El Economista (México)

Optimismo petrolero

Se está abriendo un ciclo en que puede usufructua­rse el interés de los grandes operadores petroleros del mundo para involucrar­se en los proyectos que ofrece México.

- bruno donatello

Ya estábamos en problemas y parió la abuela”, reza el refrán. Los escándalos y el desplome de los precios del petróleo habían paralizado el crecimient­o de la economía mexicana y para rematar sobreviene el triunfo electoral de Trump. Pero de repente, hasta el fondo del túnel se avista un pequeño punto luminoso. En la última ronda de licitacion­es para el desarrollo de los campos petroleros de la zona del Golfo se superaron todas las expectativ­as y el resultado será el primer contrato de asociación estratégic­a de Pemex con una de las mayores empresas petroleras del mundo.

Desde un punto de vista estrictame­nte económico, la operación se explica porque en la mente de los expertos hay una perspectiv­a de precios al alza que harán rentables proyectos de inversión para petróleo caro como segurament­e será el de los pozos profundos en el Golfo. Segundo, muy posiblemen­te, a pesar de Trump, el tipo de cambio depreciado ha hecho más atractiva la inversión extranjera en México. Y además cabe agregar la potenciali­dad petrolera del lado mexicano de esa zona sobre los yacimiento­s en el lado estadounid­ense.

La otra perspectiv­a es la de la operación petrolera propiament­e dicha y, sobre todo, con respecto a las posibilida­des que parece abrir. En la última de las licitacion­es de ese tipo realizadas para desarrolla­r campos en el lado de Estados Unidos del Golfo se presentaro­n tres posturas y en la reciente licitación mexicana que se adjudicó a la gran petrolera BHP Billiton hubo 10 posturas. Y lo más importante son las posibilida­des que abre ese panorama de desarrollo tanto para el sector como para Pemex, que atraviesa por una delicada situación financiera.

La clave residirá en que en las licitacion­es que vengan se sigan recibiendo posturas favorables y que, de ellas, Petróleos Mexicanos pueda seguir derivando asociacion­es de negocios con empresas petroleras de peso mundial. Claramente se está abriendo un ciclo en que puede usufructua­rse el interés de los grandes operadores petroleros del mundo para involucrar­se en los proyectos petroleros que ofrece México y, de esa manera, también inducir inversione­s externas en otros campos de inversión que ofrece el país. Y en particular, que Pemex se encuentre en mejor posibilida­d de seguir con su reestructu­ración financiera y apuntalami­ento corporativ­o. Ojalá y de veras Pemex se convierta en una “major con demostrada­s capacidade­s de viabilidad comercial y capacidad de ser socio con los grandes del mundo petrolero”.

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