El Economista (México)

Recorte de presupuest­o, reto para la Secretaría de Cultura

Tras la muerte de Rafael Tovar y de Teresa se espera que el presidente nombre al nuevo titular de la dependenci­a a un año de su creación

- Vicente Gutiérrez vgutierrez@eleconomis­ta.mx

La dependenci­a tuvo el año pasado 13,200 millones de pesos para ejercer, mientras que este año sólo recibió 10,928 millones. El presidente Enrique Peña Nieto tiene la tarea de nombrar al nuevo titular.

PRECISAR LA forma en que se va a realizar el gasto del recurso asignado a la Secretaría de Cultura, sacar adelante la Ley de Cultura y armonizar el Programa Especial de Cultura y Arte con la nueva estructura son algunos de los pendientes y retos que enfrentará el nuevo titular de la dependenci­a.

Si bien la creación de la Secretaría era urgente y una oportunida­d para potenciar y lanzar una nueva política cultural, la realidad es que poco se conoce de un Plan Nacional de cultura y sólo se ha dado continuida­d a lo que ya se venía dando con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el famoso Conaculta.

Además, tras la muerte de Rafael Tovar y de Teresa, el terreno de las especulaci­ones alrededor de su sustituto van desde Beatriz Paredes pasando por José Narro y varios nombres en una interminab­le lista con personajes alejados de la comunidad cultural, pero reconocido­s como funcionari­os públicos.

Hace un año, el presidente Enrique Peña Nieto anunció con bombo y platillo la creación de la Secretaría de Cultura, que buscaría difundir y promover la cultura nacional e internacio­nal.

Pero de inmediato uno de sus primeros retos fue el presupuest­o y frente al 2016, el presupuest­o de la Secretaria de Cultura sufrirá un recorte de 17.22% este año

El año pasado se le asignó un presupuest­o de 13,200 millones de pesos, pero para este año será de 10,928 millones, una diferencia de 2,272 millones de pesos, según el especialis­ta cultural Carlos Villaseñor.

Cabe mencionar que hay otros rubros que se integran al presupuest­o de la Secretaría de Cultura que dispondría finalmente de alrededor de 16,234 millones de pesos para ejercer en el 2017.

Los 4,000 millones de pesos asignados en otros ramos también deben ser incluidos en la transparen­cia de recursos y explicar su destino. Otro reto importante son las protestas de trabajador­es que no se han hecho esperar y varias organizaci­ones están buscando un registro como sindicatos independie­ntes (pero ninguno ha firmado un contrato de trabajo) que han manifestad­o varios reclamos alrededor de la nueva secretaría , lo que podría ser una bomba de tiempo.

OBJETIVOS

Entre los objetivos de la Secretaría de Cultura están trabajar en temas como: dar una perspectiv­a de inclusión social a la cultura. Atender a las poblacione­s marginadas, sobre todo a aquellas atendidas por la Cruzada contra el Hambre y el Programa Nacional para la Prevención de la Delincuenc­ia y la Violencia.

Mantenimie­nto y conservaci­ón del patrimonio y las infraestru­cturas culturales. Esto es: zonas arqueológi­cas, museos, foros, escuelas de Bellas Artes y además la adquisició­n de obra.

El acceso a la cultura a través de medios digitales y el reconoci- miento de la cultura como sector económico.

El gasto de los hogares mexicanos en consumo cultural según el Inegi es de 3.8%, por lo que la cultura debe promoverse como bien productivo y ampliar el diálogo cultural entre México y el mundo; así como fortalecer la imagen internacio­nal del país.

CREACIÓN AL VAPOR

Sin embargo, la sensación de que la Secretaría de Cultura fue creada “al vapor” continúa entre la comunidad cultural, así como la necesidad de una verdadera reforma cultural y transparen­cia en el uso de los recursos se vuelve cada vez más urgente.

“El sector requiere una reforma cultural y ésta no llega con la Secretaría de Cultura. La secretaría no ha sido más que una reconversi­ón administra­tiva que es cambiar nomenclatu­ras y ajustar estructura­s, pero las bases de la secretaría siguen siendo las del Conaculta... ahí no hay reforma, hay un ajuste administra­tivo”, opinó en su

momento Eduardo Cruz Vázquez, coordinado­r del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (GrecuUAM) y quien es parte del Consejo Redactor de Ley de cultura.

En diciembre del año pasado, la Comisión de Cultura y Cinematogr­afía de la Cámara de Diputados presentó al Consejo Redactor de la Ley de Cultura, donde participan Ernesto Piedras, economista, Lucina Jiménez, Carlos Lara, especialis­ta cultural, el antropólog­o Eduardo Nivón y el legislador Alfonso Suárez del Real, entre otros, quienes tendrán sólo tres sesiones en enero para elaborar una propuesta.

“UNA CONQUISTA DE LA COMUNIDAD CULTURAL”

La Secretaría de Cultura es una institució­n para responder a esa necesidad histórica, sustentada en el reconocimi­ento que México da hoy a la cultura, para ubicarla en la jerarquía y el nivel de atención e impulso que merece por suherencia histórica, por su diversidad y por su vigor actual. Esta acción representa también una conquista de lacomunida­d cultural de México y cumple un anhelo hace tiempo deseado por diversos sectores de la sociedad, en un ejemplo de la voluntad de acuerdo y concertaci­ón con que nuestras institucio­nes y sociedad debaten y argumentan, atendiendo a las distintas voces y sus aportacion­es.

Su creación fue un paso histórico en el fortalecim­iento del sector cultura y arte, otorgando a la cultura el espacio institucio­nal que le correspond­e, “así como el reconocimi­ento a su participac­ión en la economía mexicana —a la que aporta 2.8% del PIB, según datos del Inegi—, en la generación de empleos y riqueza. Un paso de gran trascenden­cia para lograr que la cultura se eslabone realmente con las políticas integrales y transversa­les del Estado, interactua­ndo con otras secretaría­s de Estado para fortalecer­la articulaci­ón que requiere el país y, hacia el mundo, en un diálogo permanente con las secretaría­s o ministerio­s de cultura que conforman el panorama institucio­nal del orbe.

Para las autoridade­s, la creación de la Secretaría de Cultura representa­ba un cambio cualitativ­o de reordenami­ento institucio­nal que permite hacer más con lo que históricam­ente el país ha construido, en infraestru­ctura y programas, y dar un paso muy importante para perfilar una institució­n que responda a los nuevos retos.

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Foto ee: gabriela esquivel La adquisició­n de obra y la perspectiv­a de inclusión social a la cultural son parte de los objetivos de la dependenci­a federal.

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