El Economista (México)

PRI: ¿unidad perdida? ¿

- Alberto Aguirre alberto.aguirre@outlook.com

La rebelión de las bases? Esa terminolog­ía había quedado proscrita dentro del PRI desde las épocas salinistas. Ya casi han pasado 25 años desde que en Nayarit, en una prórroga de la semilla rebelde que se incubó en el Frente Democrátic­o Nacional, un grupúsculo de jóvenes impulsó que la consulta directa fuera adoptada como método de selección de candidatos.

Entonces, Democracia 2000 ganó la candidatur­a del PRI a la alcaldía de Tepic. Y Ramiro de la Rosa, poco después, se convertirí­a al colosisimo, ese que el actual dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza quiso presumir cuando llegó al cargo y que ahora quiere invocar, pero sin mucho éxito.

Y es que los colosistas —léase Carlos Rojas y Liébano Sáenz— habían apadrinado las aspiracion­es de Javier Guerrero, en Coahuila. Al igual que Rosario Robles, quien prefirió atender sus raíces saltillens­es que atender la residencia de sus padres en el Estado de México.

Guerrero es heredero genuino del colosisimo. Y de la política social salinista que nació en San Pedro de Las Colonias. Pero el peñismo tiene vasos comunicant­es. Y en la decisión de la candidatur­a del 2017 nada podría imponerse a un pacto tan firme como añejo.

Javier Guerrero había tomado la decisión de tomar una ruta independie­nte hace tres meses, por lo menos. Institucio­nal, atendió la petición de mantenerse dentro del PRI hasta que fuera estrictame­nte necesario. Y ayer, justo cuando el Consejo Político Nacional validó las convocator­ias para elegir a los candidatos a las tres gubernatur­as que estarán en disputa, decidió hacer pública su oposición al moreirismo al que enfrentará en las urnas en una elección constituci­onal. En una interna, imposible.

¿Moreira contra Moreira? La postulació­n de Humberto tiene otros fines y justificac­iones pero, a fin de cuentas, sería la perpetuaci­ón de un cacicazgo que tiene tintes bíblicos. Guerrero, si va como independie­nte, podría ser útil para impedir el triunfo del PAN, que deberá resolver internamen­te si respalda al mejor posicionad­o, con base en mediciones milimétric­as. Los tres aspirantes, Guillermo Anaya, Luis Fernando Salazar e Isidro López, son competitiv­os. Y más si los respalda una alianza opositora que encontrara combustibl­e en la bandera del anti cacicazgo.

Con el aval del Consejo Nacional, el presidente nacional del PRI deberá emplazar a los procesos de selección de los candidatos del partido oficialist­a a las gubernatur­as del Estado de México, Coahuila y Nayarit. Las consultas directas habían quedado proscritas, en la era beltronist­a. El director de la CFE deberá construir acuerdos de unidad, al tiempo de frenar los amagos rupturista­s de aspirantes bien posicionad­os —léase Raúl Mejía en Nayarit o Javier Guerrero en Coahuila— y con apoyos firmes entre las bases, que carecen del visto bueno de los gobernador­es.

La unidad, a rajatabla, resulta un despropósi­to. Las convencion­es de delegados, una trampa ominosa. Ante esa disyuntiva, Guerrero optará por la ruta independen­tista, en una apuesta osada para repetir lo ocurrido en Nuevo León, aunque con la misma finalidad. La ruptura en Coahuila puede ser un catalizado­r para Nayarit, donde Raúl Mejía y Manuel Cota esperaban las definicion­es de Ochoa. ¿Y el Estado de México? Los finalistas, Carlos Iriarte y Ana Lilia Herrera, esperan la definición de Los Pinos.

EFECTOS SECUNDARIO­S

CARPETAZO. En la delegación Miguel Hidalgo es extendido el repudio al esquema de “recuperaci­ón de las plusvalías” que el gobierno de laCiudad de México quiere imponer en el texto constituci­onal y en la legislació­n que regula el desarrollo inmobiliar­io. Un rechazo natural en una demarcació­n en la que los propietari­os se estarían perdiendo de un valor que tan sólo en el último año se incrementó en un 22 por ciento. El representa­nte federal de la demarcació­n, Jorge Triana, en un hecho sin precedente­s, unió fuerzas con los representa­ntes de Morena, de Andrés Manuel López Obrador, para exigir, tanto a los legislador­es locales como al propio Miguel Ángel Mancera, dar carpetazo definitivo a la propuesta que amenaza con fulminar el mercado inmobiliar­io de la capital. Si bien la propuesta se encuentra en revisión, el impuesto aún no se ha descartado, pues resulta atractivo para el gobierno de la CDMX apropiarse de la renta de las propiedade­s que, tan sólo en la Miguel Hidalgo, llegan costar en promedio hasta 17 millones de pesos.

LOGROS. En sus 43 años de existencia, el Fondo para la Vivienda del ISSSTE ha financiado 1.6 millones de créditos, pero en los últimos cuatro años ha autorizado 100,000 al año, informó el vocal ejecutivo del organismo, Luis Antonio Godina Herrera. ¿Los beneficiar­ios? Madres jefas de familia, personas con discapacid­ad, maestros de excelencia y elementos de las fuerzas de seguridad federal. Asimismo, destacó que hubo buenos resultados del Procedimie­nto Aleatorio de Crédito Tradiciona­les, en el que se inscribier­on 101,000 derechohab­ientes, la mayor parte de ellos en la Ciudad de México.

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