Optimismo petrolero
Se está abriendo un ciclo en que puede usufructuarse el interés de los grandes operadores petroleros del mundo para involucrarse en los proyectos que ofrece México.
Ya estábamos en problemas y parió la abuela”, reza el refrán. Los escándalos y el desplome de los precios del petróleo habían paralizado el crecimiento de la economía mexicana y para rematar sobreviene el triunfo electoral de Trump. Pero de repente, hasta el fondo del túnel se avista un pequeño punto luminoso. En la última ronda de licitaciones para el desarrollo de los campos petroleros de la zona del Golfo se superaron todas las expectativas y el resultado será el primer contrato de asociación estratégica de Pemex con una de las mayores empresas petroleras del mundo.
Desde un punto de vista estrictamente económico, la operación se explica porque en la mente de los expertos hay una perspectiva de precios al alza que harán rentables proyectos de inversión para petróleo caro como seguramente será el de los pozos profundos en el Golfo. Segundo, muy posiblemente, a pesar de Trump, el tipo de cambio depreciado ha hecho más atractiva la inversión extranjera en México. Y además cabe agregar la potencialidad petrolera del lado mexicano de esa zona sobre los yacimientos en el lado estadounidense.
La otra perspectiva es la de la operación petrolera propiamente dicha y, sobre todo, con respecto a las posibilidades que parece abrir. En la última de las licitaciones de ese tipo realizadas para desarrollar campos en el lado de Estados Unidos del Golfo se presentaron tres posturas y en la reciente licitación mexicana que se adjudicó a la gran petrolera BHP Billiton hubo 10 posturas. Y lo más importante son las posibilidades que abre ese panorama de desarrollo tanto para el sector como para Pemex, que atraviesa por una delicada situación financiera.
La clave residirá en que en las licitaciones que vengan se sigan recibiendo posturas favorables y que, de ellas, Petróleos Mexicanos pueda seguir derivando asociaciones de negocios con empresas petroleras de peso mundial. Claramente se está abriendo un ciclo en que puede usufructuarse el interés de los grandes operadores petroleros del mundo para involucrarse en los proyectos petroleros que ofrece México y, de esa manera, también inducir inversiones externas en otros campos de inversión que ofrece el país. Y en particular, que Pemex se encuentre en mejor posibilidad de seguir con su reestructuración financiera y apuntalamiento corporativo. Ojalá y de veras Pemex se convierta en una “major con demostradas capacidades de viabilidad comercial y capacidad de ser socio con los grandes del mundo petrolero”.