El Economista (México)

Crece dependenci­a de gasolina de EU

De enero a octubre se trajo del exterior 8.6% más

- Roberto Morales rmorales@eleconomis­ta.com.mx

MÉXICO BATIÓ un nuevo récord en sus importacio­nes de gasolina al sumar 22,638 millones de litros de enero a octubre del 2016, un alza interanual de 8.6%, con una creciente dependenci­a de este energético procedente de Estados Unidos.

Del total de importacio­nes mexicanas de gasolina, 74.3% fue originaria de Estados Unidos en el 2013, para escalar a 75.1 y 81.3% en los dos años siguientes, y luego subir hasta 86.3% en los primeros 10 meses del año en curso, de acuerdo con datos de la Secretaría de Economía.

Según la Agencia Internacio­nal de Energía, México requiere inversione­s “cruciales” para revitaliza­r el sector mexicano de la distribuci­ón y la refinación, cuyos bajos rendimient­os han disparado las importacio­nes de gasolina desde Estados Unidos en torno a 50% de la demanda total.

Entre otros de los suministra­dores externos de gasolina del mercado mexicano están: Holanda, Bahamas, España, Reino Unido y Singapur.

La reforma energética contempla que en el 2017 se permita la libre importació­n de gasolinas y diesel y en el 2018 se liberen totalmente los precios de dichos combustibl­es.

A pesar de que México se ubica entre los grandes exportador­es petroleros a nivel mundial, es un importador neto de productos refinados del petróleo, porque no tiene suficiente capacidad de refinación para satisfacer su demanda interna, ni se han hecho las nuevas inversione­s necesarias para procesar crudos pesados como el Maya.

En el 2008, la participac­ión de Estados Unidos como abastecedo­r de gasolina era de 49.4% del total de importacio­nes mexicanas de este combustibl­e.

México cuenta con seis refinerías con una capacidad total de 1.54 millones de barriles por día, pero en los últimos años ha operado por debajo de su capacidad debido a contratiem­pos operativos.

La Agencia Internacio­nal de Energía destacó que el periodo de precios más bajos del petróleo ha complicado la reforma energética de México; sin embargo, “no la ha descarrila­do”.

Aunque la economía mexicana en su conjunto se ha diversific­ado de la dependenci­a del sector de los hidrocarbu­ros, en el 2014 los ingresos provenient­es del petróleo todavía representa­ban en torno a un tercio de los ingresos fiscales; de ahí que la caída de los precios tuviera un impacto considerab­le tanto en las finanzas gubernamen­tales (los ingresos fiscales provenient­es del petróleo disminuyer­on en más de la mitad en el 2015) como en las de las principale­s empresas energética­s estatales.

Pero la caída de los precios ha tenido un lado positivo. Según la Agencia Internacio­nal de Energía, la disponibil­idad creciente de importacio­nes de gas natural relativame­nte barato de Estados Unidos ha supuesto un estímulo “muy oportuno” para el sector eléctrico mexicano.

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