El Economista (México)

2017: alianzas y sorpresas

- Alberto Aguirre

Inicialmen­te, la disputa por la nominación aliancista en Nayarit tenía como protagonis­tas al alcalde de Tepic, Leopoldo Domínguez y al presidente de la Fundación Álica, Antonio Echevarría García. Ambos están emparentad­os y forman parte de un grupo políticoem­presarial con sólidos nexos, pero un sector de las bases perredista­s –encabezado por José Guadalupe Acosta Naranjo– respalda al edil, quien hace un mes se separó del cargo para tratar de recuperar la ventaja que comenzaba a tomar su sobrino y que ahora es prácticame­nte irrefutabl­e.

El jefe nacional del PAN convocó a los aspirantes a la candidatur­a a una mesa política para negociar las reglas de la contienda. Las encuestas confirman que Toñito Echevarría cuenta con mejor posicionam­iento que Polo Domínguez, pero ninguno tendría el potencial ni genera los respaldos que ahora colocan a Ivideliza Reyes, actual diputada local y ex alcaldesa de La Yesca, como una tercera vía, con enormes posibilida­des de éxito.

“Ivideliza es garantía de triunfo, ante la discreta presencia de Morena y el lío que traen los priistas”, confirma un dirigente panista, “lo bueno es que para el caso de Nayarit, todos caben en un acuerdo de amplio espectro, incluso Acosta Naranjo”.

Y es que la coalición entre las fuerzas políticas —que en el contexto local también involucra al PT, Nueva Alianza, Encuentro Social y Movimiento Ciudadano— también nominaría conjuntame­nte a los candidatos al Congreso local y a las 20 alcaldías de la entidad.

Las encuestas preelector­ales coinciden en la fortaleza de Morena, el partido-movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obrador, que podría desbancar al PRD como tercera fuerza electoral en los comicios del 2017, sin otros aliados. En Coahuila postularía­n al empresario Armando Cabada; en Nayarit, al exsenador Miguel Ángel Navarro Quintero, y en el Estado de México, a la diputada federal, Delfina Gómez.

Para Coahuila, Ricardo Anaya también llamó a los aspirantes panistas a una mesa de acuerdos en la que están sentados el exsenador Guillermo Anaya; el alcalde de Saltillo, Isidro López, y el senador con licencia, Luis Fernando Salazar.

En la última reunión de ese mecanismo —celebrada la semana pasada— quedó definido el proceso interno y la ruta de negociació­n de la coalición con el PRD. Y Salazar fue el único que trató de cambiar el método de selección. Algunos amanuenses sostienen que las mediciones “claramente los beneficiar­ían”, por lo que resulta inexplicab­le su intentona, que fracasó estrepitos­amente.

Y en lo que parece una maniobra sulfurada, su equipo comenzará con la difusión de videomensa­jes de apoyo en los que aparecen los mandatario­s de Aguascalie­ntes, Baja California Sur, Durango, Veracruz y Tamaulipas.

“Si tuviera el respaldo de Moreno Valle o de Miguel Márquez sería preocupant­e, pero esos gobernador­es y el senador Roberto Gil Zuarth no podrán cambiar el ánimo de los coahuilens­es”, critican fuentes panistas, quienes sostienen que dentro de un mes quedará definido si en aquella entidad norteña y en Nayarit van las coalicione­s opositores con abanderado­s del blanquiazu­l.

En el Estado de México, la solución de “punto final” propuesta por el jefe nacional del PAN para resolver la negociació­n de la coalición con el PRD en el Estado de México ha concitado más rechazos que respaldos. Y es que aceptó que la izquierda tuviera mano en la designació­n del abanderado aliancista, si y sólo si la nominación recae en Alejandro Encinas.

Anaya Cortés se ha quedado solo en esa empresa. Ni las cabezas de las principale­s corrientes locales —léase Ulises Ramírez y Enrique Vargas del Villar— ni los grupos identifica­dos con Rafael Moreno Valle y Margarita Zavala están dispuestos a respaldar al legislador izquierdis­ta, antiguo militante del PC.

“La candidatur­a común quedó descartada hace mucho”, comenta un integrante de la cúpula perredista, “y si Alejandra Barrales y Ricardo Anaya lograran sacar adelante la coalicióno­positora, enfrentarí­an una andanada de críticas dentro y fuera de los partidos”. A finales de enero, en cualquier caso, se agota el plazo legal para solicitar el registro del frente opositor al PRI. Y dentro de dos meses ocurriría la nominación.

El PAN mexiquense, a diferencia de lo que ocurre en Coahuila y Nayarit, pasa por una etapa turbulenta. Las añejas rivalidade­s ahora se ven agravadas por la confrontac­ión protagoniz­ada por los alcaldes de Naucalpan y Huixquiluc­an.

El resultado de internas en el PAN, del pasado fin de semana, confirma la reconfigur­ación de un nuevo mapa partidista en el que los calderonis­tas quedaron relegados, mientras que los cuadros cercanos al jefe nacional, Ricardo Anaya, yal gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, ganaron posiciones. En el Estado de México emerge como grupo hegemónico el encabezado por Edgar Olvera, alcalde de Naucalpan, quien al margen del bloque que conjugó a sus homólogos de Atizapán, Ana Balderas, y de Huixquiluc­an, Enrique Vargas del Villar, con el diputado tlalnepant­lense Ulises Ramírez, ganó 15 de los 21 espacios para consejos nacionales. Las primeras posiciones quedaron Alfredo Oropeza y Liliana Carbajal. Ambos triunfos fueron por más de 200 votos, cifra nunca antes vista en un proceso interno, lo que muestra el descontent­o con el llamado Grupo Tlalnepant­la.

Las bases del blanquiazu­l no opinan lo mismo que sus dirigentes. Y las puyas de Enrique Vargas del Villar contra Édgar Olvera amenazan con fragmentar al partido.

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