La única alternativa será ciudadana
La paciencia de los mexicanos está a punto de agotarse. La desesperación ciudadana puede tener diferentes manifestaciones y desenlaces. Lo último que necesita México es llegar al punto de ebullición económico-social donde la desesperación nos lleve a un intento de revolución, golpe o populismo al estilo venezolano en donde cualquier desenlace sería mucho peor de lo que tenemos. Hoy sabemos que, para bien y para mal, todo es posible.
La noticia sobre el primer gasolinazo del año ha encendido la furia de millones por las consecuencias que tendrá en un alza generalizada de precios. La primera estimación del año es que la inflación podría ser de 5% en los próximos meses.
Esta realidad se suma al ya creciente deterioro de la economía, la gobernabilidad y la confianza de los ciudadanos hacia un sistema político cada día más abusivo, corrupto e incapaz.
El gobierno quiere recaudar más porque no hay dinero que alcance para una clase política que gasta mal, despilfarra y roba, que se aumenta los sueldos mientras la mayoría de la población vive con lo mínimo o menos.
México no está aislado de un escenario global que pinta adverso y cada vez más incierto. La frustración de millones alrededor del mundo está provocando que, a través del voto, ya sea en referéndums o elecciones, los ciudadanos pongan en jaque a las democracias simplemente por ya no creer en ellas.
La crisis de confianza salpica a todos los partidos políticos, incluso a quienes se quieren vender “diferente” como Morena. Los mexicanos que pagamos impuestos seguimos financiando un sistema que nos sale muy caro para los resultados que genera.
A esto hay que agregar que, con el Pacto por México, dejaron de existir los contrapesos, pues todos los partidos se alinearon (vendieron) al gobierno y dejaron de cuestionar (o lo hicieron muy superficialmente) perdiendo cualquier legitimidad y dejando de ser oposición.
Por esto y mucho más, el sistema político mexicano está en caída libre. Es imposible que cualquier solución efectiva venga de quienes han causado, por estupidez, error o complicidad, el escenario tan adverso en el que estamos sumergidos.
Conforme el sistema político mexicano colapsa, nos acercamos al punto en que la única alternativa de cambio real tendrá que ser ciudadana. El 2017 será el año de construirla y consolidarla para que en el 2018 no caigamos en la trampa de tener que elegir lo menos peor, de eso ya tuvimos suficiente. Es hora de unirnos, ser más creativos y hacer que suceda. Todavía estamos a tiempo.