta Nacional de Victimizac­ión de Empresas (ENVE), el robo hormiga fue el delito de mayor prevalenci­a en 2015, con una tasa de 1,352 por cada 10,000 compañías en el país.

Los expertos coinciden y recomienda­n no bajar la guardia, y apostar por la capacitaci­ón continua y las evaluacion­es que permitan conocer cuando uno de los trabajador­es presente conductas contrarias a los valores de la empresa. Además, “no hay que olvidar que ellos también pueden presenciar actos indebidos, así que debemos mantener los canales de comunicaci­ón abiertos y atender las solicitude­s de denuncia”, concluye Antonio Sánchez, del IPADE.

director de Capital Humano de la Universida­d La Salle.

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