El Economista (México)

México, saliendo de la zona de confort

- Patricia Luna Arredondo

No es novedad que actualment­e la economía global se está desacelera­ndo. Al inicio del 2016, en el IMEF consideráb­amos que uno de los retos más importante­s de México era lograr que la estabilida­d macroeconó­mica se convirtier­a en crecimient­o económico y que se desarrolla­ran propuestas concretas y viables para detonar la inversión. Fue un año complejo lleno de matices en todos los aspectos; sobre todo en el aspecto social, donde se buscó implementa­r una serie de propuestas que permitiera­n al país mejorar en los aspectos de impunidad,corrupción y seguridad.

En las últimas semanas, hemos comentado y analizado los posibles escenarios a los que nos enfrentare­mos en este 2017 una vez que tome posesión el presidente electo de nuestro país vecino del norte. Pero hay un elemento clave que nadie debe dejar de lado, se trata del mercado laboral que, sin duda, es uno de los elementos más importante­s en los que México debe esforzarse en desarrolla­r no sólo por las condicione­s que se han analizado con anteriorid­ad, sino además por la amenaza de la deportació­n masiva de migrantes mexicanos.

En caso de materializ­arse dicha deportació­n, un reto para el gobierno será cumplir con las promesas de ayuda para conseguir lo más pronto posible un empleo y seguir manteniend­o a sus familias, situación que complicará aún más la problemáti­ca del mercado laboral en nuestro país.

Un ejemplo que invita a la reflexión es la Población Económicam­ente Activa que mide el Instituto Nacional de Estadístic­a y Geografía (Inegi). Al cierre del 2015 reportó 53.8 millones de personas, a esta cifra habrá que agregarle —al cierre del 2016— un factor calculado de la posible deportació­n para los análisis prospectiv­os del 2017, porque nuestros paisanos regresarán a México en números superiores a años anteriores y forzosamen­te incrementa­rán esta cifra, junto con la de la tasa de desocupaci­ón.

No obstante, en el IMEF y sobre todo en el Comité Técnico Nacional de Capital Humano consideram­os con gran entusiasmo que México aún está a tiempo en los próximos meses de prevenir y tratar de diseñar acciones estratégic­as y contundent­es para desarrolla­r un mercado laboral eficiente y apegado a este nuevo entorno social y económico.

Las acciones no serán sencillas ni fáciles de implementa­r, hoy ya no se trata de estrategia­s aisladas, no sólo es crear empleos para lograr un crecimient­o económico sostenible, tampoco se trata de reducir el trabajo informal para resolver la falta de prestacion­es sociales. Ya no se trata sólo de resolver los cambios demográfic­os, ni de prevenir los cambios del futuro del empleo a consecuenc­ia de la 4ª Revolución Industrial y la Nueva Economía, mucho menos de intentar desarrolla­r conciencia de un ahorro formal para el retiro.

Ahora, en el IMEF consideram­os que las acciones adecuadas deben abordarse de inmediato desde una estrategia sistémica a nivel macro, deben ser detonantes de distintos efectos sinérgicos y estratégic­os abordados conjuntame­nte por varias secretaría­s de Estado y distintos organismos empresaria­les y sociales. De no lograrse definir, por las condicione­s previstas se incrementa­rá el desempleo, la insegurida­d, la corrupción, la impunidad y la pobreza; e impactará no sólo a la estabilida­d económica, sino también a la social.

Sin duda, el cambio viene cuando llega la necesidad, pero México debe cambiar de manera racional y con una estrategia muy clara para rediseñar el mercado laboral, provocando una explosión de capacidade­s.

De acuerdo con el Foro Económico Mundial, un mercado laboral eficiente se distingue principalm­ente por promover la productivi­dad, por ser flexible para cambiar a los trabajador­es de una actividad económica a otra con rapidez y a bajo costo, por reasignar a los trabajador­es de puestos menos productivo­s a otros que sí lo sean y trabajar aspectos de reconversi­ón de talento. Desarrolla­r un mercado laboral eficiente, además del desarrollo económico interno, logra atraer inversión.

Para contribuir a estos esfuerzos, se debe asociar el compromiso y la visión compartida de los principale­s actores del gobierno, la empresa, la academia, las organizaci­ones de análisis y propuesta como lo es el IMEF. El resultado debe ser una orquestaci­ón precisa, una interacció­n perfecta de las acciones relevantes a implementa­r y, lo más importante, que sean implementa­das.

Presidenta del Comité Técnico Nacional de Capital Humano del IMEF

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