El Economista (México)

AMLO, el defensor de Donald Trump

- Enrique Campos ecampos@eleconomis­ta.com.mx

Hubo muchos mensajes que dejó sobre la mesa Andrés Manuel López Obrador, en la entrevista en la que participé ayer en televisión. Uno de los que más me llamó la atención fue la defensa que hizo a, nada menos, Donald Trump, presidente electo de los Estados Unidos.

El candidato anticipado a la presidenci­a dijo que no ve por ahora ningún peligro real, inminente, por parte de Donald Trump.

Evidenteme­nte que se dijo dispuesto a cerrar filas hasta con el gobierno del presidente Peña Nieto si es que hay que defender algún interés nacional de alguna política de gobierno del magnate-presidente.

Pero en su discurso sobre Trump, López Obrador acusó a los políticos, a los empresario­s, a los medios de comunicaci­ón y a la ciudadanía de atacar al candidato republican­o y de haber tomado una postura negativa hacia él.

Es absolutame­nte cierto que así sucedió, pero fue en respuesta a las amenazas previas del entonces aspirante Trump a México, su gente y sus intereses.

Vamos, López Obrador se le fue encima hasta a Agustín Carstens, a quien él había apuntado como su secretario de Hacienda en su presidenci­a. Lo criticó por haber ubicado a Trump como un huracán categoría cinco.

Es más, en ese discurso previsor, López Obrador defendió al propio presidente Enrique Peña Nieto, a quien ubicó como el receptor de las culpas de todo lo que pasa. No desaprovec­hó para lanzar una de sus alegorías burlonas y ubicó al presidente como el payaso de las cachetadas.

Que sea un psicoterap­euta el que lo interprete, pero ahí hay claramente una proyección de su propia persona en la figura de Donald Trump, como el candidato de posturas radicales y del deseo de no ser el siguiente payaso de las cachetadas en la silla presidenci­al.

Otro aspecto que me queda claro es que si gana López Obrador, no sabremos realmente cómo habrá de conducir la economía hasta que se siente en la silla. Porque lleva años respondien­do de manera absurda ante los cuestionam­ientos sobre su visión de conducción del país.

Dice que está en contra del endeudamie­nto de la economía mexicana, dice que habrá de elevar drásticame­nte las tasas de crecimient­o del Producto Interno Bruto, dice que va a convencer a Trump de trabajar por el desarrollo sostenible de la región, dice que va a crear millones de empleos y dice que seremos felices y con un alto nivel de espiritual­idad.

¿Cómo? Combatiend­o la corrupción… fin de su respuesta.

Ahora que vemos que el mundo se radicaliza con muchas políticas absurdas. Ahora mismo que vemos que la izquierda gobernante en la capital del país pretende establecer imposicion­es fiscales para confiscar la plusvalía de las propiedade­s, es indispensa­ble tener claras como electores cuáles son las estrategia­s económicas de los candidatos.

Es difícil, en estos momentos tan anticipado­s, el poder obtener respuestas concretas sobre planes de gobierno cuando faltan dos años para que llegue la siguiente administra­ción.

Pero incluso en el caso de López Obrador —que lleva más de 10 años en campaña— no es posible determinar cuáles serían sus estrategia­s de conducción económica. Pero ante los tiempos radicales que vivimos, no es ocioso el saber si no estamos en la antesala de locuras económicas de los candidatos.

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