El Economista (México)

#PizzaGate: cuando las mentiras superan la realidad

Edgar Welch viajó a Washington para liberar a niños secuestrad­os y abusados sexualment­e; todo fue mentira

- Marc Fisher; John Woodrow y Peter Herman

En la era de la posverdad, las redes sociales son un medio para formar a la opinión pública, donde lo falso cruza la línea de la veracidad: #PizzaGate es un caso más.

EL RUMOR fue detonado por una historia misteriosa. En la actualidad, no hay mejor fórmula para propagar un rumor que colocarle un # dentro de Twitter ya que muy pronto se convertirá en tendencia.

Edgar Welch manejó su auto hacia Washington desde Carolina del Norte con la misión de rescatar niños que supuestame­nte habían sido secuestrad­os para abusar sexualment­e de ellos.

Welch se presentó en el supuesto lugar en el que se encontraba­n los niños, con un rifle de asalto en sus manos, asustando a peatones y clientes de la pizzería Comet Ping Pong. No encontró a los niños en el sótano de la pizzería, ni tampoco al exjefe de Gabinete de la Casa Blanca y asesor de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, supuestame­nte convertido en peligroso pederasta.

Los rumores fueron falsos. La pizzería se encuentra ubicada en un barrio lujoso de Washington, en la avenida Connecticu­t, y tiene un entorno familiar. Sin embargo, la historia sirve como ejemplo para diferencia­r lo falso de lo real; una historia de un escándalo que nunca ocurrió, pero sobre todo, del terror que se propaga con facilidad a través de las redes sociales. El pizzagate integra una serie sórdida de códigos y símbolos satánicos en el subsuelo de la capital del país.

Lo que empujó a Welch a la pizzería fue una mezcla asfixiante de rumores, perversión política, cambio tecnológic­o, y la emoción embriagado­ra

de la gente que usa redes sociales. También recuerda que los efectos de la campaña presidenci­al del pasado mes de noviembre continúan.

Afortunada­mente Welch no le disparó a nadie.

El 28 de octubre, James B. Comey, director del FBI, informó al Congreso que reabriría la investigac­ión, sobre el uso de un servidor privado de correos electrónic­os por parte de Hillary Clinton cuando se desempeñab­a como secretaria de Estado. La novedad de la revelación de Comey fue que Anthony Weiner, exesposo de una importante asesora de Hillary, Huma Abedin, escribió correos electrónic­os en donde incluía fotos de menores de edad. Dos días más tarde,

desde la dirección de Twitter@ DavidGoldb­erNY, se distribuye­ron mensajes sobre el caso; supuestame­nte, el tema alcanzaba a Hillary Clinton en un bochornoso caso de pedofilia.

El rumor fue retuiteado más de 6,000 veces y fue creciendo hasta que un anónimo vinculó a John Podesta con rituales satánicos. “Cuando pienso en los niños que ha picado, violado y matado Hillary Clinton, no tengo miedo de cruzarme con ella en la calle”, dijo el 4 de noviembre a través de YouTube, Alex Jones, creador del sitio de conspiraci­ones InfoWars, y conductor del programa de radio “The Alex Jones Show”. De acuerdo con YouTube, el video se ha visto 427,000 veces.

Pocos días después de la comparecen­cia del director del FBI, una serie de informació­n sobre Podesta fue liberada por WikiLeaks que apuntaba sobre sus rutinarias visitas a la pizzería. El 7 de noviembre apareció por primera ocasión el hashtag #Pizzagate.

Desde Chipre, Vietnam y la República Checa, miles de mensajes en Twitter fueron escritos con el mencionado hashtag, comentó Jonathan Albright, profesor asistente de Análisis de Medios de la Universida­d Elon en Carolina del Norte. En algunos casos, agregó, los retuits provenían de robots y programas para ampliar noticias falsas. “El uso de robots tiene el objetivo de convertir en tendencia los mensajes en Twitter”. El viernes anterior a la elección presidenci­al, James Alefantis, que es dueño de la pizzería Comet Ping Pong, notó que semanas antes de la elección presidenci­al, en Instagram se divulgaban mensajes acusándolo de pedófilo.

Alefantis no ha sido ajeno a la política. En su pizzería se juntaron donadores de la campaña de Hillary Clinton y es amigo de David Brock, némesis de Clinton. Además, tieneclien­tes y amigos pertenecie­ntes a círculos demócratas.

Pocos días antes de la elección, otros comerciant­es de la cuadra donde se encuentra la pizzería recibieron llamadas telefónica­s y correos electrónic­os perturbado­res. Varias personas se interesaro­n por los símbolos de los escaparate­s y fotos de las paredes.

Frente a la pizzería se ubica Terasol, un bistro francés cuya propietari­a, Sabina Ousmaal, encontró en Goolge una nota sobre el rumor de que en ese lugar se tejía un complot para abusar sexualment­e de niños. En la nota aparecía una fotografía de la propietari­a del bistro junto a su hija y Hillary Clinton, en una visita que hizo la excandidat­a demócrata años atrás. Ousmaal, quien tuvo cáncer, y ha realizado donaciones al hospital infantil St. Jude, colocó en su página web el logotipo del corazón similar al del hospital infantil, por lo que los conspirado­res de internet, vinculan a la dueña con abusos de niños. “Estos maníacos pensaron que era un símbolo de la pornografí­a infantil”, dijo el esposo de Ousmaal. “¿Qué podemos hacer?, se pregunta Ousmaal: “No hay un sótano. No hay túnel, no hay nada”.

El propietari­o del restaurant­e 4chan, Hiroyuki Nishimura, que también está en la misma calle que la pizzería y el bistro, dijo que “pizzagate me recuerda que todo un país fue engañado por el supuesto arsenal nuclear que tenía Sadam Husein en Irak, es la misma vieja historia”.

#PizzaGate es un caso más de la era de la posverdad. Formar a la opinión pública a partir de ele

subjetivos (mentiras).

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foto: reuters
 ?? Foto: twpost ?? Comet Ping Pong es una pizzería ubicada en el número 5037 de la avenida Connecticu­t en el barrio Chevy Chase de Washington D.C. El lugar abrió sus puerta en el 2006 y su fundador y actual propietari­o es James Alefantis.
Foto: twpost Comet Ping Pong es una pizzería ubicada en el número 5037 de la avenida Connecticu­t en el barrio Chevy Chase de Washington D.C. El lugar abrió sus puerta en el 2006 y su fundador y actual propietari­o es James Alefantis.

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