México, saliendo de la zona de confort
No es novedad que actualmente la economía global se está desacelerando. Al inicio del 2016, en el IMEF considerábamos que uno de los retos más importantes de México era lograr que la estabilidad macroeconómica se convirtiera en crecimiento económico y que se desarrollaran propuestas concretas y viables para detonar la inversión. Fue un año complejo lleno de matices en todos los aspectos; sobre todo en el aspecto social, donde se buscó implementar una serie de propuestas que permitieran al país mejorar en los aspectos de impunidad,corrupción y seguridad.
En las últimas semanas, hemos comentado y analizado los posibles escenarios a los que nos enfrentaremos en este 2017 una vez que tome posesión el presidente electo de nuestro país vecino del norte. Pero hay un elemento clave que nadie debe dejar de lado, se trata del mercado laboral que, sin duda, es uno de los elementos más importantes en los que México debe esforzarse en desarrollar no sólo por las condiciones que se han analizado con anterioridad, sino además por la amenaza de la deportación masiva de migrantes mexicanos.
En caso de materializarse dicha deportación, un reto para el gobierno será cumplir con las promesas de ayuda para conseguir lo más pronto posible un empleo y seguir manteniendo a sus familias, situación que complicará aún más la problemática del mercado laboral en nuestro país.
Un ejemplo que invita a la reflexión es la Población Económicamente Activa que mide el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi). Al cierre del 2015 reportó 53.8 millones de personas, a esta cifra habrá que agregarle —al cierre del 2016— un factor calculado de la posible deportación para los análisis prospectivos del 2017, porque nuestros paisanos regresarán a México en números superiores a años anteriores y forzosamente incrementarán esta cifra, junto con la de la tasa de desocupación.
No obstante, en el IMEF y sobre todo en el Comité Técnico Nacional de Capital Humano consideramos con gran entusiasmo que México aún está a tiempo en los próximos meses de prevenir y tratar de diseñar acciones estratégicas y contundentes para desarrollar un mercado laboral eficiente y apegado a este nuevo entorno social y económico.
Las acciones no serán sencillas ni fáciles de implementar, hoy ya no se trata de estrategias aisladas, no sólo es crear empleos para lograr un crecimiento económico sostenible, tampoco se trata de reducir el trabajo informal para resolver la falta de prestaciones sociales. Ya no se trata sólo de resolver los cambios demográficos, ni de prevenir los cambios del futuro del empleo a consecuencia de la 4ª Revolución Industrial y la Nueva Economía, mucho menos de intentar desarrollar conciencia de un ahorro formal para el retiro.
Ahora, en el IMEF consideramos que las acciones adecuadas deben abordarse de inmediato desde una estrategia sistémica a nivel macro, deben ser detonantes de distintos efectos sinérgicos y estratégicos abordados conjuntamente por varias secretarías de Estado y distintos organismos empresariales y sociales. De no lograrse definir, por las condiciones previstas se incrementará el desempleo, la inseguridad, la corrupción, la impunidad y la pobreza; e impactará no sólo a la estabilidad económica, sino también a la social.
Sin duda, el cambio viene cuando llega la necesidad, pero México debe cambiar de manera racional y con una estrategia muy clara para rediseñar el mercado laboral, provocando una explosión de capacidades.
De acuerdo con el Foro Económico Mundial, un mercado laboral eficiente se distingue principalmente por promover la productividad, por ser flexible para cambiar a los trabajadores de una actividad económica a otra con rapidez y a bajo costo, por reasignar a los trabajadores de puestos menos productivos a otros que sí lo sean y trabajar aspectos de reconversión de talento. Desarrollar un mercado laboral eficiente, además del desarrollo económico interno, logra atraer inversión.
Para contribuir a estos esfuerzos, se debe asociar el compromiso y la visión compartida de los principales actores del gobierno, la empresa, la academia, las organizaciones de análisis y propuesta como lo es el IMEF. El resultado debe ser una orquestación precisa, una interacción perfecta de las acciones relevantes a implementar y, lo más importante, que sean implementadas.
Presidenta del Comité Técnico Nacional de Capital Humano del IMEF