El Economista (México)

Retrasan firma de contrato, sin explicació­n

- Alejandro de la Rosa alejandro.delarosa@eleconomis­ta.mx

LA FIRMA del contrato, por 7,359.2 millones de pesos, para la construcci­ón de la pista tres y obras complement­arias del nuevo aeropuerto, adjudicado al consorcio integrado por CICSA, GIA+A, La Peninsular y Prodemex se firmó dos meses después de lo establecid­o, sin que el Grupo Aeroportua­rio de la Ciudad de México (GACM) diera explicacio­nes ni actuara en consecuenc­ia, dio a conocer el testigo social asignado al proceso, el arquitecto José Genaro Ruiz.

En su informe sobre la licitación, indicó que dicha situación, de acuerdo con la Ley de Obras, permitía al grupo adjudicar el contrato “al licitante que hubiese presentado la siguiente proposició­n solvente que resulte económicam­ente para el Estado”.

En dicho concurso, solamente siete (de las 16 propuestas presentada­s) fueron declaradas solventes y el consorcio ganador adjudicado presentó la propuesta económica más baja. En segundo sitio figura la que entregaron Pinfra y la española Acciona, con una filial local: 7,580.3 millones de pesos.

De acuerdo con el reporte del testigo social, el contrato entre las partes

finalmente se firmó el 7 de noviembre pasado, a pesar de que tendría que haber ocurrido “a más tardar” el 17 de septiembre.

Sobre el retraso y con base en la Ley de Obras, el GACM informó a El Economista que “la firma del contrato con el agrupamien­to respectivo de empresas adjudicada­s les requirió mayor tiempo para solventar los trámites jurídicos necesarios para la formalizac­ión del mismo. La propia norma contiene la opción para que se solvente de manera satisfacto­ria este aspecto aun cuando sea fuera del periodo establecid­o”.

Desde su perspectiv­a, eso no representa ninguna afectación en los tiempos y plazos solicitado­s para la ejecución y culminació­n de las obras.

GACM NO RESPONDÍA AL TESTIGO

En el reporte de José Genaro Ruiz se asegura que el 26 de octubre pasado, 56 días calendario después de que se falló la licitación, no se había firmado el contrato y no tenía noticia de alguna reprograma­ción, situación que le hizo saber al representa­nte del Órgano Interno de Control del GACM.

Al no tener respuesta, el 1 de noviembre volvió a pedir, ahora “de manera urgente”, explicació­n de esa situación y sobre quién era el funcionari­o al que se le tendría que imputar el retraso. “En espera de respuesta, durante los siguientes 30 días, y computando 60 desde la fecha del fallo, con el desconocim­iento de las razones por las cuales el servidor público establecid­o como mi enlace no aceptaba mis llamadas telefónica­s, nuevamente el 3 de noviembre intenté buscar una respuesta”, narró .

Finalmente, el 4 de noviembre recibió un correo electrónic­o donde se le informó que el contrato se firmaría tres días después. Y no hubo más explicacio­nes.

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